La naranja atómica

Holanda le adjudicó a INVAP el diseño y construcción de un nuevo reactor nuclear, el Pallas, con diversas aplicaciones en medicina y la industria. La historia de una venta de alta tecnología que comenzó hace 14 años y que se apoyó en otro hito de la empresa rionegrina: la venta del reactor OPAL a Australia.

Por Carlos de la Vega  
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Agencia TSS – El 24 de enero de 2018, en La Haya, Holanda, la empresa estatal rionegrina INVAP firmó el contrato para el diseño y construcción de lo que será el nuevo reactor nuclear holandés para la producción de radioisótopos. El costo total del Pallas aún no está oficialmente determinado porque su ingeniería todavía se encuentra en desarrollo, pero algunas estimaciones de mercado sitúan esa cifra entre los 300 y los 400 millones de euros. El principal rol del Pallas será la producción de molibdeno 99 (99Mo), un radioisótopo muy utilizado en diagnósticos médicos y en algunas terapias, así como en ciertas actividades industriales.

La firma del contrato entre la Fundación Pallas e INVAP, junto con sus asociadas Croonwolter & Dros y Mobilis, repitió otra hazaña de INVAP, cuando hace más de 15 años logró la primer exportación de un reactor nuclear desde un país en vías de desarrollo a otro desarrollado. En esa ocasión el cliente fue Australia y el reactor fue el OPAL, también de producción de radioisótopos e investigación, que se puso en marcha en el año 2006 y hoy es uno de los mejores artefactos en operación en su tipo. Ese antecedente fue fundamental para que se concretara la venta a Holanda. Pero el camino para llegar al contrato del Pallas había comenzado mucho antes.

14 años atrás

En el año 2004, el Nuclear Research and Consultancy Group (NGR), una subsidiaria del Centro de Investigación en Energías de Holanda (ECN), una entidad pública que depende del Ministerio de Asuntos Económicos de Holanda, inició el proceso de selección de un proveedor para un nuevo reactor nuclear de producción de radioisótopos e investigación.

Desde 1961, el NGR opera en Petten –a 50 kilómetros al norte de Amsterdam– el HFR (Reactor de Alto Flujo), que abastece el 70% de los radioisótopos de uso medicinal que emplea Europa y el 30% de los que se consumen a nivel mundial.

INVAP fue una de las empresas que respondió a la convocatoria del año 2004 y el proceso avanzó hasta el año 2009, cuando su oferta fue elegida como la mejor de todas. Sin embargo, la crisis internacional del 2008 dificultó el financiamiento del proyecto y Holanda tuvo que anular la licitación.

A pesar de este traspié, en diciembre del año 2013 se retomó la idea del Pallas pero bajo un nuevo concepto de administración del proyecto. Para ello se creó la Fundación Pallas, financiada por el Ministerio de Asuntos Económicos de Holanda y la Provincia de Noord-Holland, una de las 12 entidades subnacionales en las que se divide este país europeo.

La Fundación Pallas quedó a cargo de la selección del proveedor del reactor y de la participación en su diseño, además de ser la encargada de la obtención de los permisos de construcción y de conseguir el financiamiento en el mercado de capitales para que el reactor se pueda construir.

Lugar del futuro emplazamiento del reactor Pallas en Petten, Holanda. (Fuente: Fundación Pallas).

La segunda licitación del Pallas se abrió en 2015 y se presentaron empresas de cuatro países. Todos los oferentes recibieron una primera especificación de lo que se pretendía del futuro reactor y las presentaciones de las propuestas basadas en estos requerimientos dieron lugar a la preclasificación de los oferentes. Pasaron esta etapa los consorcios liderados por INVAP de Argentina, Technicatome de Francia y la surcoreana KAERI (por Korea Atomic Energy Research Institute).Las dos primeras iban acompañadas de socios holandeses, mientras que KAERI lo hacía junto con otras empresas surcoreanas.

