Un ingeniero egresado de la Universidad Nacional del Sur y una médica del Hospital Italiano de Bahía Blanca trabajan en el desarrollo de un dispositivo de fabricación nacional y bajo costo para acelerar la cicatrización de heridas crónicas. En 2021, fueron finalistas del Concurso IB50K, que abrió su convocatoria a proyectos tecnológicos con impacto social para su edición 2022.
Agencia TSS – Las heridas crónicas como úlceras de pie diabético son lesiones de difícil cicatrización. Pueden permanecer abiertas por mucho tiempo, lo que conlleva un alto riesgo de infección que puede derivar en amputación y otras complicaciones. El tratamiento puede ir desde una simple curación diaria hasta la necesidad de recurrir a tecnologías más avanzadas, como la terapia de presión negativa, una técnica que favorece la regeneración del tejido. Sin embargo, este tipo de terapia funciona con dispositivos que en la Argentina solo se consiguen de forma importada. Debido a los altos costos, las obras sociales no suelen ofrecer esta opción y muchos pacientes que la necesitan no pueden acceder a ella.
A partir de esta necesidad, un ingeniero electrónico egresado de la Universidad Nacional del Sur (UNS) y una médica traumatóloga del Hospital Italiano de Bahía Blanca decidieron desarrollar un sistema de terapia de presión negativa de fabricación nacional y bajo costo. Además de úlceras de pie diabético, podría usarse para otras heridas graves de lenta cicatrización. El proyecto está en fase de prototipo y obtuvo un reconocimiento en el Concurso IB50K, organizado por el Instituto Balseiro, dependiente de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) y la Universidad Nacional de Cuyo (UNCUYO), que premia y asesora a iniciativas de base tecnológica con impacto social.
“La principal ventaja de nuestra propuesta sería la disponibilidad en la Argentina. Hoy este tipo de equipos se consiguen solo por importación, con altos costos y, al fabricar acá, se podrían reducir. Otro aspecto innovador es que propusimos que todo el sistema de tubuladuras y apósitos se pueda fabricar con materiales descartables que se consiguen en cualquier hospital y ortopedia”, dice el ingeniero Marcos Crozzolo, uno de los autores del proyecto.

La idea surgió a principios del 2021. En su tiempo libre, Crozzolo suele recibir equipos de amigos y conocidos para intentar repararlos. Así fue que un compañero de trabajo le llevó una bomba de presión negativa de una marca inglesa que funcionaba mal: después de una semana de uso se había bloqueado y la médica que lo utilizaba no encontraba la forma de desbloquearla. Después de darle varias vueltas, el ingeniero consiguió repararla. Ahí conoció a la médica, Miriam Rosello, quien le explicó los usos de ese dispositivo y la problemática de su alto costo. Enseguida, Crozzolo le propuso intentar fabricar un equipo similar con materiales más accesibles y presentar el proyecto al IB50K.
La terapia de presión negativa se usa para acelerar la regeneración del tejido de heridas profundas. Una vez cubierto el “hueco”, puede precisarse de una intervención quirúrgica con un injerto de piel para terminar de cerrarse. El dispositivo consiste en una bomba de vacío con un regulador de presión y un sistema de tubuladuras y apósitos que permiten aplicar una presión subatmosférica sobre la herida. Esto favorece la irrigación sanguínea y acelera los mecanismos que tiene el cuerpo para reparar tejidos. Además, al mantener la herida sellada mediante unos adhesivos, evita el ingreso de bacterias y posibles infecciones.
“Otra ventaja de estos dispositivos es que remueven el exudado de la herida, por lo que se disminuye la cantidad de veces que debe ser curada. Una herida cubierta con gasa común necesita curaciones diarias. Con esta terapia, se puede dejar el mismo apósito hasta cuatro días, permitiendo que el tejido crezca. La curación total depende del tamaño de la herida, pero en 20 días ya puede estar totalmente recubierta”, indica Crozzolo. Esta terapia puede usarse tanto dentro de un centro de salud como de forma ambulatoria.

La bomba de vacío fabricada por los especialistas bahienses mide dos por dos centímetros, mientras que el sistema completo, que incluye el control de medición de presión y la batería, posee el tamaño de un walkman. De esta manera, puede ser cargado por el paciente mientras realiza sus actividades cotidianas. En tanto, los elementos que van en contacto con el paciente están hechos con materiales descartables que se dispondrían en forma de kit para ir renovando luego de cada uso. Si bien en esta etapa es difícil calcular cuál sería el costo final, Crozzolo estima que podría representar entre un 60% y un 80% del precio al que actualmente se consiguen los importados.
“También hay una innovación en la parte electrónica, ya que la idea es que sea un producto cuya información esté disponible fácilmente para que cualquier técnico de un hospital lo pueda reparar”, señala el investigador. Su rol en el proyecto fue analizar los requerimientos electrónicos, buscar los componentes y hacer pruebas hasta obtener el diseño final. Por su parte, Rosello se encargó de probar qué presión se necesitaba para distintos tipos de herida y de evaluar la aplicación correcta de la terapia.
El proyecto resultó uno de los cinco finalistas del concurso IB50K y obtuvo una mención por 500.000 pesos y capacitación en jornadas de mentoreo. Actualmente, los emprendedores están en una etapa de reformulación del proyecto a partir de las observaciones recibidas. “Nos encontramos trabajando en las cosas que nos marcaron, pensando cómo lograr que se adecúe lo mejor posible a la realidad argentina”, explica Crozzolo. “En cuanto a la transferencia final, la idea es asociarnos con una pyme del ámbito medico, para que nos facilite las instalaciones y procedimientos que se usan para la fabricación y comercialización de este tipo de productos”, agregó.

El concurso IB50K recibe postulaciones
El IB50K es un certamen que se realiza desde 2009 y otorga más de 50.000 dólares en asistencia, premios y mentoreos a planes de negocios de base tecnológica. Para su edición 2022, el concurso recibe postulaciones hasta el próximo 8 de agosto. Tiene como eje la participación joven y por eso el 50% del equipo debe estar conformado por personas menores a 35 años. Además, el 50% deben ser estudiantes o graduados universitarios en las áreas de ciencias aplicadas, básicas, y de la salud.
“Tener la oportunidad de participar en un concurso de este tipo nos mostró muchas cosas que debemos tener en cuenta a la hora de emprender y nos facilitó las herramientas disponibles que nos permiten avanzar en el armado de un plan de negocios. Además, nos encontramos con un montón de profesionales y proyectos diversos, y esto nos resultó muy enriquecedor para aplicar a lo que estábamos haciendo”, cuenta Crozzolo sobre su experiencia en la última edición.
Para consultar las bases y condiciones del concurso, se puede acceder a este link o comunicarse al siguiente mail: [email protected]
07 jul 2022
Temas: Bioingeniería, Diabetes, Hospital Italiano, IB50K, Instituto Balseiro, Medicina, Salud, UNS