Al Congreso para defender la ciencia

El Congreso Nacional fue el escenario de una nueva movilización del sector de ciencia y tecnología. En el edificio Anexo se reunieron diputados, científicos y miembros de organizaciones sindicales, mientras en la calle se realizaban ferias de ciencias y clases públicas. El reclamo fue el mismo: mayor inversión para frenar la paralización y destrucción del sistema científico.

Por Nadia Luna y Bruno Massare  
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Agencia TSS – La convocatoria para el jueves 16 de agosto desbordó la Sala 1 del segundo piso del Anexo del Congreso y tuvo su eco en la calle, donde el reclamo por una mayor inversión en ciencia y tecnología reunió a científicos, estudiantes, docentes y becarios. La movilización también estuvo acompañada por la carta firmada por alrededor de 240 directores de institutos del CONICET, en la que alertan que el organismo “está al borde de la parálisis”. La crisis tiene una explicación, ya que durante la gestión del actual Gobierno la inversión en ciencia dejó de ser prioritaria: la función Ciencia y Técnica como parte del presupuesto nacional fue el 1,53% en el año 2016, el 1,4% en el 2017 y se redujo al 1,27% en el 2018.

En la sala del edificio Anexo estaban presentes diputados opositores como Roberto Salvarezza, Daniel Filmus, Agustín Rossi, Axel Kicillof, Laura Alonso, Romina del Plá y Silvia Horne, pero no había legisladores de la coalición Cambiemos. También estaban figuras del sector científico como Alberto Kornblihtt y el recientemente premiado como investigador de la Nación, Gabriel Rabinovich, además de miembros de colectivos como Jóvenes Científicos Precarizados y la Red Federal de Afectados, y representantes del sector gremial como ATE, CONADU y CONADU Histórica, entre otros.

“Estamos acá para frenar un ajuste que apunta a la destrucción de un sistema científico-tecnológico que tanto costó reconstruir”, dijo Salvarezza, diputado de Unidad Ciudadana y expresidente del CONICET.

Kornblihtt, acompañado en la foto por Pecheny y Salvarezza, describió al momento actual como “la crisis más profunda del sector de ciencia y tecnología en los últimos años”.

Al lado de él estaban los dos candidatos al directorio del CONICET elegidos por sus pares: Mario Pecheny y Alberto Kornblihtt. “Estamos a tiempo de evitar la situación desoladora que vivimos en el año 2001 pero la realidad es que toda la comunidad científica está con una gran preocupación. Nuestra petición de hoy es que se sancione una ley de financiamiento para la ciencia y la tecnología que le dé previsibilidad al sistema”. La referencia de Pecheny es al proyecto presentado por el senador Omar Perotti que ya obtuvo media sanción el año pasado y que espera por su tratamiento en la Cámara de Diputados, donde está bloqueado en la Comisión de Presupuesto. “Este año la Comisión de Presupuesto no se reunió ni una sola vez. Estamos frente a un proyecto político en el Congreso que funciona de manera antirreglamentaria”, dijo la diputada Daniela Castro, presidenta de la Comisión de Ciencia y Tecnología de Diputados.

Kornblihtt, que al igual que Pecheny espera por su designación en el directorio del CONICET –con el antecedente de la prolongada demora en el nombramiento de Salvarezza, que terminó judicializada ante las sospechas de discriminación ideológica– recordó el perjuicio a los jóvenes investigadores provocado por los recortes en los ingresos a ese organismo y la merma que han sufrido los subsidios para investigación por la devaluación del peso, en lo que consideró que se trata de “la crisis más profunda del sector de ciencia y tecnología en los últimos años”.

Juan Pablo Paz, profesor e investigador del Departamento de Física de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires y del CONICET, se refirió a la carta presentada recientemente por alrededor de 240 directores de institutos del CONICET –cerca del 90% del total– y dirigida a diputados y senadores del Congreso Nacional, en la que advierten por “la grave crisis que amenaza la supervivencia del sistema científico tecnológico Argentino” y solicitan “que adopten medidas urgentes para superarla”. En el texto se hace referencia a que “el CONICET está al borde de la parálisis”, que  “los salarios de los investigadores y becarios son los más bajos de toda nuestra región geográfica”, que “transcurridos más de siete meses del corriente año, los Institutos no cuentan aún con un presupuesto aprobado” y que diversas líneas de financiamiento de la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica están paralizadas.

La convocatoria desbordó la Sala 1 del segundo piso del Anexo del Congreso y tuvo su eco en la calle, donde el reclamo por una mayor inversión en ciencia y tecnología reunió a científicos, estudiantes, docentes y becarios.

“Es un documento que trasciende las barreras partidarias. Queremos ser invitados a las reuniones donde se discute el presupuesto pero hasta ahora no hemos sido escuchados”, dijo Paz. Mientras tanto, las pantallas de la sala mostraban una movilización cada vez más numerosa frente al Congreso de la Nación.

Una plaza contra el ajuste

Empezaron a llegar a la plaza antes del mediodía. Colgaron banderas, instalaron puestos y pusieron los experimentos a punto. Para las 14, hora en que estaba convocada la audiencia en el Anexo de Diputados, científicos, estudiantes, docentes y becarios que se concentraron frente al Congreso Nacional para exigir mejores condiciones para hacer ciencia en la Argentina ya habían ocupado la calle Solís. Dos horas más tarde, cortaban también la avenida Entre Ríos.

