¿Cómo lograr que una política sanitaria sea exitosa? ¿Por qué la población pide más hospitales pero no exige más campañas de prevención? Sobre esas problemáticas debatieron tres referentes de la salud pública durante el congreso de la Sociedad Argentina de Infectología, que se realizó en Mar del Plata.
Agencia TSS —“Hay una relación pasional de los argentinos con los medicamentos. Sienten que la salud está concentrada en ese objeto. Se les perdió el respeto a los medicamentos, y los costos para la salud y la economía son altos. Hay muchas muertes por su uso irracional. Sin embargo, la discusión pública siempre es en reclamo de un mayor acceso a los medicamentos y no por un uso racional. ¿Cómo volver a tenerles respeto? No es una batalla fácil”, sostuvo el exministro de Salud de la Nación Ginés González García durante la mesa redonda De qué hablamos cuando hablamos de Salud Pública, que se realizó durante el Congreso SADI 2017, organizado por la Sociedad Argentina de Infectología.
Según datos del añ0 2013 de la Confederación Farmacéutica Argentina, la Argentina era uno de los países con mayor consumo de medicamentos por habitante del mundo, con un promedio de más de 16 unidades anuales, cifra solo superada por Francia y España.
El encuentro, del que participó TSS, se realizó del 15 al 17 de junio en el Hotel Provincial de Mar del Plata y contó con la presencia de especialistas locales e internacionales, quienes expusieron investigaciones y debatieron sobre temáticas como vacunas, resistencia a los antimicrobianos y enfermedades transmitidas por mosquitos, entre otras.

La mesa redonda de la que participó el exministro y actual presidente de la Fundación ISALUD también estuvo integrada por la ministra de Salud de la provincia de Buenos Aires, Zulma Ortiz, y la directora emérita de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) Mirta Roses.
El debate fue coordinado por la periodista Nora Bär y la médica infectóloga Carla Vizzotti, presidenta del comité científico de la SADI. Para Ortiz, «es necesario apuntar a las nuevas generaciones y saber cómo llamar su atención. Esto implica un gran desafío comunicacional. Sería algo así como hablar sobre salud pública en 140 caracteres: ir al punto y comunicar a través de las redes».
La ministra bonaerense también se refirió a las limitaciones con las que suelen encontrarse al momento de planificar la compra de vacunas y medicamentos para los diversos programas de salud. «Los tiempos administrativos muchas veces no están a la altura de las circunstancias que requieren acción inmediata, como cuando aparecen nuevas epidemias, y eso supera la voluntad política», afirmó. Por su parte, González García destacó que las problemáticas que involucran a la salud de la población exceden la tarea de los médicos y deben ser tratadas de manera integral.

«Hay muchos factores que no manejamos, como el trabajo en negro. ¿Cómo va a funcionar la Seguridad Social si no se pagan los aportes? Si hay una inflación alimentaria brutal y el consumo de leche cae en un 25%, como ha pasado este último tiempo, eso tiene consecuencias directas en la salud», sostuvo el exfuncionario.
Además, González García se refirió a las dificultades que se enfrentan para implementar campañas de prevención efectivas. “El problema que tiene la prevención es que nadie valora lo que no sucedió. No se dice cuántos no murieron por dejar de fumar o por dejar de ser fumadores pasivos a partir de las campañas de prevención. Lo que sucede también es que la política se rige por los votos e implementar políticas para que las cosas no sucedan, si bien son costo-efectivas desde el punto de vista sanitario, no son ‘voto-efectivas’”, sostuvo.
Mirta Roses enfatizó la importancia de los movimientos sociales en la implementación de políticas públicas para la salud, ya que la existencia de evidencia científica no suele alcanzar para cambiar los hábitos de la población. “En los años noventa se vio que los médicos y los maestros eran los grupos en los que más se concentraba el hábito de fumar. Entonces, no era que faltaba evidencia, sino que faltaba una demanda social. Cuando salieron estudios de que las personas no fumadoras tenían las mismas consecuencias en la salud, la mayoría silenciosa empezó a reclamar aire libre de humo y se lograron importantes avances”, explicó.
“Es importante que trabajemos juntos para que la sociedad dialogue con la evidencia científica, para escucharnos y convencernos mutuamente. El tema más crítico en la salud pública actual es que la gente ya ‘no se muere de’ (gracias a los avances científicos y sociales) sino que ‘vive con’. Ahí es donde tenemos que enfocar las decisiones políticas en salud”, consideró Roses. González García, por su parte, remarcó que, para que una política tenga éxito, “siempre hay que ganar la madre de todas las batallas: la opinión pública”.

Con respecto a las dificultades que suele presentar el acceso a cifras locales con respecto a casos de gripe y otras enfermedades, Ortiz mencionó que la Ley 15.465 establece un régimen de enfermedades de notificación obligatoria que contempla 45 eventos, pero esa información tiene un escaso valor en el proceso de toma de decisiones. Además, aclaró que las notificaciones suelen realizarse recién cuando ocurre un brote de una enfermedad, cuando es algo que debería hacerse de forma sistemática en los centros de salud.
Roses llamó la atención sobre el hecho de que la población suele pedir más hospitales en vez de mayores esfuerzos en prevención. “Si consideramos a la salud pública desde la óptica empresarial, podemos decir que necesitamos tres cosas básicas: que el producto salga de fábrica de la mejor calidad posible, que haya talleres de mantenimiento cerca del producto durante su vida útil y que haya talleres de reparación en caso de que el producto se averíe. La gente reclama el tercer punto. Queremos la solución rápida cuando ya tenemos el problema para seguir funcionando. Invertir en la prevención es un cambio que hay que hacer de manera conjunta. Primero, tomar conciencia nosotros, los médicos, y después exigirle a la población ese cambio”, sostuvo.
Hacia el final de la charla, un infectólogo que estaba entre el público señaló que la compleja relación de los argentinos con los medicamentos no es exclusiva de los pacientes, sino que también se da en los médicos, con las muestras gratis proporcionadas por las farmacéuticas. Al respecto, el exministro de Salud dijo: “La industria busca el lucro y juega de muchas formas. Pero, con la privatización del conocimiento a través de las patentes, lo que viene es mucho peor. Esto es terrible no solo para los ciudadanos de países pobres, sino para los de cualquier país, que no van a poder acceder a determinados medicamentos”. Frente a un escenario de esas características, Roses destacó la importancia de apostar a la producción nacional de medicamentos. “Hay mucha investigación en fitoterapia, pero exportamos conocimiento sin valor agregado. Falta invertir en tecnologías de producción y conformar asociaciones público-privadas para insertarse más en la cadena de valor”, finalizó.
22 jun 2017
Temas: Infectología, Medicamentos, Medicamentos públicos, Medicina, Política sanitaria, SADI, Salud pública