Entre cabras y paneles solares

En la quebrada de Humahuaca funciona un módulo demostrativo de producción caprina. Con el apoyo de la Municipalidad de Tilcara y la asistencia del INTA, se están incorporando energías renovables para la producción de quesos.

Vanina Lombardi  
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Agencia TSS – Si bien las llamas y camélidos suelen ser los que más ilustran las postales de Jujuy, hay otra actividad ganadera que se destaca en la quebrada de Humahuaca: la caprina, que se desarrolla a nivel familiar en cerros y valles, especialmente de las zonas más elevadas, generalmente en lugares alejados y de difícil acceso, o a las cuales solo se puede llegar a pie o en mula.

Para promover dicha producción, la Agencia de Extensión Rural Hornillos del INTA y el Municipio indígena de Tilcara han desarrollado un módulo demostrativo en Angosto de Perchel, a casi diez kilómetros de esa ciudad, con mejoras tecnológicas, en la finca que trabajan Desiderio Cardozo y Mercedes Cruz. En este emprendimiento se destacan la incorporación de un boyero eléctrico que funciona con energía solar y la adopción de silos, los primeros que se hicieron en esta zona.

“Necesitábamos encontrar a alguien con capacidad de escucharnos y hacer cuerpo lo que pensábamos… pasar de criador a productor es un proceso, y a veces el entorno, las expectativas o las luces de la ciudad no ayudan”, afirma Fernando Gaspar, Director de Gobierno de la Municipalidad de Tilcara, y agrega que “la idea es que el módulo funcione como escuela, un lugar adonde el mismo productor sea quien transmita las mejoras”.

Desiderio Cardozo explica lo importante que fue la construcción de esta plataforma especial para el ordeñe.
Desiderio Cardozo explica lo importante que fue la construcción de esta plataforma especial para el ordeñe.

El proyecto, también incluyó la construcción de un corral techado, la incorporación de chivos de raza y la capacitación continua a los productores que, entre otras cosas, aprendieron a seleccionar las cabras, higienizar los corrales, abonar la tierra de manera natural y mejorar la obtención y manipulación de leche.

Con todas estas mejoras, esta familia logró no solo mejorar sino también aumentar la producción de sus premiados quesos. Según detalla Cardozo, con la misma cantidad de animales que antes hacían uno o dos, hoy logran hacer casi diez, y “las chivas ya no son un problema para mí, sino que es una satisfacción tenerlas”, se alegra.

Pero el proceso fue largo y para nada sencillo. Si bien la construcción del corral comenzó hace tres años, Cruz recuerda que los primeros contactos que tuvo con ellos Juan Domingo Nieva, Jefe de la Agencia de Extensión Rural Hornillos del INTA y uno de los principales impulsores de esta iniciativa, fueron hace más de siete. Una de las principales trabas era la confianza: “Siempre vinieron técnicos y nos dijeron de hacer cosas, pero eso se volvía en nada y por eso quedaba muy poca confianza”, confiesa Cardozo.

El boyero solar

“La función del INTA es adaptar lo que se hace allá –en otras provincias con mayor desarrollo– para llegar a los productores de la zona”, comenta Darío Castro, técnico de la Estación Experimental del INTA Abra Pampa, que participó en este proyecto, y destaca que un ejemplo de ello es el boyero eléctrico, una tecnología de uso habitual a 220 voltios, que permite determinar una zona de pastoreo para los animales, sin necesidad de que haya personas controlando que éstos no coman plantas que sus dueños desean utilizar para otros fines.

De izq. a der.: Fernando Gaspar (Municipio de Tilcara), Dario Castro (INTA) y Desiderio Cardoso (El Perchel),
frente al corral construido en el módulo demostrativo.

Así, a los tradicionales boyeros, los especialistas del INTA les agregaron un panel solar que, según explica Castro, “son los que captan la energía lumínica y la llevan a una batería, que es la que les da electricidad para hacerlos móviles”.

Sin embargo, una vez que estuvo disponible, no fue fácil hacer que adoptaran este boyero: “lo tuve guardado más de tres años, no lo usaba porque pensaba que no iba a funcionar”, reconoce Cardozo y recuerda: “un día me enfermé y me dieron reposo; ahí pusimos el boyero, primero una línea, después una L, después agarramos confianza y lo cerramos; y hoy sí, si no tenemos el boyero, nos enfermamos”.

El primer silo de la quebrada

“El doctor –Nieva– me pregunta: ´¿Cardozo, en que época te gustaría hacer queso?´. Y yo le digo, por bromear, que en el invierno, porque en invierno nadie hace queso, es una época critica de alimento para el animal”, relata este productor originario de Bolivia, que llegó al país a los 11 años y heredó las cabras de la familia de su mujer. Fue entonces cuando el ingeniero Castro le explicó que para eso necesitaba acopiar alimentos, y así nació la idea de hacer un silo, adonde hoy conserva maíz que él mismo cosecha. “A mí me encanta, porque cuando la gente acá corre por alimento para sus chivos, yo vengo y les doy en los comederos”, se entusiasma Cardozo.

Desiderio Cardozo, junto a las plantas de maíz que luego almacena en los silos para alimentar a sus cabras.

“Entre tantas cosas que trajimos, se nos ocurrió hacer un pequeño silo de maíz andino, algo que no se había hecho nunca en la quebrada, les hicimos la propuesta a los productores, que al principio aceptaron muy incrédulos”, recuerda Castro. Y explica que “antes, sacaban el maíz para venderlo y secaban la planta, eso se llama heno, lo guardaban seco y lo diferían, con eso el animal estaba comiendo fibra, que le da sostén… el silo incorpora todo el maíz, desde el tronco hasta la flor, así el animal come todo, y sin enriquecerlo permitió, por ejemplo que una cabra vieja hasta tuviera grasa”.

Ahora, mientras la familia Cardozo sigue aprendiendo y buscando mejoras para su producción, como los medios para armar una sala de elaboración para los quesos, que Mercedes sigue haciendo debajo del molle –uno de los pocos árboles que se ven por la quebrada–, los impulsores de este emprendimiento esperan que esta experiencia se expanda, para que nuevos criadores se sumen y aprovechen las facilidades de este módulo para dar el salto y convertirse ellos también en productores.


16 feb 2014

Temas: Agro, Ganadería, INTA, Lácteos, NOA