La cuarta edición del Encuentro Federal de Ciencia y Universidad, en la ciudad de La Plata, convocó a científicos, políticos y referentes de diversos sectores. El principal objetivo fue reflexionar sobre políticas científicas capaces de dar respuesta a la emergencia social actual pero también de articularse para impulsar un desarrollo económico y productivo de largo plazo.
Agencia TSS — El IV Encuentro Nacional de Ciencia y Universidad, realizado del 12 al 14 de septiembre en La Plata, se distinguió en algo con respecto a los tres que lo precedieron: mientras que las anteriores ediciones estuvieron caracterizadas por la necesidad de elaborar estrategias de resistencia frente al ajuste en el sector, esta vez todo apuntó a reflexionar sobre los desafíos que se vienen para la reconstrucción de un sistema científico federal, integrado y soberano.
Este año, la organización de las jornadas estuvo a cargo del Frente Federal de Ciencia y Universidad y de la agrupación Construcción Graduadxs de la Facultad de Ciencias Naturales y Museo de la Universidad Nacional de La Plata (FCNyM–UNLP). Hubo conferencias y mesas de debate sobre diversas temáticas. Entre ellas, se destacaron las de modelo agrario, soberanía espacial y energética, ciencia y derechos humanos, situación presupuestaria y salarial, sistema de salud y desigualdad de género. Participaron trabajadores de distintos ámbitos del sistema científico: estudiantes, docentes, referentes de organizaciones sociales, representantes de partidos políticos y público en general.
“Este encuentro fue la cristalización del derrotero de los encuentros anteriores. En el primero (Avellaneda, 2016), nos enfocamos en hacer catarsis y diagnosticar la crisis que empezaba a sufrir el sistema científico. En el segundo (Quilmes, 2017) comenzó la organización de la resistencia y se constituyó el Frente Federal. El año pasado, en Puerto Madryn, empezó a haber cierto carácter más propositivo. Esta vez el encuentro tuvo otra energía, puesta en el desafío de pensar qué políticas concretas implementar para integrar un proyecto político de carácter nacional, popular, democrático y feminista”, le dijo a TSS Juan Emilio Sala, investigador del CONICET en el Centro Nacional Patagónico (CENPAT) y encargado de leer las conclusiones de la jornada.
En esa sintonía, una de las conferencias principales estuvo dedicada a pensar cómo apuntar hacia lograr un sistema científico tecnológico federal e integrado. Diego Hurtado, investigador y profesor de la UNSAM, propuso pensar una política de ciencia y tecnología en tres momentos. “El primer momento refiere a una política que responda a la emergencia productiva y social. El segundo, tiene que ver con avanzar en un proyecto de desarrollo a mediano plazo y definir las políticas por área: diversificación de la matriz energética, salud e industria, entre otras. El tercer momento implica pensar un cambio estructural a largo plazo, que genere nuevos sectores de la economía, como se hizo entre 2003 y 2015 con la producción pública de medicamentos y la industria satelital, y puestos de trabajo altamente calificados. Las tres etapas tienen que arrancar el 10 de diciembre, aunque la prioridad va a estar en la emergencia social y productiva”, explicó.
Uno de los aspectos centrales para atender esa emergencia es plantear un nuevo modelo agrario y sobre eso se debatió en una de las mesas temáticas. “Que el modelo agropecuario actual es de muerte, ya lo sabemos. Ahora tenemos que trabajar en una propuesta integral para establecer un nuevo modelo a partir de las experiencias que venimos desarrollando en el territorio”, dijo Nahuel Levaggi, coordinador nacional de la Unión de Trabajadores de la Tierra (UTT). Eleonora Pedot, integrante del Movimiento Nacional Campesino Indígena (MNCI), señaló: “Para que podamos aportar a la soberanía alimentaria, necesitamos que el Estado cambie algunas cuestiones, como la política de certificación de alimentos. Hay pequeños productores que viven en el monte que no pueden cumplir con ciertos requerimientos porque no tienen ni luz, pero aún podemos asegurar que sus alimentos son más sanos que los industriales”.
El momento novedoso y emotivo del encuentro llegó a través de la entrega de dos distinciones muy particulares. El premio “Tupacsala niunamenos” fue otorgado a la socióloga e historiadora feminista Dora Barrancos, quien no pudo estar presente pero envió un video en el que agradeció la distinción “del bellísimo género tupacsala, que engarza dos tradiciones vibrantes y conmovedoras: la del gran Tupac, resistiendo a la colonización; y la de la gran Milagro Sala, resistiendo a los embates patriarcales”. En tanto, el premio “Kirchnerala treintamil” fue para el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), recibido por Juan Nobile, integrante del EAAF. “Un cantautor español decía que la desaparición es un abrazo pendiente. Cuando identificamos y restituimos, lo actitudinal de los familiares es abrazar los restos esqueletales. Ojalá podamos aportar a que se concreten muchos abrazos pendientes más”, afirmó.
El acto de cierre contó con referentes políticos de la zona, quienes coincidieron en la importancia del rol de los municipios como articuladores y demandantes de la política pública para el sector científico. Finalmente, Javier García de Souza, investigador del CONICET en la UNLP y miembro de Construcción Graduadxs, recordó algunos hitos logrados a través de la movilización social, como la gratuidad universitaria que este año cumple 70 años, y sostuvo: “Esas razones históricas que nos llevaron a llenar las calles frente a los embates sistemáticos de las políticas de los gobiernos de derecha son las que hoy, a un mes de las elecciones nacionales, nos llevan a afirmar que con nosotros no pudieron ni van a poder”.