El Banco Nacional de Datos Genéticos inauguró las nuevas instalaciones de su archivo, bautizado en honor al genetista que tuvo un rol clave en la creación del Índice de Abuelidad. Durante el acto, recordaron los comienzos de la lucha y de la búsqueda por la identidad que todavía continúa.
Agencia TSS – “Querido amigo, la historia de nuestra lucha es muy larga y no hay que olvidarla. Nos llamaban ‘las viejas locas’. ‘Son mujeres, se van a cansar’, decían. Pero esta lucha tiene 45 años. Hemos envejecido buscando y encontrando nietos, y faltan muchos todavía. El hecho de que le pongan el nombre de Víctor al archivo es muy merecido porque él dio el primer paso para que estemos acá. Esto no se rompe ni siquiera con la muerte. Víctor, para vos, el abrazo de las que estamos y de las que no estamos para que hoy te sientas como lo que sos: el hombre del siglo”.
Las palabras de Estela de Carlotto, presidenta de la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo, generaron un prolongado aplauso en las y los presentes reunidos este martes en el Banco Nacional de Datos Genéticos (BNDG), entre ellos, Abuelas y Madres de Plaza de Mayo, nietos y nietas recuperados, funcionarios, científicos y trabajadores del banco. El motivo fue celebrar la inauguración de las nuevas instalaciones del Archivo Nacional de Datos Genéticos, bautizado “Víctor Penchaszadeh” en homenaje al genetista que tuvo un rol fundamental en la creación del primer Índice de Abuelidad.
TSS estuvo presente en el acto, que se realizó en la planta baja del BNDG. Este organismo se creó por ley en 1987 y, desde entonces, logró la restitución de la identidad de 130 nietos y nietas. Primero funcionó en el Hospital Durand hasta que, en 2015, se concretó la mudanza al edificio actual de Córdoba 831, en la Ciudad de Buenos Aires. Este martes se inauguró un nuevo espacio dentro del edificio. Se trata de un lugar acondicionado especialmente para albergar muestras y legajos, que funciona bajo estrictos parámetros de conservación y confidencialidad. Cada día, se miden los niveles de temperatura y humedad para asegurar la correcta preservación de un legado que contiene 35 años de historia.
Además de Víctor y Estela, estuvieron presentes la directora del BNDG, Mariana Herrera Piñero; el ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación (MINCYT), Daniel Filmus; y el Secretario de Derechos Humanos, Horacio Pietragalla (nieto restituido), y se recordó cómo fueron los comienzos de la lucha impulsada por las Abuelas. “Cuando fui a Estados Unidos, allá por los ‘80, éramos dos abuelas buscando respuestas para ver si nuestra sangre servía para identificar a nuestros nietos. Así llegamos a la casa de Víctor, que nos recibió con amor y nos llevó a ver al doctor Fred Allen, un experto en el tema que nos dio esperanzas”, relató Carlotto.
Penchaszadeh fue uno de los primeros genetistas que tuvo la Argentina. Se especializó en Estados Unidos y en 1971 volvió al país para montar un servicio de genética médica en el Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez. El 19 de diciembre de 1975, unos meses antes de la última dictadura, sufrió un intento de secuestro por parte de la Triple A. “Fue una situación en la que llegué a estar con los ojos vendados, la boca amordazada, las manos atadas detrás de la espalda y un par de monos tratando de meterme en un vehículo”, contó hace unos años en entrevista con TSS.
Unos días después de aquel episodio, armó sus valijas y se exilió. Vivió en Venezuela cinco años y después se mudó a Nueva York. Fue allí donde, en 1982, recibió la visita de Chicha Mariani y Estela de Carlotto, quienes le hicieron una pregunta que cambió la historia de la genética: “¿Cómo podemos hacer para identificar a nuestros nietos si sus padres están desaparecidos? ¿Sirve nuestra sangre?”.
