Cambio y fuera

El MINCYT hizo explícito el cambio en la política de ciencia y tecnología, que limitará el crecimiento del CONICET y no permitirá cumplir con las metas planificadas. Mientras se le busca un lugar de trabajo a los investigadores que no ingresaron, el ministro Barañao dice que el presupuesto no le alcanza pero que llegarán más fondos.

Por Bruno Massare  
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Agencia TSS – “La meta es llegar a 14.000 investigadores en el CONICET”, dijo el ministro Lino Barañao en una reunión con periodistas en el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva (MINCYT) de la que participó TSS, un día después de conocerse la decisión del directorio del CONICET de fijar en 450 a las vacantes para ingreso a carrera de investigador, la mitad que en 2015. Esto implica transparentar la decisión de limitar el crecimiento del organismo, que comenzó con el recorte presupuestario y de los ingresos al organismo en 2016, y el incumplimiento de metas fijadas durante su gestión.

El objetivo de mínima del Plan Argentina Innovadora 2020 era llegar a “4,6 investigadores y becarios por cada mil integrantes de la población económicamente activa”, lo que implicaba un crecimiento en la cantidad de investigadores de alrededor del 10% anual hasta 2018, para acercarse a la proporción de los países más desarrollados (actualmente, hay casi tres investigadores cada mil personas). Consultado sobre esto, Barañao dijo que “bueno, uno trabaja con la hipótesis más agradable. Probablemente, no se cumpla esa meta del 4,6 por mil para 2020, entre otras cosas, porque el sector privado no acompañó y la economía no creció al ritmo que estaba previsto”.

Barañao –quien estuvo acompañado por parte de su gabinete y el presidente del CONICET, Alejandro Ceccatto– dijo que “hubiera sido una irresponsabilidad abrir una convocatoria para mil investigadores” –decisión que sí avaló para la convocatoria 2015– , asumió que “hubo un cambio de información brusco en la convocatoria” y apuntó a las universidades “que fueron restringiendo la cantidad de investigadores full time”, al resto de las instituciones del sistema de ciencia y tecnología que “han incorporado solo al 6% de los doctores en el sistema” y al sector empresario, del que descree que inviertan en investigación “porque son un producto de la selección darwiniana y no suelen invertir en esto”, aunque se mostró muy optimista con respecto a las nuevas empresas de base tecnológica.

«A los que quedaron afuera los vamos a reinsertar en otras instituciones, es el compromiso que hemos asumido», dijo Barañao.

Con respecto al recorte presupuestario en ciencia y tecnología, el titular del MINCYT admitió que “el presupuesto aprobado por el Congreso es inferior a lo que teníamos pensado y no alcanza. Pero tenemos el compromiso de recibir fondos adicionales y los tenemos que usar porque se necesitan para financiar subsidios y gastos de operación”.

Macrocefalia

Durante esta semana, el directorio del CONICET votó –con la disidencia de Dora Barrancos, directora del área de Ciencias Sociales– una serie de cambios en la convocatoria a carrera de investigador: sobre un total de 450 vacantes, la mitad corresponde a “temas estratégicos y tecnología” –su proporción creció un 30%– y el resto para “grandes áreas del conocimiento”, lo que usualmente refiere a las ciencias básicas, que de esta manera ven reducida su representación. A diferencia de años anteriores, cuando se trataba de convocatorias diferentes, ahora se establece una ventanilla única para los investigadores locales y aquellos provenientes del exterior.

En este nuevo escenario, las ciencias sociales aparecen como las más perjudicadas, ya que tendrían solo un 25% de la mitad correspondiente a ciencias básicas y dudosa participación en la convocatoria para temas estratégicos y tecnología. Barañao lo negó: “Las ciencias sociales se sienten autoexcluidas de los proyectos estratégicos pero hay temas que las incluyen, como la urbanización de asentamientos, por ejemplo. Eventualmente, podrían tener un 25% de esa mitad”, dijo.

“Esto no es un ajuste, si redujéramos el número de becas –se mantendrá en 11.200– sí sería un ajuste”, se defendió Ceccatto. “Lo que estamos haciendo implica un cambio cultural. Estamos poniendo en línea un sistema que había perdido el sentido común. En su momento, el CONICET necesitaba un crecimiento vigoroso y eso sucedió. Pero ahora estamos en una situación en que, por el peso relativo que tenemos en el Estado nacional, esto es algo ineludible”, sostuvo el titular del organismo.

“Sí, claro que lo sabía, de hecho vengo alertando sobre esto desde hace varios años”, respondió el titular del CONICET cuando se le preguntó si no estaba al tanto de esta situación desde su anterior cargo como secretario de Articulación del MINCYT. “Cuando había más recursos, se pusieron todos en el CONICET, generando una macrocefalia en lugar de alimentar a otros institutos, como el INTA, por ejemplo. Tenemos entre 1.500 y 1.600 doctores que se presentan todos los años, de los cuales son recomendados entre 800 y 900. El CONICET asumía que toda esa gente entraba, pero no se puede crecer indefinidamente. Entonces, lo que buscamos es que se habiliten opciones de ingreso para los investigadores en otras instituciones”, dijo Ceccatto.

«Lo que estamos haciendo implica un cambio cultural. Estamos poniendo en línea un sistema que había perdido el sentido común», sostuvo Ceccatto.

