Aprender a programar

UNC++ es una experiencia de enseñanza de la programación con métodos intuitivos originada en la FAMAF que logró reconocimiento internacional. En Córdoba ya creó seis núcleos de cerca de cuarenta docentes cada uno.

 
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Por Carlos de la Vega, para Agencia TSS – Es harto conocida la importancia que tiene la enseñanza en los niveles primario y secundario de las disciplinas “duras”, como la computación, y los problemas que enfrenta la Argentina en este tema. Un grupo de docentes, investigadores y egresados de la Facultad de Matemática, Astronomía, Física y Computación (FAMAF) de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) desarrollaron y aplican herramientas informáticas intuitivas que no requieren de una formación previa en la disciplina para enseñar a niños y adolescentes conceptos de computación a través de la programación de robots.

Luciana Benotti, doctora en computación e investigadora del CONICET, fue una de las fundadoras de UNC++ en 2011. Por entonces nacía la Fundación Sadosky del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva (MINCYT), que comenzó a promocionar la computación en los jóvenes a través de Dale Aceptar, un concurso de diseño de animaciones y videojuegos 3D para adolescentes.

En la Fundación Sadosky observaron que la mayoría de los inscriptos eran varones y, además, un porcentaje significativo abandonaba antes de finalizar la experiencia, lo que llevó a pensar en una alternativa que permitiera aumentar la retención de los participantes y, especialmente, de las mujeres. Así surgió la idea del Chatbot, una plataforma para aprender a programar mediante autómatas de chat que responden a diálogos sencillos.

Es aquí cuando Benotti y UNC++ entraron en escena con el desarrollo de esta plataforma financiada por la Fundación Sadosky y la UNC, que comenzó a ser llevada a escuelas de la ciudad de Córdoba, primero secundarias y luego también primarias, para trabajar con los alumnos. En el camino se había unido al grupo Cecilia Martinez, doctora en Políticas Educativas, docente e investigadora de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la UNC y del CONICET. Posteriormente, se sumarían Emilia Echeveste, de la Facultad de Psicología (UNC); Eduardo Rodríguez y Joseph Cortez Sánchez (analistas en Computación, FAMAF); y Araceli Acosta y Marcos Gómez (licenciados en Ciencias de la Computación, FAMAF).

La llegada de la iniciativa a las escuelas permitió superar una de las clásicas limitaciones de este tipo de programas académicos: su aplicación en escenarios reales. “Si el objetivo era que se enseñara computación en las escuelas teníamos que trabajar con los docentes, una dimensión que en un principio la Fundación Sadosky no contemplaba. Existe el paradigma de que va a llegar una innovación educativa y que las escuelas y sus docentes se van a apropiar de ella. Eso no sucede, por lo que hay que ofrecer condiciones de formación y acompañamiento para que los docentes, o cualquier profesional, se apropien de algo nuevo”, explica Martínez.

El pasado 7 de septiembre, TSS presenció un taller de programación de robots por métodos intuitivos que el equipo de UNC++ realizó con alumnos del Colegio Nacional de Monserrat, un instituto preuniversitario de la UNC que, con sus 329 años de existencia, ostenta la distinción de ser uno de los más antiguos de América Latina.

El equipo de UNC++ inició el taller de programación de robots en el Colegio Nacional de Monserrat con una breve presentación para los alumnos.

El esquema de trabajo normal de UNC++ con las escuelas de la provincia de Córdoba es algo distinto. Los talleres tienen entre 50 y 60 horas de duración a lo largo de un semestre, y se trabaja en primer lugar con los docentes, con quienes se elabora una propuesta pedagógica que posteriormente se traslada al aula. “Al principio íbamos directamente al aula –señala Rodríguez–, pero nos dimos cuenta que íbamos a tener mucho más impacto si primero trabajábamos con los docentes y posteriormente los acompañábamos al aula. Eso fue un cambio en cuanto a la concepción que uno tiene de la capacitación. No solamente capacitamos al docente, sino que se le pide que aplique lo que ha visto en el curso y, además, se lo acompaña y se le ofrece un espacio en el que puede compartir lo que hace con otros docentes”. UNC++ también requiere que se registren en los talleres al menos dos docentes por escuela, para que puedan apoyarse mutuamente a la hora de llevar lo aprendido a su institución de origen.