Bajo un sol inusualmente cálido para agosto, los trabajadores y trabajadoras del sistema científico-tecnológico desplegaron diversas formas de reclamar. Hubo feria de ciencias donde hacían muestras del trabajo que realizan en el laboratorio, clases públicas y hasta un juego: En el “jenga del ajuste” las piezas que se caían llevaban el nombre de políticas públicas del área recortadas en los últimos años, como Conectar Igualdad, Plan Remediar y Arsat-3.

Científicos, estudiantes, docentes y becarios se concentraron frente al Congreso Nacional para exigir mejores condiciones para hacer ciencia en la Argentina.

Santiago Sosa, biólogo y becario doctoral del CONICET en el Instituto Leloir, instaló junto con sus colegas un puesto en la feria de ciencias para hablar de los recortes que están atravesando. “El ajuste presupuestario nos afecta de tres formas. Por un lado, el dinero que nos otorgan para gastos de funcionamiento, es decir, para pagar servicios básicos como la luz y el gas, que no alcanza. Por otro lado, los subsidios para comprar insumos no están siendo despachados y, además, como están en pesos, aunque nos dieran lo que nos deben no nos alcanzaría, por eso necesitamos que esos montos se actualicen. En tercer lugar, estamos reclamando por nuestros salarios. Los becarios doctorales estamos apenas por encima de la línea de pobreza y el aumento del 15% que conseguimos fue gracias a las movilizaciones que hicimos”, le dijo a TSS.

Victoria García, doctora en Letras y delegada de Géneros de ATE-CONICET Capital, ingresó a la Carrera de Investigador del CONICET a fines del año pasado. Sin embargo, a ocho meses de ser evaluada favorablemente, todavía no fue designada en su puesto. Tampoco los otros 600 investigadores que fueron aprobados para ingresar en la misma camada. “Las designaciones se venían demorando pero nunca tanto como este año. Nos dicen que los cargos están asegurados pero no nos dan ninguna precisión sobre cuándo van a efectivizarse. Esto prolonga situaciones de mucha precariedad laboral porque las becas son contratos que no otorgan acceso a derechos laborales básicos como obra social, licencias y aguinaldo. El ajuste que este Gobierno está implementando se volvió más brutal a partir de su compromiso con el FMI”, sostuvo.

Presupuesto de la función Ciencia y Técnica expresado como % del presupuesto nacional entre 2009 y 2018. Fuente: Fernando Stefani, datos de https://www.presupuestoabierto.gob.ar y BCRA.

El sociólogo Walter Koppmann, becario doctoral del CONICET y delegado de la agrupación Jóvenes Científicos Precarizados (JCP), habló sobre las consecuencias del ajuste en ciencia: “Hay que tener en cuenta que lo que no se investiga de forma pública se termina investigando en el sector privado, donde el financiamiento lo pone una empresa que se queda con la patente y el conocimiento, apropiándose de recursos que deberían estar en manos de la sociedad”. Sobre lo que esperan del Congreso Nacional, apuntó: “Estamos en una situación crítica y los legisladores no pueden mirar para otro lado. En septiembre se va a discutir el presupuesto para el año que viene y el área de ciencia y técnica no solo no puede volver a recortarse, sino que tiene que haber un presupuesto compensatorio, que pueda recomponer nuestros salarios y los subsidios para los proyectos de investigación que hoy están frenados”.

La profundización de las medidas de ajuste no es exclusiva del CONICET. Giselle Santana, secretaria gremial de ATE-INTI, contó cómo sigue el conflicto en el Instituto Nacional de Tecnología Industrial: “Ya estamos por cumplir siete meses de lucha exigiendo la reincorporación de los 265 compañeros y compañeras despedidos. Pese a los aprietes que recibimos y la militarización del instituto, continuamos con el acampe, las asambleas, las huelgas y todas las acciones posibles para frenar la reestructuración y el vaciamiento del INTI, que apunta a la privatización de áreas estratégicas para el país”.

En el reclamo también hubo una radio abierta, por la que pasaron referentes de diversas instituciones. Entre otros, por allí pasó un trabajador del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) que recordó que el 9 de septiembre se cumplen dos años de la muerte de Diego Soraire, quien falleció por la explosión de un biodigestor en el INTA Castelar. En ese momento, los trabajadores apuntaron a las precarias condiciones de seguridad y denunciaron que los equipos que usaban eran obsoletos. “Esa situación se ha ido agravando con los recortes y cada vez hay menor presupuesto para proteger la vida de los trabajadores”, remarcó.

El reclamo en las calles se hizo a casi dos años de la primera movilización multitudinaria de científicos contra el ajuste.

Las acciones de protesta se replicaron en todo el país y hubo delegaciones de científicos que viajaron desde otras provincias para participar de la reunión en el Congreso. El reclamo por mayor presupuesto en ciencia va de la mano con la lucha que se da en el sistema educativo, ya que muchos investigadores y becarios trabajan como docentes y sufren también el ajuste en el ámbito universitario, que lleva dos semanas de paro. A casi dos años de la primera movilización multitudinaria de científicos contra el ajuste, el miedo que flota como un fantasma del pasado en cada marcha es el mismo: la fuga de cerebros. Un miedo que en algunos casos empieza a concretarse.

“Es algo muy grave”, dijo Sosa, el becario del Leloir. “El Estado invirtió muchos recursos en formarnos y ahora está perdiendo esa inversión en científicos muy valiosos que se están yendo”. A su lado sostenían un cartel que advertía en letras mayúsculas: “Un país sin ciencia no puede ser un país soberano”.


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