El desarrollo de la industria del software es clave para la Argentina, pero el año pasado hubo 5.000 puestos de trabajo sin cubrir. La Fundación Sadosky realizó un estudio para indagar en las razones de la escasez de programadoras.
Agencia TSS – Un celular inteligente. Un avión. Las imponentes máquinas de una fábrica. Un dispositivo que ayuda a moverse o a hablar a una persona que no puede hacerlo por sí misma. ¿Qué tienen en común estos objetos tan diversos en tamaño, forma y función? Que todos necesitan de la informática. De manera transversal, el desarrollo de esta industria es clave para un país debido a las numerosas necesidades de aplicación en distintas áreas como salud, seguridad y educación.
En forma directa, la informática emplea en la Argentina a unas 100.000 personas, mientras que el año pasado generó exportaciones por cerca de 1.070 millones de dólares. Sin embargo, el año pasado quedaron 5.000 puestos de trabajo sin cubrir. Hay una escasez de programadores pero, especialmente, de programadoras.

(Fuente: Informe Fundación Sadosky)
Cuando comenzó a dictarse la carrera de Computador Científico en la UBA, allá por 1962, las mujeres representaban un 67 por ciento de los estudiantes, porcentaje que se elevó al 75 por ciento en la década del ’70. Pero, desde entonces, el número de interesadas en la informática comenzó a bajar, marcando una pendiente bastante pronunciada en las últimas dos décadas. Actualmente, apenas el 11 por ciento de quienes estudian esa carrera en la UBA (hoy Licenciatura en Ciencias de la Computación) son mujeres.
Para tratar de entender qué fue lo que produjo ese decrecimiento en el interés, la Fundación Sadosky, perteneciente al Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de la Nación, realizó un estudio basado en encuestas a 627 adolescentes del conurbano bonaerense para indagar la representación que tienen sobre la informática y sobre los profesionales que se dedican a ella. La investigación estuvo a cargo del Equipo de Estudios sobre Tecnología, Capitalismo y Sociedad de la Universidad Maimónides.
El director de la Fundación Sadosky, Santiago Ceria, habló con TSS sobre las conclusiones del trabajo: “Lo que parece confirmarse es que originalmente no había una percepción en la sociedad sobre cómo eran los profesionales que se dedicaban a esta disciplina pero, a medida que fue pasando el tiempo, se fue generando un estereotipo de los programadores: que son varones, inteligentes, que trabajan mucho y usan antejos… La gente se fue formando una idea a partir de lo que apareció en las series de televisión, en películas y en los medios, y ese estereotipo alejó mucho más a las mujeres que a los hombres”.

(Fuente: Informe Fundación Sadosky)
A partir de las consultas sobre preferencias y habilidades de los estudiantes, los investigadores obtuvieron indicadores para conformar dos perfiles: uno de potenciales “informáticxs”, que agrupó a los jóvenes que manifestaron vocaciones y actividades que permiten suponer que pueden devenir en profesionales de la informática; y otro de potenciales “trabajadorxs” informacionales, que englobó a aquellos que presentan rasgos prometedores para desempeñarse en actividades relacionadas con la producción de flujos de información digital, aunque no sean específicamente de producción de software.
El primer perfil reunió a un 22 por ciento de los entrevistados. Entre estos estudiantes, los varones que reunían esas características (33,6 por ciento) eran casi cuatro veces más que las mujeres (9,6 por ciento). En tanto, el segundo perfil incluyó al 30,8 por ciento de los encuestados y, en este caso, las mujeres fueron mayoría (el 35,6 por ciento de las entrevistadas contra el 26,2 por ciento de los varones entrevistados). La comparación entre estos datos mostró que muchas mujeres tienen una alta predisposición a trabajar con tecnologías, pero no para la informática.

relacionadas con la informática. (Fuente: Informe Fundación Sadosky)
Además, el estudio también concluyó que las representaciones estereotipadas que alejan a las mujeres de la informática se encuentran ya estabilizadas en la adolescencia. Esto indica la importancia de que las políticas públicas dirigidas a fomentar interés en el área se enfoquen en los estudiantes desde temprana edad. “En la Fundación creamos la competencia nacional ‘Dale Aceptar’, para el desarrollo de videojuegos y animaciones. Utiliza un software que está hecho especialmente para resultar más atractivo a las mujeres, que se llama Alice”, cuenta Ceria. El concurso está destinado a alumnos de escuelas secundarias de todo el país, pero también pueden participar jóvenes de hasta 24 años que no sean estudiantes de carreras relacionadas con la informática.
“Creemos que lo que podemos hacer para desestimar esas ideas falsas que se fueron creando es acercar información, mostrar cómo es la vida de la gente que trabaja con estas tecnologías, que son profesiones con pleno empleo. Y que no hay que ser ningún genio en matemáticas para programar una computadora”, remarca el director de la Fundación y señala que la idea es seguir profundizando en el estudio para delinear nuevas políticas a implementar. “En el mundo se están marcando diferencias muy fuertes entre los países que dominan estas tecnologías y los que solamente son usuarios. Nosotros queremos estar del lado de los que crean tecnologías. Necesitamos fortalecer las capacidades que tenemos y abastecer el crecimiento del sector y, para eso, necesitamos a las mujeres”, concluye Ceria.
03 jul 2014
Temas: Computación, Fundación Sadosky, Género, Informática, Software