Giro en la enseñanza

El equipo de UNC++ ganó tres años consecutivos los premios Google para el fomento de la enseñanza de la computación. En tres ocasiones obtuvieron el ComputerScience for High School, orientado al trabajo con docentes; y, en dos oportunidades, también lograron en simultáneo el Google RISE, para el trabajo con adolescentes. Estos galardones implicaron la obtención de financiamiento por 65.000 dólares para las actividades del grupo.

“Además de los fondos económicos, el premio nos permitió hacer crecer el equipo y llegar a más escuelas. Google nos dio acceso a una comunidad internacional en la que pudimos ver que todos están con el mismo problema: todo el mundo está tratando de ver cómo enseñar esto —la computación— a nivel primario y secundario”, explica Benotti. Y agrega: “En todos lados pasó más o menos lo mismo: en los años ochenta se empezó a enseñar programación en las escuelas y luego se dejó de hacer. Después se empezó a enseñar con una visión utilitaria, de cómo emplear software existente —aplicativos de Windows—. Ahora hay una vuelta a nivel mundial. Por ejemplo, en Inglaterra, en 2014, se sacó la materia en la que se enseñaban aplicativos y se la reemplazó por una nueva versión de la enseñanza de la programación”.

Martínez señala que algunos estudios realizados indican que las representaciones que generan en los alumnos la enseñanza de los aplicativos de oficina son negativas, ya que llevan a la identificación de la computación como algo aburrido. Actualmente, se busca retornar a la especificidad de la computación, pero con plataformas más amigables que hace 30 años, cuando se empleaban BASIC y Logo. Hoy se utilizan en la enseñanza plataformas híbridas como Scratch, UNC++ o Alice, que combinan una interfaz didáctica e intuitiva con conceptos centrales de la computación.

Parte del equipo de UNC++ en la FAMAF (UNC) con un par de los robots que se emplean en los talleres de programación. De izq. a der.: Eduardo Rodríguez, Cecilia Martínez y Luciana Benotti.

Aprendizaje con sorpresas

El programa desarrollado por UNC++ para emplear en los talleres se denomina UNC++Duino y, si bien está desarrollado en leguaje Java Script porque opera en un entorno web, los estudiantes pueden programar sobre él en distintos lenguajes, como Python o C. También realizaron una exitosa experiencia en un jardín de infantes , un programa elaborado también por el equipo de UNC++ basado en Blockly, de Google, pero únicamente compuesto de íconos, para que pueda ser usado por niños que no saben leer ni escribir.

Quienes programan con un lenguaje intuitivo compuesto de dibujos de bloques que se desplazan y pegan entre sí pueden ver las sentencias que se generan en el lenguaje de base. Esto facilita el pasaje desde un tipo de lenguaje a otro de manera natural y funciona de manera sorprendente. En los lenguajes de más alto nivel, como el UNC++Duino, el control del robot es limitado por su configuración. Por ejemplo, si uno quiere que el robot avance, lo hace en tramos de 20 centímetros y, posteriormente, se detiene dos segundos, pero no puede desplazarse a una distancia menor o en forma continua. Para lograr eso hace falta un lenguaje más expresivo y entenderlo nace del propio interés del estudiante por controlar mejor su robot. Según los especialistas de UNC++ ha ocurrido que niños de cuarto grado, a quienes se les estaba enseñando con bloques de programación sin emplear lenguajes con sintaxis, comenzaron a explorar en el lenguaje Python de base y descubrieron el concepto de “parámetros” —algo que no se les enseña en estos talleres— a partir de los cuales modificaban el “código” para que el robot pudiera desplazarse como ellos querían.

La experiencia de UNC++ ya creó seis núcleos de cerca de cuarenta docentes cada uno en la Provincia de Córdoba, que están replicando la experiencia capacitando a sus pares con el acompañamiento de UNC++. En esos equipos siempre hay alguien proveniente de las ciencias de la computación porque se observó que no es lo mismo quien toma el curso y es la primera vez que tiene contacto con estos conocimientos, que quien posee una formación básica en el tema y a lo mejor solo le falta la parte pedagógica.

Miembros de UNC++, a su vez, en el marco de otra iniciativa de la Fundación Sadosky, están elaborando material didáctico para la enseñanza de la computación en el segundo ciclo de la escuela primaria. Además, con el Ministerio de Educación de Córdoba comenzaron el diseño y dictado de una especialización en enseñanza de la programación para docentes de primaria y secundaria.

“Lo que nos guía es el deseo de que la oferta educativa en las escuelas argentinas sea de calidad y democrática, en el sentido de distribución de saberes que son socialmente válidos. La educación de calidad es un derecho”, cierra Martínez.


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