Regenerar una meninge a partir de la piel

Investigadores del Hospital Italiano estudian dos soluciones para reducir el riesgo de complicaciones fatales tras una neurocirugía. Serían más efectivas y menos costosas que los parches durales importados que se usan actualmente.

Nadia Luna  
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Agencia TSS – Las meninges funcionan como un escudo para el sistema nervioso central. Son tres membranas de tejido conectivo, de unos dos milímetros de espesor, que evitan el ingreso de microorganismos y sustancias perjudiciales al encéfalo y la médula espinal. Además, entre las dos capas internas, la piamadre y la aracnoides, circula el líquido cefalorraquídeo, encargado de amortiguar los golpes.

Por su parte, la duramadre es la meninge más externa. Muchas veces, durante una neurocirugía, es necesario abrir esta membrana y, una vez finalizada la intervención, suturarla. El problema es que, a menudo, la duramadre no cicatriza bien y se forma una fístula por la que sale el líquido cefalorraquídeo. Con su escudo averiado, parte del sistema nervioso queda expuesto y puede derivar en una inflamación potencialmente mortal, como la meningitis.

Investigadores del Hospital Italiano decidieron buscar una solución a través de la ingeniería de tejidos: la regeneración de la meninge a partir de fibroblastos (células de la piel). El método consiste básicamente en tomar fibroblastos del paciente, cultivarlos en el laboratorio y depositarlos en una membrana de colágeno. Esta membrana se usa para reparar tejidos, ya que permite que se generen nuevas células sobre ella, pero a la vez impide el ingreso de partículas nocivas y la pérdida de líquido cefalorraquídeo.

“Es un diseño muy simple, que implicaría que un paciente, cuando se va a operar, done células de su propia piel, lo cual no tiene ninguna complicación, ni siquiera cosmética, porque es del antebrazo. Y al ser del propio paciente, no tiene riesgo de rechazo”, explica a TSS el neurocirujano Ezequiel Goldschmitd, investigador del Instituto de Ciencias Básicas y Medicina Experimental (ICBME) del Hospital Italiano, dirigido por Pablo Argibay.

Este método permitiría reemplazar los parches durales importados que se utilizan actualmente para la reparación de la duramadre. “Los parches de duramadre forman una industria de miles de millones de dólares. Son prótesis extremadamente caras y con un diseño complejo”, señala Goldschmitd, y remarca la importancia de encontrar una solución a este problema cotidiano en la neurocirugía: “Si bien las complicaciones vienen bajando en los últimos años, sigue habiendo la misma cantidad de fístulas de líquidos cefalorraquídeos que hace 20 años. Incluso, en los mejores centros del mundo donde hacen este tipo de cirugías tienen un 10 por ciento de fístulas, lo cual es muchísimo”.

Diferentes vistas de mallas de colágeno con células regeneradas por autodonación (Gentileza E. Goldschmitd)

Los científicos ya probaron el método in vitro, con buenos resultados. Sin embargo, en el camino se encontraron con una segunda posible solución. Cuando presentaron el método al Concurso Nacional de Innovaciones INNOVAR, además de ganar un premio en la categoría Investigación Aplicada, conocieron a un equipo de investigadores del Centro de Investigación y Desarrollo en Fermentaciones Industriales (CINDEFI), perteneciente al CONICET y a la Universidad Nacional de La Plata.

“Ellos hacen una membrana con celulosa bacteriana, que es un biomaterial con propiedades muy parecidas a la duramadre. Es suturable y cuenta con la posibilidad de liberar drogas de forma progresiva y predecible, por lo que podemos colocar factores de crecimiento allí”, cuenta el neurocirujano. Los factores de crecimiento son un conjunto de sustancias capaces de estimular la proliferación celular, en este caso, de las células de la duramadre, de manera que se regenere más rápido.

Esta prótesis biológica tiene una ventaja con respecto al otro método: como no necesita extraer células de cada paciente, sería una solución factible de producir en un laboratorio y comercializar. “Nos permitiría independizarnos de las membranas importadas y reducir costos. Si funcionan, vamos a dejar de utilizar las membranas de colágeno”, destaca Goldschmitd, y comenta que el año que viene espera empezar a probar este método en la duramadre de los cerdos.