Hasta ese momento, los análisis de identificación se hacían mediante grupo sanguíneo y antígenos de histocompatibilidad. Pero, al no tener la información genética de los padres, eso se complicaba. El científico no tenía la respuesta pero sabía qué puertas golpear para resolver el enigma. Así se fue armando el equipo internacional que logró adaptar la fórmula estadística de filiación paterna y creó el Índice de Abuelidad, entre quienes estaban la genetista norteamericana Mary Claire King, el matemático francés Pierre Darlu, el genetista chileno Cristián Orrego y el genetista italiano Luca Cavalli Sforza.
“Brindo por el momento en que te salvaste porque gracias a eso es que existe este banco que permitió que las Abuelas pudieran tener sus respuestas”, le dijo Herrera Piñera a Penchaszadeh, durante el acto de este martes. “Desde que empezamos los trabajos de traslado del banco, Víctor ha sido una compañía invalorable. Por eso quisimos poner su nombre en este Archivo, que es el corazón del banco”, agregó.
Luego, la genetista contó cómo fue el proceso de organización y puesta en valor del archivo. “Cuando asumí, en mayo del 2015, tuvimos que hacer un trabajo arduo para el traslado del BNDG a su nueva sede. Sabíamos que teníamos que tratarlo como un archivo vivo, que se alimenta con cada nueva muestra de los posibles nietos y nietas. Nos pusimos en contacto con los profesionales del Archivo Nacional de la Memoria (ANM), que nos explicaron sus formas de preservación con metodología científica y procesos estandarizados”, indicó.
Durante tres años, los profesionales del ANM fueron dos veces por mes a entrenar a sus colegas del BNDG en las metodologías de conservación, tanto del papel de los legajos como del material de las muestras. Cuando el MINCYT le otorgó el nuevo edificio al BNDG, empezaron las tareas de acondicionamiento para instalar el nuevo archivo y la idea es que, en los próximos años, se sigan abriendo otras áreas de investigación para continuar ampliando el trabajo del organismo.
“Cuando nosotros agarramos la Secretaría de Derechos Humanos, el ANM era un archivo de puertas cerradas que interactuaba muy poco con la sociedad y con otras entidades del Estado. Hoy está dando copias a todas cada país que lo solicita”, contó Pietragalla, a su turno. “Hace poco estuvimos en Chile entregando copias de los detenidos desaparecidos chilenos porque entendemos que en este contexto donde hay tanto discursos de odio y negacionismo lo mejor que podemos hacer es abrir la información para que se sepa más”.
Filmus destacó que sin el trabajo y la lucha de las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo nada hubiera sido posible. “Fueron ellas las que nos enseñaron a transformar el amor en coraje y las que enfrentaron a la dictadura en los momentos más difíciles. El aporte que hicieron al derecho a la identidad no solo sirve para la Argentina sino para todo el mundo”, señaló. Para terminar el acto, las autoridades se dirigieron a realizar el clásico corte de cinta. Pero antes, Penchaszadeh pidió decir unas palabras.
“Quiero expresar mi agradecimiento a las Abuelas y a toda la gente que tuvo que ver con esto. Ver mi nombre ahí, sobre la puerta, me emociona. Pero no puedo dejar de explicitar que en ciencia no existen llaneros solitarios. Yo no lo soy ni quiero serlo. Esto le pertenece a mucha otra gente porque el Índice de Abuelidad fue una construcción colectiva y los científicos ni siquiera fuimos los más importantes. Sin las Abuelas no hubiera existido ni el índice de Abuelidad, ni la creación del banco, ni nada”, dijo el genetista homenajeado.
“Yo voy a cumplir 92 años pero las pocas que quedamos todavía tenemos el ánimo de seguir buscando. Aún después de una pandemia que tanto daño nos hizo, nunca dejamos de trabajar. Hay que seguir buscando pase lo que pase”, pidió Estela. “Y eso va a ser colectivo o no va a ser”, completó Penchaszadeh.
19 oct 2022
Temas: ANM, BNDG, Derechos humanos, Desaparecidos, Genética, Genética forense, Índice de abuelidad, MINCyT