Con un reactor rumbo a Brasil

Con casi un mes de diferencia, la empresa INVAP firmó dos contratos de exportación de tecnología nuclear argentina. Uno fue el muy difundido acuerdo para diseñar y construir un reactor de investigación para Holanda. Con menor trascendencia, a fines de 2017 había sido el turno de la venta de la ingeniería de detalle del Reactor Multipropósito Brasileño.

Por Carlos de la Vega  
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Agencia TSS – La cooperación en materia nuclear entre la Argentina y Brasil probablemente sea una de las más ejemplares del mundo. El corazón de este sistema es la Agencia Brasileño–Argentina de Contabilidad y Control de Materiales Nucleares (ABACC), fundada en 1991. Se trata de un logro que dejó atrás las desconfianzas mutuas y la competencia entre ambos países que habían coqueteado durante la década de 1970 con la idea de usar los desarrollos nucleares propios para dotarse de la bomba atómica con la mente puesta en una disputa estratégica regional.

Aunque en 1980 se inició un proceso de cooperación para el uso pacífico de la energía nuclear por parte de ambas naciones, los recelos recién se superaron a partir de la Declaración de Foz de Iguazú de 1985, en la que los entonces presidentes Raúl Alfonsín y José Sarney expresaron su convicción de que lo nuclear debía desempeñar un rol fundamental en el desarrollo económico y social de las dos naciones.

Veintitrés años después, en 2008, la Argentina y Brasil constituyeron la Comisión Binacional de Energía Nuclear (COBEN), con el propósito de identificar proyectos concretos de cooperación bilateral. Uno de los resultados de ese paso fue el acuerdo de cooperación entre la Comisión Nacional de Energía Atómica de la Argentina (CNEA) y la Comisión Nacional de Energía Nuclear de Brasil (CNEN) sobre el Proyecto de Nuevo Reactor de Investigación Multipropósito suscripto el 31 de enero de 2011. En dicho acuerdo se decidía la construcción de dos reactores similares, uno en cada país, basados en el diseño del OPAL (Open Pool Australian Lightwater), el reactor de investigación que la empresa estatal rionegrina INVAP había construido en Australia en la primera mitad de la década pasada.

En 2013, INVAP fue seleccionada por la CNEN para elaborar la ingeniería básica del denominado Reactor Multipropósito Brasileño (RMB), ya que si bien el modelo de base era el OPAL, había requerimientos específicos de los brasileños que demandaban modificaciones en el diseño. El pasado 21 de diciembre, en el Palacio de Itamaraty, sede del Ministerio de Relaciones Exteriores brasileño, y en presencia de los primeros mandatarios de ambos países, Mauricio Macri y Michel Temer, INVAP firmó un nuevo contrato, esta vez para proveerle a la CNEN la ingeniería de detalle del RMB. La contraparte en el acuerdo fue la Fundación Patria, que gerenciará los fondos destinados al proyecto, una institución conformada por el Municipio de Iperó (San Pablo), donde se construirá el reactor, y la Marina de Brasil.

Frontera nuclear

Tras la firma del acuerdo de 2011, cada uno de los países suscribientes comenzó con las tareas para la construcción de su propio reactor. El argentino se llama RA-10 y está ubicado en el predio que la CNEA tiene en Ezeiza (provincia de Buenos Aires). Su avance ha ido un poco más rápido que el RMB y las obras se encuentran en marcha desde 2016.

Aunque los dos reactores se basan en el diseño del OPAL, un reactor de pileta abierta y agua liviana, la potencia de cada uno será de 30 megawatts (MW), 10 MW más que su par australiano. Además, en el caso del contrato con Brasil, el modo de ejecución del proyecto será diferente a lo hecho en su momento en Australia. El desarrollo y construcción del OPAL fue un contrato llave en mano, mientras que en el caso del RMB la ejecución del proyecto se realiza por etapas.

Render del RMB. Fuente: Sociedade Brasileira de Pesquisa em Materiais.

El costo total del reactor brasileño se calcula en 500 millones de dólares, incluidas todas las instalaciones y laboratorios asociados. El proyecto, en realidad, es todo un complejo científico tecnológico nuevo que deberá estar operativo en seis años y pertenecerá al Instituto de Investigaciones Energéticas y Nucleares (IPEN, por sus siglas en portugués), un organismo de la CNEN. El costo del reactor ronda los 300 millones de dólares y la ingeniería básica y de detalle, a cargo de INVAP, implica cerca de un 15% de ese total.

El contrato por la ingeniería básica fue realizado por INVAP en conjunto con una empresa brasileña designada por la CNEN. En la ingeniería básica se definen las tecnologías que se emplearán en el desarrollo del artefacto pero no se incursiona en las especificaciones que harán posible su efectiva construcción, tarea que queda para la ingeniería de detalle. Esta es la nueva misión encargada a INVAP en el contrato firmado en diciembre último. En esta etapa tendrá como socia a la empresa estatal brasileña Amazonia Azul Tecnologías de Defensa (Amazul), que se ocupará de las partes no nucleares de la ingeniería, que conforman un 30% del total. La firma argentina realizará el 70% restante, que es el grueso del diseño de los elementos propiamente nucleares del reactor.

