Científicos y becarios se concentraron frente al Ministerio de Ciencia en protesta por las medidas de ajuste del Gobierno en el área de ciencia y tecnología. Fuertes críticas al ministro Lino Barañao y al presidente del CONICET, que justificaron el recorte de presupuesto.
Agencia TSS – “Si hablamos de un recurso abundante pero mal administrado, cuyo beneficio hubiera ido al exterior, todos pensarían que hablamos de YPF. Tal vez con los cerebros la situación era más vergonzosa que con el petróleo, porque exportábamos cerebros en pie”. Las palabras del ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de la Nación (MINCYT), Lino Barañao, durante la presentación del Plan Argentina Innovadora 2020 en el Salón de las Mujeres Argentinas de Casa Rosada, tres años y medio atrás, resuenan con un sabor amargo y paradójico al venir del único ministro que permaneció en su cargo tras el cambio de gobierno, y que justificó el reciente recorte a los ingresos en el CONICET en que ahora hay “un problema inverso, de rebalse, porque los investigadores no se van” y que “no hay ningún país que con un 30 por ciento de pobreza esté aumentando el número de investigadores como lo está haciendo la Argentina”.
El plan presentado por entonces en Casa Rosada por Barañao, junto con la presidenta Cristina Fernández y elaborado por más 300 especialistas, proponía que la inversión en investigación y desarrollo (I+D) alcance el 1,65% del Producto Bruto Interno (PBI), prevía incorporar más infraestructura edilicia y equipamiento, una mayor inserción laboral y profesional de investigadores atendiendo a la equidad de género, capacitar a más docentes para la enseñanza en ciencia y tecnología e incrementar la cantidad de científicos en el sector productivo nacional en un 10 % anual, con la idea de poder equiparar la cantidad de investigadores por habitante a la de los países desarrollados, estimada en ocho investigadores cada mil habitantes o más (en la Argentina hoy hay unos tres investigadores por cada mil habitantes).
En protesta por el recorte y bajo el lema “Ajuste es cientificidio”, investigadores, docentes, estudiantes y becarios se concentraron frente al MINCYT el pasado miércoles 14 de diciembre a las cuatro de la tarde. Más temprano, también habían cortado la intersección de Santa Fe y Godoy Cruz, cerca del Polo Científico, el edificio que alberga al Ministerio y el Conicet. La movilización fue convocada por diversas agrupaciones, como Científicos y Universitarios Autoconvocados (CyUA), Grupo Ciencia y Técnica Argentina (CyTA), CONADU, ATE-CONICET, Becarios empoderados y Jóvenes Científicos Precarizados, entre otras.

Alejandro Ceccatto, presidente del CONICET, también fue funcionario del gobierno anterior: se desempeñó como secretario de Articulación Científico Tecnológica del MINCYT durante el período 2008-2015. De todos modos, asegura que no formó parte de la elaboración del Plan Argentina Innovadora 2020 y siguió el razonamiento del ministro Barañao para justificar que este año ingresarán a la carrera 385 investigadores, un 60 por ciento menos que el año pasado, cuando hubo 943 ingresos: “Debemos entender que estamos hablando no de un recorte, sino de crecer a tasas menores de las que veníamos creciendo, que eran anormales para cualquier sistema científico del mundo”.
“Estamos muy contentos de saber quiénes somos y qué somos, porque parece ser que hoy en día hay ciertos personajes que no saben quiénes fueron y traicionan cotidianamente los principios y valores que nosotros creíamos que tenían”, sostuvo el investigador Alberto Kornblihtt, director del Instituto de Fisiología, Biología Molecular y Neurociencias (IFIBYNE), de la UBA y el CONICET, y miembro de CyTA. “La reducción de los ingresos al CONICET no es solamente un problema de recorte presupuestario, es un plan político que Ceccatto viene fomentando desde el principio de su gestión y es nuestra resistencia la que tiene que frenarlo. Siento vergüenza del presidente del CONICET que tenemos. Ceccatto se tiene que ir”, remarcó.
Juan Pablo Paz, director del Instituto de Física de Buenos Aires (IFIBA–CONICET) y miembro de CyTA, se expresó en el mismo sentido: “es intolerable que el presidente del CONICET describa la institución que dirige como un aguantadero de investigadores que lo único que hacen es publicar papers. Tenemos que defender las conquistas que se han alcanzado en estos últimos 10 años. El ajuste que ha impuesto este gobierno es una hipoteca para el futuro de nuestro país”.
Carolina Mera, directora del Instituto de Investigación Gino Germani (Facultad de Ciencias Sociales, UBA), afirmó que “no es un problema de presupuesto, es un problema ideológico de este modelo de país que no requiere de científicos”. Además, lamentó la frase del ministro que hablaba de un rebalse de científicos, ya que propicia “otra fuga de cerebros, y ahora invitados por quien fue el ministro de un gobierno que construyó este sistema que tenemos que defender hoy”.

Alejandro Grimson, investigador del CONICET y docente de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM), también fue contundente: “Nos sacan la ciencia porque nos quieren sacar el desarrollo autónomo, soberano, y porque nos quieren arrancar la ilusión de una sociedad más justa”.
El investigador Hernán Palermo, de CyUA, enfatizó que “no se trata de un reclamo corporativo, sino que estamos discutiendo el modelo de país que queremos tener. Por eso, estaremos hasta las últimas consecuencias diciendo que no al ajuste en ciencia, tecnología y universidad”. También, hubo reclamos específicos, como en lo que respecta a la cuestión de género, remarcada por la decana de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, Graciela Morgade: “Todo recorte presupuestario afecta en particular a las mujeres. De modo que sumo a esta lucha el reclamo feminista por oportunidades en ciencia y tecnología: no dejemos que se achiquen las carreras porque seguramente se va a traducir en menos mujeres en el sistema científico”.
También llegaron adhesiones de colegas desde otras partes del mundo. El matemático y divulgador Adrián Paenza, en comunicación desde Estados Unidos, resumió el objetivo de la movilización en que “esto es un llamado de atención para aquellos que están diseñando este tipo de políticas públicas que atentan contra el futuro de la Argentina: sepan que nosotros no vamos a dejar que nos avasallen. Nos costó mucho trabajo llegar hasta acá y lo vamos a defender”, aseguró. En tanto, el científico Martín Giurfa, a quien Barañao entregó el premio Raíces en 2013 y que actualmente está radicado en Francia [donde hubo una protesta de científicos frente a la Embajada argentina en París], destacó que “la antinomia entre pobreza y reducción de presupuesto científico es falsa y solo implica condenar al país a más pobreza. El Gobierno apunta a eso, a comprar servicios que deberían ser producidos en el país. La ciencia forma parte de ese sistema y hay que defenderla”.
1 comentarios en “Menos ciencia es más pobreza”-
Mario Gerard
(16/12/2016 - 16:22)Es difícil expresar en pocas palabras la desazón e impotencia que genera , ver debilitar el proyecto de instalar a las ciencias como la herramienta fundamental, para lograr el necesario e imprescindible desarrollo económico y social de la Argentina.