Investigadores del CONICET y de la Universidad Nacional de Córdoba desarrollaron un film para el tratamiento de quemaduras con capacidad antibiótica, anestésica y cicatrizante. El producto fue premiado en la competencia Innovar, está listo para pasar a escala industrial y podría servir también para tratar las úlceras de pie diabético.
Agencia TSS — Las quemaduras son heridas que requieren de un tratamiento muy cuidadoso tanto para estimular la regeneración de la piel como para evitar infecciones que compliquen un cuadro. Además, si el daño es profundo, la cicatrización puede llevar mucho tiempo, por lo que la elección del método que se utilice para tratar la lesión cumple un rol clave. En la Unidad de Investigación y Desarrollo en Tecnología Farmacéutica (UNITEFA), perteneciente al CONICET y la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), desarrollaron un film antibiótico, anestésico y cicatrizante para el tratamiento integral de quemaduras.
El proyecto surgió como una potencial aplicación del conocimiento que el grupo de UNITEFA genera desde hace varios años vinculado al desarrollo de una plataforma de diseño y optimización de la acción terapéutica de fármacos, y como parte de la tesis de doctorado de una de sus integrantes, María Florencia Sánchez. “No hay en el mercado un producto que reúna todos los requisitos de una formulación óptima en un único material. Los tratamientos disponibles poseen una efectividad terapéutica dudosa y esto puede provocar infecciones o que la regeneración del epitelio sea más lenta”, le dijo a TSS la doctora en Ciencias Químicas María Eugenia Olivera, directora del proyecto.
El film, al que bautizaron Regenecip L, está compuesto por un material transparente elaborado sobre la base de un producto natural que suele usarse en el tratamiento de este tipo de heridas: el alginato. Además, contiene un antibiótico y un anestésico, que al entrar en contacto con los fluidos biológicos, se liberan de forma lenta y sostenida. “Al ser bioadhesivo, el film se adhiere a la herida y genera un efecto barrera que coopera con el manejo del dolor. Al ser transparente, permite visualizar la evolución de la herida, a diferencia de las cremas que se usan actualmente, que son blancas y opacas. Otra ventaja es que promueve la cicatrización y al ser un material hidrofílico, para hacer el recambio del film alcanza con un poco de agua”, dijo Olivera.
Si bien los estudios realizados hasta el momento fueron sobre quemaduras, este producto también podría utilizarse en heridas crónicas de difícil cicatrización, como úlceras de pie diabético o de decúbito (lesiones que se producen cuando una persona está hospitalizada o en cama por tiempos prolongados). En ese sentido, la científica explicó que el sistema desarrollado tiene la capacidad de modificar algunos compuestos de acuerdo con la necesidad de la herida. Por ejemplo, se puede prescindir del anestésico en caso de que no haga falta, o convertir el film en una sustancia en forma de gel o polvo.
“Tanto en los estudios in vitro como en animales, pudimos comprobar que la liberación del antibiótico y el anestésico se mantiene sostenida por mucho tiempo. En el primer caso, lo hemos probado hasta 36 horas y sigue liberando. En ratones, probamos de hacer el recambio una vez al día por una cuestión de mantener el protocolo comparativo con la crema, que requiere esa frecuencia, pero podría durar más. Lo que queremos testear próximamente es qué pasa si no se retira, ya que estimamos que, al ser biocompatible, se puede reponer por encima sin la necesidad de recambiar”, cuenta la investigadora.
Al igual que el resto de los proyectos de investigación del país, este desarrollo también ha sufrido los embates del recorte presupuestario que atraviesa el sistema científico. “Como no hemos accedido a subsidios convencionales, como los de CONICET, que hace tiempo no llama a convocatorias, nos hemos volcado hacia otro tipo de subsidios, provenientes de la universidad y de otros ámbitos vinculados con la innovación tecnológica”, dijo Olivera. En esa búsqueda, recientemente participaron en la competencia Innovar, organizada por la Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de la Nación, en la que obtuvieron un premio en la categoría Investigadores (60.000 pesos).
Con respecto a la transferencia de la tecnología, el equipo de investigación ya inició el proceso de patentamiento y está en la búsqueda de una industria que quiera tomar el desarrollo para escalarlo y comercializarlo. Olivera señala que, pensando en ese objetivo, se enfocaron en utilizar una metodología y materiales que sean factibles de transferir. Con respecto al costo de producción, estiman que no sería mucho mayor al de las membranas de alginato que existen actualmente, que son importadas, por lo que este desarrollo tendría la ventaja comparativa de ser más eficaz y de producción nacional.
“El producto está listo para iniciar estudios de escalado, así que estamos buscando un socio interesado en hacerlo. Hasta que eso se concrete, podemos seguir generando información que sume valor agregado al producto para el momento en que logremos la transferencia. En ese sentido, queremos evaluar la efectividad del producto en otro tipo de heridas, como las úlceras de pie diabético, y también cómo sería su desempeño en el caso de heridas que presenten alguna infección”, afirmó Olivera.