La Fundación Pallas deseaba también tener un rol activo en la definición del diseño del reactor, por lo que se involucró fuertemente en el trabajo de los tres oferentes preclasificados y decidió realizar una pre-licitación, en la que no se exigió que las propuestas cumplieran totalmente con los requisitos establecidos como base del proyecto. De este proceso resultó que ninguna de las tres propuestas se ajustaba exactamente a los requerimientos holandeses, por lo que la Fundación Pallas solicitó a cada consorcio preclasificado que justificara las diferencias con las especificaciones originales y recién luego de esta instancia abrió la licitación final. De esta etapa solo participaron los consorcios liderados por INVAP y Technicatome.

La propuesta del consorcio integrado por INVAP y dos empresas del grupo holandés TBI –Croonwolter & Dros, especializada en ingeniería y montajes electromecánicos, y Mobilis, dedicada a obras de ingeniería civil– resultó la mejor y fue elegida ganadora.

Camino recorrido

Que un país en vías de desarrollo como la Argentina consiga venderle algo tan complejo y sofisticado como un reactor nuclear de última generación a una nación con el nivel de desarrollo que tiene Holanda no es algo común. “Es la confirmación de un camino recorrido durante décadas y de que algo estamos haciendo bien”, le dijo a TSS Vicente Campenni, gerente general de INVAP. Juan Pablo Ordoñez, uno de los dos subgerentes generales de la empresa y uno de los principales responsables de llevar adelante con éxito la licitación del Pallas, agregó: “Es un reconocimiento internacional a lo que hacemos. Es nuestra primera venta importante en el área nuclear a un país europeo, lo que nos abre un mercado nuevo y desde el punto de vista del prestigio es fundamental». Ordoñez destacó también que “lo más importante es que significa trabajo. Dentro del objeto social del estatuto de la empresa está generar puestos de trabajo de alta calificación y este proyecto nos va a permitir ocupar a unas 100 personas en los primeros tres años y a unas 200 en los siguientes cinco”.

TSS también habló con la gerenta de Comunicaciones de la Fundación Pallas, Anneloes Geldermans, quien dijo en comunicación desde Holanda: “Tras varias rondas de ofertas y negociaciones, la combinación de la argentina INVAP y las empresas holandesas de construcción e instalación de TBI ofrecieron la mejor solución. INVAP tiene una amplia experiencia en proyectos nucleares como el reactor OPAL en Australia y ha demostrado ser una empresa altamente capacitada que garantiza la seguridad y la finalización exitosa de los proyectos, al tiempo que cumple con los plazos establecidos y los presupuestos acordados con sus clientes”.

Firma del contrato para el diseño y construcción del Pallas. De derecha a izquierda, sentados: Vicente Campenni, gerente general de INVAP; Hermen Van der Lugt, CEO de Fundación Pallas; Lennart Koek, director de Croonwolter & Dros; y Robert JanFeijen, director de Mobilis. Detrás, de pie, de derecha a izquierda (desde el segundo lugar): Alberto Weretilnek, gobernador de la Provincia de Rio Negro; Jaap Bond, vicegobernador de la provincia de Noord-Holland; Héctor Horacio Salvador, embajador argentino ante los Países Bajos; y Bas van den Dungen, director General de Cuidados Curativos del Ministerio de Salud de Holanda.También estuvo presente Erik Siebers, Ministro de Asuntos Económicos y Política Climática de Holanda. Foto: INVAP.

La venta del Pallas, así como las exportaciones nucleares que INVAP viene protagonizando desde hace más de 30 años, es también el fruto de la política argentina en el sector, de su continuidad a través de décadas y en diferentes gobiernos, y de diversos actores públicos y privados. “Nosotros lo vemos no solo como el resultado de la acción de INVAP –manifestó Campenni–, sino también de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), de todo el sistema científico tecnológico nacional y del Estado”.

