“Mi desafío es que el Ministerio quede afirmado en el Gobierno”

La provincia de Córdoba recuperó su Ministerio de Ciencia y Tecnología. Su titular, Walter Robledo, habló con TSS sobre las prioridades de su gestión, sus diferencias con el Gobierno nacional y la necesidad de poder planificar a largo plazo.

 
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Por Carlos de la Vega, para Agencia TSS – Carlos Walter Robledo, el nuevo ministro de Ciencia y Tecnología de la Provincia de Córdoba, fue nombrado en diciembre del año pasado, cuando Juan Schiaretti asumió la gobernación provincial. Robledo es un ingeniero agrónomo egresado de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) con una Maestría en Biometría de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y un Doctorado en Econometría y Métodos Cuantitativos de la Universidad Estatal de Luisiana (Estados Unidos).

Antes de asumir, Schiaretti ya tenía la idea de recuperar el Ministerio de Ciencia y Tecnología de Córdoba, creado en 2008 durante su anterior gestión como gobernador (2007-2011) y rebajado a la categoría de secretaría en 2013 por su predecesor inmediato, José Manuel de la Sota. La conducción de la cartera recayó en alguien con una extensa trayectoria en el sistema de ciencia y tecnología provincial, quien ya se había desempeñado como secretario de Innovación y Vinculación Tecnológica del primer ministro que tuvo Córdoba en el área, Tulio del Bono.

En las oficinas que su ministerio tiene junto al río Suquía, a la entrada del tradicional barrio Juniors de la capital provincial, Robledo habló con TSS.

¿Cuáles son los objetivos del Ministerio?

Para mi propuesta, he tenido en cuenta tanto las condiciones provinciales como las nacionales, sobre todo en cuanto a la articulación, aunque Provincia y Nación tengan signos políticos distintos. El gobernador Schiaretti piensa que la ciencia y la tecnología pueden ser el motor del desarrollo económico y social de la provincia. Los miembros de un ministerio manejan una serie de conocimientos técnicos, y las instituciones gestionan basándose en ellos. Pero no tienen ciertos conocimientos o tecnologías nuevas, y entonces aparece una nueva capa por considerar. Por un proceso de tercerización, pueden adquirir esos conocimientos, mediante consultorías, contratos y compras. Ministros y secretarios gestionan mucho este tipo de vinculaciones dado que les permite incorporar saberes que no tenían. Ahora bien, el conocimiento puede estar en el sistema de ciencia y tecnología, pero no encontrarse disponible para ser incorporado y aplicado. En estas situaciones, generalmente los ministerios no se meten si el riesgo es grande o si es un proyecto de largo aliento. En estos proyectos, el Ministerio puede ofrecer su asistencia para gestionarlos e incorporar sus resultados. Más allá, cuando ni siquiera hay conocimiento disponible, se debe recurrir a la inversión en investigación científica pura. Los ministerios particulares no llegan a este nivel. Nosotros debemos identificar problemas que a veces no son captados por los ministerios específicos. La idea no pasa solo por invertir en investigaciones, sino por hacer que las soluciones se transfieran a cada uno de los ministerios que las necesiten.

«La provincia de Córdoba se diferencia significativamente del Gobierno nacional en que tiene una mirada que no se
despega de los sectores más desposeídos o con dificultades», dice Robledo (derecha).

A nivel nacional, hay un cambio de política con componentes neoliberales muy acentuados. Estos escenarios no han sido beneficiosos para los desarrollos endógenos basados en ciencia y tecnología.¿Cómo ve el futuro de este sector en Córdoba en un contexto así?

Sin dudas hay un cambio de modelo económico. Yo comulgo con una mirada peronista de la economía basada en la justicia social y la distribución de la riqueza. Por eso acepté participar en un gobierno justicialista como el de Schiaretti, con compromisos que se ajustan a los tiempos, como es propio del peronismo. La provincia de Córdoba se diferencia significativamente del Gobierno nacional en que tiene una mirada que no se despega de los sectores más desposeídos o con dificultades. En ciencia y tecnología, el presidente Macri sorprendió con el anuncio de sostener a Barañao y la inversión que se venía haciendo. Entiendo que a nivel de las universidades hay un reajuste y un cambio en la política de crear instituciones para aumentar la base de inclusión en el sector más crítico de nuestra juventud. Creo que el sistema universitario va a tener que ejercer una mirada crítica hacia adentro y ajustarse a los nuevos tiempos. Así como tuvo un período en el que recibió un buen nivel de inversión por parte del Estado nacional, ahora hay que tratar de poner en valor todo eso y sostenerlo.

