“Hay que formar científicos que atiendan problemas de la región”

La directora nacional de Relaciones Internacionales del Mincyt, Águeda Menvielle, habló con TSS sobre las acciones que impulsa y los desafíos que enfrenta la Argentina para lograr una mayor integración regional en ciencia y tecnología.

Nadia Luna (TSS) - Foto: Prensa del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva  
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Agencia TSS – Los científicos y científicas de la Argentina no la tuvieron fácil a finales del siglo XX. En los años sesenta muchos tuvieron que irse para escapar de los feroces bastones largos. En la década siguiente, hubo otros tantos que ni siquiera tuvieron tiempo para refugiarse fronteras afuera. Los laboratorios se vaciaron de científicos y se mancharon con una sangre que grabó a fuego la palabra “desaparecidos” en la memoria del país.

En los ’80, la democracia incipiente comenzó a reconstruir poco a poco la labor que esos científicos habían dejado trunca por fuerza mayor. Pero entonces llegaron los ‘90, los logros fueron borrados de un plumazo y a los científicos los mandaron a lavar los platos. Más tarde, en 2001, la crisis terminó de quebrar lo que ya estaba endeble. Sin embargo, algo cambió en la última década, porque en 2004 la Argentina recibió al primer “científico repatriado”. Esos que habían tenido que irse, estaban empezando a volver.

Ese primer científico repatriado es apenas un engranaje del Programa RAÍCES (Red de Argentinos Investigadores y Científicos en el Exterior). Se trata de una iniciativa impulsada por la Dirección Nacional de Relaciones Internacionales del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de la Nación que, al día de hoy, ya repatrió a 1.130 científicos, entre otras líneas de acción destinadas a fortalecer el desarrollo científico-tecnológico del país. Para conocer más sobre el vínculo entre la Argentina y otros países de la región y del mundo en materia de ciencia y tecnología, TSS habló con la ingeniera Águeda Menvielle, directora nacional de Relaciones Internacionales del Ministerio de Ciencia y representante local ante diversos organismos internacionales como la Organización de Estados Americanos (OEA) y el Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo (CYTED).

TSS – ¿Con qué organismos trabaja la Dirección Nacional de Relaciones Internacionales del Ministerio?

La Dirección depende directamente del ministro y trabaja con todos los organismos de ciencia y tecnología de la Argentina; con todas las embajadas que los países extranjeros tienen aquí; y con todas nuestras embajadas y consulados afuera. Es muy grande la responsabilidad porque en un mundo globalizado como es el actual no puede hacerse una ciencia cerrada. El país que no se relaciona con el exterior no hace un desarrollo científico serio. Y la Argentina, en ese sentido, se ha posicionado muy bien en los últimos años, no solamente por el desarrollo que ha tenido en términos locales, sino por la capacidad que ha tenido de relacionarse con otros países líderes mundiales en ciencia.

TSS – ¿Cuál es el compromiso de la Argentina con los países de la región en materia de ciencia y tecnología?

La Argentina trabaja en términos regionales. Por ejemplo, el país tiene una oficina de enlace con la Unión Europea (UE) y, cuando se presenta como líder regional ante la UE, arrastra a todos los países de América Latina. Lo que hace la Argentina es presentar un proyecto en el que incorpora grupos de investigación de otros países de la región que no podrían hacerlo por sí solos. Es un firme compromiso regional. En estos términos, hay un ejemplo que nos gusta mucho citar, que es el caso de Biotech Sur. Es un proyecto de biotecnología aplicada a la agricultura que negoció la Argentina con la UE para el Mercosur. Siempre lo coordinó Argentina, pero gracias al Biotech Sur, que ahora está en el segundo tramo, Paraguay ha desarrollado biotecnología.

TSS – Y además de transferir tecnología, ¿la Argentina desarrolla tecnología en forma conjunta con otros países?

Claro, uno de los temas prioritarios que hemos planteado y ya estamos viendo los resultados en la región son los Institutos I4: Institutos Internacionales Interdisciplinarios y de Innovación. Algunos están ubicados en el edificio blanco del Ministerio y otros a lo largo de todo el país. Esto es una idea que está un escalón más arriba de la cooperación bilateral que suele hacerse, que es intercambiar científicos, hacer workshops y proyectos bilaterales. Esto es un centro físico, se arma un laboratorio, se consigue el equipamiento y el edificio. Estamos hablando de un nivel de inversión muy alto. Argentina planteó este tipo de cooperación con Alemania y la creación del Instituto Max Planck. Pero este tipo de institutos, además de ser bilaterales, permiten la participación de otros países. El CABBIO es el Centro Argentino-Brasileño de Biotecnología, pero hoy Uruguay también forma parte de él, yColombia y Chile quieren participar a través de cursos y proyectos de investigación.

TSS – ¿Cuál es la principal necesidad a resolver a nivel regional?