Para INVAP ambas ingenierías suman casi 800.000 horas de trabajo. La de detalle implica unas 500.000 horas, lo que representa cerca de 130 personas dedicadas a ese contrato en forma exclusiva durante los dos años previstos para su duración. Finalmente, la construcción del RMB estará a cargo de empresas brasileñas, aunque INVAP continuará realizando labores de apoyo y proveerá ciertos componentes.

Consultado por TSS, Héctor Otheguy, presidente de INVAP, explicó que el RA-10 y el RMB “serán reactores muy similares, pero no idénticos. La idea detrás de que lo haga INVAP, y con un diseño muy parecido [para ambos reactores], era que se generara una sinergia que se reflejara en el precio para cada uno de los dos países”, dijo en referencia a que ambas naciones tienen necesidades similares y la elección de una misma tipología de reactor para las dos redundará en importantes ahorros en los costos, cerca de un 20% según algunas estimaciones.

El objetivo del RMB

La principal misión del RMB, pero no la única, será la producción de radioisótopos de uso médico, especialmente el molibdeno 99 (99Mo). En Brasil se hacen alrededor de dos millones de procedimientos médicos anuales empleando radioisótopos y, aunque es un país cuya población quintuplica la Argentina, la tasa de empleo de medicina nuclear por habitante es menor. Actualmente, y a pesar de contar con cuatro reactores de investigación, de los cuales el más antiguo data de 1956 (el IEA-R1), Brasil importa la totalidad de los radioisótopos que emplea en medicina. Sus principales proveedores son la Argentina, Rusia, Francia y Holanda. El problema del aprovisionamiento de estos elementos es mundial e incluso países como Estados Unidos no se autoabastecen. En 2007, la salida de servicio de un reactor canadiense que era el principal suministrador internacional de radioisótopos médicos agravó la situación. En este contexto, “el reactor multipropósito tiene como intención dar autonomía total a Brasil en lo que hace a la producción de radioisótopos aplicables a la medicina y a la industria”, dijo en conversación con TSS desde San Pablo (Brasil) José Augusto Perrotta, coordinador técnico del proyecto RMB por el IPEN.

Otras tareas que se podrán realizar con el RMB son ensayos de nuevos materiales y combustibles para reactores, tanto de investigación como de potencia. Además, se podrán aprovechar los haces de neutrones que generan para el estudio y modificación de ciertos materiales a nivel atómico o molecular. El OPAL, por ejemplo, produce silicio de calidad electrónica a partir de barras de alta pureza de este mineral, las cuales son bombardeadas con neutrones durante unas 48 horas, lo que permite lograr propiedades electromagnéticas que los hacen aptos para la fabricación de semiconductores y otros componentes para la industria electrónica.

Los flujos de neutrones también son necesarios para realizar análisis por activación neutrónica, una técnica muy difundida en Brasil según  explicó Perrotta, de gran utilidad para la determinación de la presencia de cantidades minúsculas de elementos químicos en una muestra, lo que permite lograr resultados positivos imposibles de obtener con otras técnicas. Esta técnica también ofrece la ventaja de que es un tipo de ensayo no destructivo muy apto para análisis forenses, ambientales, de objetos históricos y para controles de calidad industrial.

Asimismo, el IPEN prevé el empleo de su nuevo reactor en tareas de formación, tanto científica como técnica, y como complemento de un nuevo ciclotrón a construirse.

Render del RA-10 (imagen superior) y fotografía del inicio de las obras en Ezeiza (imagen inferior). Fuente: Centro Atómico Bariloche y CNEA.

En la multiplicidad de funciones que pueden cumplir estos reactores, algunas incluso en forma simultánea, se encuentra una de las razones de su complejidad y de lo delicado de su diseño. En este sentido, el OPAL ha demostrado una excelente performance, dice Otheguy. “Ya cumplió más de 10 años, con un uso de más de 300 días al año, las 24 horas y a máxima potencia, lo que no es normal en este tipo de instalaciones, y eso hace que los australianos hablen muy bien de los argentinos en estos temas”, manifestó con orgullo presidente de INVAP.

La elección de INVAP y la integración

El contrato para hacer la ingeniería de detalle del RMB es un reconocimiento al liderazgo regional de INVAP y de la Argentina en el tema nuclear, pero Brasil es un país con una larga tradición y con capacidades propias en este sector, además de ser muy celoso del desarrollo local de las tecnologías estratégicas. ¿Por qué entonces elegir una empresa extranjera como INVAP para desarrollar el RMB?

“Una forma de fortalecer la interacción entre los dos países es usar proyectos semejantes que ya poseen una licencia, casos de ejemplo y una ingeniería”, dijo Perrotta. Además, agregó: “La CNEN no es una empresa de ingeniería, como no lo es tampoco la CNEA. Entonces debemos contratar siempre a empresas para hacer los  proyectos, e INVAP es una empresa exitosa y lo es en esa área”.

Para Otheguy, “tiene un significado geopolítico que la Argentina y Brasil estén trabajando en forma conjunta en el tema nuclear, como también lo hacen en lo espacial. Es una noticia que excede lo estrictamente técnico, o la venta que hace una empresa argentina”, sostuvo.

El desarrollo de lo nuclear como elemento de la mejora de la calidad de vida de la sociedad es para Perrotta uno de los motivos fundamentales de este tipo de emprendimientos.“Está dentro de nuestras funciones como agentes del Estado transformar la ciencia y la tecnología en aplicaciones con beneficios sociales directos”, enfatizó.

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