Esas mismas instituciones son las que durante este año deberán absorber a los 498 ingresantes a la carrera de investigación que, el año pasado, tras haber aprobado todas las instancias de evaluación, no pudieron ingresar producto del recorte presupuestario. ¿Hay capacidad y presupuesto en esas instituciones para absorber a semejante cantidad de investigadores?, se le preguntó a los funcionarios.

“A los que quedaron afuera los vamos a reinsertar en otras instituciones, es el compromiso que hemos asumido. La negociación política con los organismos la estamos haciendo nosotros y ya hemos recibido pedidos de algunas instituciones”, dijo Barañao.

Jorge Aguado, subsecretario de Políticas en Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva del MINCYT, detalló la situación de la prórroga de becas para quienes quedaron afuera de la convocatoria pasada y durante la reunión dijo que “es un proceso que llevará todo el año” y que están negociando con universidades e institutos como el INTA, el INTI y el Instituto Nacional de Agua, entre muchos otros.

El conjunto de organizaciones que se agruparon tras la toma del MINCYT en diciembre pasado –representantes de ATE, CONADU, CONADU Histórica, Jóvenes Científicos Precarizados, Científicos y Universitarios Autoconvocados, Ciencia y Técnica Argentina, Becarios Empoderados y la Red Federal de Afectados por los despidos– están organizando diversas movilizaciones en rechazo a las propuestas de trabajo en forma individual a los investigadores afectados y elaboraron un pliego que exige la incorporación a la carrera del investigador de los postulantes recomendados para el ingreso. Para este viernes, Científicos y Universitarios Autoconvocados convocó a un plenario de emergencia, Jóvenes Científicos Precarizados llamó a una asamblea para el próximo 21 de febrero y la Red Federal de Afectados realizará el 1° de marzo una feria de ciencias frente al Congreso Nacional.

El juego de la silla

En julio del año pasado, se publicaron los resultados de las votaciones para integrar el directorio por las Grandes Áreas de Ciencias Exactas y Naturales, y de Ciencias Agrarias, Ingeniería y de los Materiales del CONICET, en las cuales Roberto Salvarezza y Miguel Ángel Laborde fueron elegidos por los investigadores.

Recientemente, se conoció la designación en el directorio de Graciela Ciccia, directora de I+D de Grupo Insud, como representante de la Unión Industrial Argentina (UIA). Sin embargo, la situación de Salvarezza y Laborde sigue sin resolverse.

“Nos estamos acercando a los ocho meses y es una demora que da lugar a una serie de suspicacias y de interpretaciones que estaría bien que el Ministerio saliera a despejar”, le dijo Salvarezza a TSS.

El directorio del CONICET también fue eje de otras jugadas políticas, como la propuesta del ministro de Educación, Esteban Bullrich, de incorporar a rectores de universidades nacionales al directorio, lo que requeriría un decreto de necesidad y urgencia y el visto bueno del Congreso. La idea es apoyada por rectores como el de la Universidad Nacional de Río Negro, Juan Carlos Del Bello –secretario de Ciencia y Técnica durante el gobierno de Carlos Menem y autor del decreto N° 1661/96 que estableció la actual composición del directorio–, quien le dijo a TSS: “Fue una propuesta del ministro Bullrich y nosotros la aceptamos porque consideramos que el interior está subrrepresentado en el CONICET. Creo que esto podría cambiar si la representación de las universidades fuera por las regiones del Consejo Interuniversitario Nacional, por eso reclamamos siete lugares. Si estuviéramos sentados en el directorio, los que primero entran son de las áreas deprimidas del país”.

El conjunto de organizaciones que se agruparon tras la toma del MINCYT, en diciembre pasado, están organizando diversas movilizaciones en rechazo a las propuestas de trabajo en forma individual a los investigadores afectados y elaboraron un pliego que exige la incorporación a la carrera del investigador de los postulantes recomendados para el ingreso.

En la reunión, Barañao dijo que las designaciones de Salvarezza y Laborde se enmarcan en “tiempos normales” y que no hay lugar para otras especulaciones. “No es un plazo que sea marcadamente distinto del general. El trámite de Ciccia empezó en marzo del año pasado y la designación de (Vicente) Macagno demoró un año”. Con respecto a la ampliación del directorio, lo descartó de manera terminante: “No es factible y no está clara la necesidad. Las universidades y el CONICET tienen objetivos distintos, además de que habría que cambiar el reglamento”. Sin embargo, dejó abierta la posibilidad de revisar la gobernanza del CONICET: “Es algo que queremos empezar a discutir este año”.

Los funcionarios del MINCYT adelantaron que, a finales de marzo, presentarán una actualización del Plan Argentina Innovadora 2020, que continuarán con el lanzamiento de los 12 proyectos estratégicos –de los que cuales hasta ahora se presentaron tres– y que se comenzará a trabajar en la formulación del Plan Argentina Innovadora 2030, que aspiran a que sea aprobado por ley y monitoreado por el Congreso.

Mientras tanto, deberán desactivar una situación de precariedad laboral para cientos de investigadores, un probable escenario de fuga de cerebros y un conflicto con la comunidad científica que va camino a profundizarse con las últimas medidas. En un momento de la charla, Barañao dijo haberse inspirado en Albert Einstein acerca de que “los tiempos de crisis son el mejor momento para hacer cambios”.

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