Lo que queremos lograr es tener un altísimo nivel de ciencia en la región, pero no todos los países tienen el mismo nivel. Nosotros tenemos tres premios Nobel en ciencia; México tiene uno y, después, no hay otro Nobel en América Latina. Se hacen reuniones regionales de ministros para discutir cuáles son las prioridades. Se trata de que las agendas sean focalizadas, porque cuantos más jugadores hay en una plataforma, más focalizado hay que estar para lograr un resultado. Nosotros hemos planteado ahora un centro que se llama CELFI (Centro Latinoamericano de Formación Interdisciplinaria). La idea es formar científicos que atiendan los problemas de América Latina. Porque lo que está pasando es que los científicos de América Latina se forman en Estados Unidos, Francia o Alemania, por lo que mantienen un cordón umbilical con los grupos de investigación de origen y replican aquí lo que es prioritario para esos países. El primer curso del CELFI es en abril, en Buenos Aires y hay becas para diez participantes de América Latina.

TSS – ¿Cuáles son las áreas prioritarias en las que se trabaja?

Las áreas prioritarias de la región tienen que ver con energía, como la biomasa, porque es una región muy rica en biomasa; los agroalimentos, la biodiversidad, la nanotecnología y todo lo que tenga que ver con salud. Ahora, si decimos que vamos a trabajar en todo, no trabajás en nada, porque si bien los presupuestos han crecido muchísimo en la región, no se puede trabajar en todo y hay que focalizar.

TSS – Dentro de este marco de integración también entra el Programa Raíces, ¿no?

Claro, Raíces es uno de los programas más conocidos de la Dirección. Es un programa que tiene un montón de líneas de acción que tienen que ver con la vinculación de los científicos y tecnólogos argentinos que están en el exterior, que ha sido muy exitoso, porque tenemos la base de datos de los científicos en el exterior, que son alrededor de 5.100 y se ha amesetado, no hay mucho más que eso. Hemos repatriado a 1.130 científicos hasta la fecha, desde el primero que llegó en 2004. Además, los científicos que aún están en el exterior funcionan como “embajadores” de ciencia y tecnología en el lugar donde ellos están, generan acuerdos bilaterales, plantean posiciones para que científicos argentinos vayan a formarse allá o donan equipamiento. Es un programa que está creado por ley, o sea que puede ser dado de baja por otra ley, y no creo que nadie la haga.

TSS – ¿Cómo trabaja la Dirección con el sector productivo?

Hay un área específica en la Dirección que tiene que ver con la internacionalización de empresas de base tecnológica (EBT). Las EBT son desarrolladas a través de las distintas herramientas que el Ministerio tiene, como las líneas de financiamiento del FONTAR y el FONSOFT. Cuando una EBT tiene la capacidad de relacionarse en términos internacionales, desarrollamos una forma de financiamiento específico para esa relación. Para ello, tiene que juntarse con una empresa de otro país y hacer un desarrollo tecnológico. Nosotros hemos tenido muy buenos resultados con Israel, España y México, entre otros.

TSS – ¿En qué benefició al área de Relaciones Internacionales la creación, en 2007, del Ministerio de Ciencia y Tecnología?

La creación del Ministerio es una idea absolutamente brillante, porque el presupuesto ha crecido desde 2003 alrededor de un 900 por ciento. Esto marca la diferencia entre decir que la ciencia y la tecnología son importantes para el desarrollo del país y poner realmente un presupuesto que convalide lo que políticamente se está diciendo. Además, la creación del Ministerio ha posicionado la negociación de otra manera. Nuestro ministro sale al mundo a relacionarse con presidentes y vicepresidentes. Es distinto de un secretario que dependía de un Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología, como era antes. La capacidad de negociación es diferente y el presupuesto también.

TSS – De hecho, hay muchos países de la región que aún no tienen ministerio de ciencia.

No, muchos no tienen, en América Latina sólo hay tres países. Pero hemos asesorado a varios países, he ido a Perú porque están viendo la posibilidad de crear un ministerio de ciencia y tecnología porque se dan cuenta de que posicionar a la ciencia en un determinado rango facilita la capacidad de negociación con el ministro de economía de los propios países, sobre todo a la hora de establecer un presupuesto en la materia.

TSS – ¿Cuáles son los desafíos que se plantea hoy la Dirección? ¿Qué falta?

Falta un trabajo regional más coordinado. Hay muchas organizaciones regionales que arman las famosas reuniones de altas autoridades que generan documentos que nadie lee. Creo que eso está perimido. Hay que trabajar sobre una agenda concreta, como hicimos con este programa latinoamericano de formación interdisciplinaria. Y lo que se resuelve a nivel Mercosur no puede ser diferente de lo que estamos trabajando a nivel América Latina. En la medida en que se mantenga una coherencia, los resultados serán mayores.

TSS – ¿Los cambios de gobierno en los distintos países dificultan un poco esa coordinación de acciones?

No, porque las relaciones internacionales son relaciones del país, no del gobierno. Por eso, todas las políticas que se hacen internacionales son permanentes. Supongamos que venga alguien que dice que no le gusta que el Instituto Max Planck esté acá, ¿quién lo va a desarmar? No se puede, porque es un compromiso del país a largo plazo. Un cambio de gobierno puede priorizar un área más que otra, pero no puede desarmar lo que está hecho. El CABBIO cumple 30 años y han pasado muchas cosas en ese tiempo. Ha estado mejor y peor, pero nunca desapareció. Hubo años en los que no se llamaba a proyectos porque no había financiamiento y años en los que ha estado en la gloria, como ahora, con el ingreso de nuevos países. Entonces, si uno quiere que algo permanezca a lo largo de la historia, hay que hacerlo a nivel internacional.