Fuentes del mercado estiman que la facturación anual para un reactor como el Pallas por la venta de radioisótopos y otros servicios rondaría los 100 millones de euros. Una parte importante de esos ingresos deberán cubrir los gastos operativos y el resto se destinará a devolver el capital a los inversionistas y a las eventuales ganancias. Esta es la razón por la cual su propio diseño integra el plan de negocios, dado que las alternativas técnicas que se elijan impactarán en el perfil productivo del reactor. No hay que olvidar que el Pallas será financiado mayormente por capitales privados, lo que hace de la ecuación económica de su productividad algo fundamental.

Reactor flexible

Aunque es probable que el Pallas sea un reactor de tipo pileta abierta, como el OPAL, con un tanque reflector de agua pesada, existen otras alternativas en estudio. Entre las cuestiones pendientes de definición está la potencia del reactor, aunque seguramente rondará entre los 20 MW y los 30 MW. Además de la producción de radioisótopos tanto para fines médicos como para ciertas aplicaciones industriales, otro uso que tendrá este reactor será el estudio de las variaciones en las propiedades de materiales cuando son sometidos a radiaciones. “La característica más importante del reactor Pallas es su flexibilidad operativa. El núcleo del reactor se puede configurar de forma muy flexible para la producción de varios isótopos médicos y, por lo tanto, para responder a los mercados cambiantes”, explicó Geldermans.

Para llevar adelante el proyecto del Pallas, INVAP y sus socios holandeses constituirán una nueva empresa, ICHOS, cuya propiedad pertenecerá en un 50% a INVAP y la otra mitad se dividirá en partes iguales entre las dos compañías del grupo TBI.

El proceso de fabricación del reactor demandará alrededor de ocho años: dos para la ingeniería básica y seis para la ingeniería de detalle, la solicitud de los permisos civiles y de la autoridad regulatoria nuclear, y la construcción, aunque algunas etapas se solaparán entre sí.

Para poder presentarse a una licitación de semejante envergadura, INVAP contó con avales del Gobierno de la Provincia de Rio Negro y del Estado nacional. Además de las garantías bancarias por los anticipos que recibirá del cliente y el rendimiento del futuro reactor, que fueron otorgadas por el banco HSBC de Argentina a favor del Banco de Holanda (Dutch Bank), que avala la operación en su país.

El proceso de fabricación del reactor demandará alrededor de ocho años: dos para la ingeniería básica y seis para la ingeniería de detalle, la solicitud de los permisos civiles y de la autoridad regulatoria nuclear, y la construcción, aunque algunas etapas se solaparán entre sí. Para INVAP, el trabajo implicará cerca de 1,5 millones de horas/hombres y la distribución del contrato en términos monetarios será: en la etapa de diseño e ingeniería, de dos tercios para INVAP y un tercio para sus socios; y durante la construcción, el 50% para la empresa rionegrina y la otra mitad para las compañías holandesas.

Al final del proceso, al momento de las habilitaciones y de la puesta en marcha del reactor es muy probable que INVAP contrate a la CNEA por la enorme experiencia que tiene su personal en estas tareas.

La mayor parte de los reactores de investigación y producción de radioisótopos del mundo tienen más de 40 años y están llegado al final de su vida útil, con excepción del OPAL australiano, inaugurado en el año 2006. Esto ha llevado a los países propietarios de esos reactores a iniciar los procesos para adquirir otros nuevos. En la Argentina se está construyendo el RA-10 y Brasil está haciendo lo propio con el RMB (Reactor Multipropósito Brasileño), empleando también tecnología de INVAP.

En muchos de los procesos en marcha para la adquisición de nuevos reactores, INVAP está presente. De confirmarse estos proyectos, sus posibilidades de ganar dichos contratos son significativas. Según Campenni, “generar valor para el país y exportaciones de alto valor agregado a partir del desarrollo tecnológico nacional es un camino muy posible, siempre y cuando se plantee una continuidad en sus diferentes aspectos”.


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