¿Cómo ve la inserción internacional de la Argentina con las nuevas políticas? El presidente Macri pone énfasis en un modelo tradicional basado en competir por proyectos asociados a recursos naturales y mano de obra barata. ¿Cómo impactaría eso en la generación de valor desde la ciencia y la tecnología?

Estamos lejos del mundo; nos sentimos cerca culturalmente de los italianos, los españoles y los europeos, en general, pero hemos vivido muy aislados. En los últimos años, con las comunicaciones, estamos más conectados, pero tenemos problemas como la logística y el costo de los fletes que nos generan desafíos terribles. Increíblemente, a pesar de nuestro aislamiento, en el área científico-tecnológica hemos logrado desarrollar una cultura muy fuerte, con un rigor que llama la atención. De hecho, somos el único país latinoamericano con ganadores del Premio Nobel. En un momento en el que se ha liberalizado el comercio internacional, hay ciertas importaciones que, desde el punto de vista de la ciencia y la tecnología, no nos vienen mal. Esto quizás ayude en la compra de insumos y equipamiento.

¿Con qué recursos humanos y económicos cuenta el Ministerio?

Hay 110 personas, de las cuales 60 son el núcleo técnico y el resto se ocupa de tareas de apoyo. En cuanto al presupuesto, hasta ahora nos hemos tenido que mover con lo establecido el año pasado, cuando éramos una secretaría. Para este año se habían previsto 38 millones de pesos para iniciativas de promoción de ciencia y tecnología, formación de recursos humanos y divulgación (la cifra no incluye gastos salariales, mantenimiento e inversión edilicia). Para octubre tendríamos que conocer el presupuesto para 2017, en el cual se debería quintuplicar la cifra de inversión. Como estrategia para el futuro me gustaría alcanzar un 0,6 % o 0,7 % del producto bruto cordobés.

«El presidente Macri sorprendió con el anuncio de sostener a Barañao (en la foto junto con Robledo) y la inversión que
se venía haciendo», dice el ministro de Ciencia y Tecnología de Córdoba.

¿Qué fortalezas y debilidades tiene la gestión de ciencia y tecnología en Córdoba?

Una de las novedades es que el sector privado está dispuesto a acompañar económicamente el esfuerzo en el área, así como en la creación de empresas de base tecnológica y el fomento el emprendedorismo. Por primera vez en la historia de Córdoba, en porcentajes, hay una inversión 50 y 50 con el Gobierno provincial. También hay un mensaje claro del gobernador en cuanto a que el Ministerio debe trabajar en al menos cuatro grandes direcciones: articular al sector de ciencia y tecnología con la economía real; coordinar con los demás ministerios, algo que antes no existía; seguir aportando desde la Provincia a la investigación básica y aplicada; y subdividir el territorio en seis grandes regiones, ya que cada una tiene características propias. Vemos oportunidades de articulación con los municipios y, además, se ha incorporado la planificación a largo plazo, que no existía en el pasado. Antes se gestionaba todo por la impronta de la autoridad de turno. Ahora buscamos consensuar, discutir y planificar en un ejercicio del que participen los tres sectores: Gobierno, el sector científico-tecnológico y el productivo. Mi desafío es que el Ministerio quede afirmado en el Gobierno. Una de las debilidades son los plazos. Yo tengo tres años y medio para que todo funcione y hacer que este concepto se pueda transformar en algo real en poco tiempo.

¿Cuáles serían las políticas específicas de ciencia y tecnología en las que habría que trabajar desde el punto de vista del desempeño económico de la provincia?

No voy a responder porque quiero que eso salga de la planificación. Tengo una percepción de hacia dónde deberíamos ir, pero quiero que sea el sistema, conformado por el conjunto delas universidades, los centros de ciencia y tecnología, el Gobierno y las empresas, el que hable. Hemos llegado a un nivel de madurez en  el que no podemos seguir gestionando desde la perspectiva monopólica de la autoridad de turno. Está claro que Córdoba tiene siete u ocho grandes sectores históricos desde los que desarrolló su economía: producción agrícola y de alimentos, metalmecánica, TIC, energía, salud, turismo y deportes de alto rendimiento. ¿Cuáles de estos sectores deberían promoverse y cuáles no? Eso es algo que debe salir de la planificación. Mientras tanto, estamos tomando muchas decisiones. No vamos a quedarnos sin hacer nada esperando los resultados de la planificación, pero han sido acciones reparadoras de cosas mal hechas. Entre ellas había deudas, algunas del 2012. Se pagaron retroactividades a becarios cofinanciados con el CONICET a los que se les debía desde entonces. No se pueden hacer promesas con semejante deuda moral. Eso se pudo resolver y entonces ahora sí me puedo sentar con el CONICET y hablar de proyectos.