Estudiantes de la carrera de Ingeniería Naval de la UTN ganaron una competencia de diseño de barcos organizada por la Comunidad Internacional de Profesionales Marítimos y del Océano con un remolcador para plataformas petroleras capaz de operar en las difíciles aguas del Atlántico Sur. Es la primera vez que un grupo de una universidad latinoamericana recibe este premio.
Agencia TSS – Estudiantes de la carrera de Ingeniería Naval de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN) Regional Buenos Aires obtuvieron el primer premio en la competencia de diseño de barcos de la Comunidad Internacional de Profesionales Marítimos y del Océano (SNAME, en inglés) con un proyecto de remolcador para plataformas petroleras especiamente adaptado a las condiciones de operación de la zona austral del océano Atlántico, una de las zonas más difíciles para la navegación en todo el mundo, donde no es raro encontrar vientos de 200 kilómetros por hora y olas de 15 metros.
El diseño del remolcador se había iniciado en agosto de 2016 como parte de un trabajo de la materia Proyecto Buques II de esa carrera y continuó con la materia Proyecto Final, en 2017. En febrero del año pasado, autoridades de la universidad recomendaron a los estudiantes que se inscribieran en el concurso ya que la universidad forma parte de la SNAME desde hace siete años –la UTN Regional Buenos Aires es la única representante sudamericana de esta asociación– pero nunca se habían presentado a la competencia, cuya entrega de premios se realizó en octubre pasado en Houston, Estados Unidos.
La función de este buque sería la de posicionar a la plataforma petrolera, realizar el tendido del campo de anclas, su aprovisionamiento y la lucha contra incendios y problemas de contaminación. De esta manera, el barco está dirigido al sector naviero que asiste a la industria de exploración de petróleo en el mar. Si bien sus características fueron pensadas para el extremo sur del Atlántico, también podría operar frente a las costas de Brasil y el Caribe.
En cuanto a las características del barco, el diseño prevé una eslora (largo) de 65 metros, una manga (ancho) de 15 metros, y un calado de seis metros. Tendría un desplazamiento (peso) de 3.500 toneladas y dos motores de propulsión principales de 3.000 KW (4.000 caballos de fuerza) conectados a dos hélices traseras y dos hélices transversales en la proa y una en popa, para realizar movimientos laterales. Su capacidad de tiro sería de 100 toneladas.
Fue la primera vez que hubo un concursante latinoamericano en esta competencia, por lo que resultó una sorpresa que ganase el primer premio entre las 10 universidades y los 25 proyectos que se presentaron. Martín Jacoby, uno de los integrantes del grupo ganador, le dijo a TSS: “No podían entender que muchos de nosotros trabajáramos en un horario laboral completo –los cuatro trabajan actualmente en áreas relacionadas con la actividad naval–, después estudiáramos y, además, le dedicáramos tiempo a este proyecto. También se notó que hicimos hincapié en conceptos de ingeniería que conocemos de la práctica, lo que se volcó en el diseño del barco, que es simple y versátil”.
La carga de trabajo que demandó la iniciativa –que además debía ser presentado por completo en inglés– fue tan importante que los dos estudiantes que lo iniciaron –Jacoby y Nicolás Maslein– debieron pedir ayuda al Departamento de Ingeniería Naval de la UTN, que realizó una convocatoria a estudiantes de otros años de la carrera y así fue como se sumaron al grupo Ignacio Agustín Lozano y Federico Cascón. “Hicieron un aporte muy grande y siempre que tenían alguna duda sobre algo técnico que todavía no habían visto en la carrera se resolvía entre todos”, explicó Jacoby.
Más allá del apoyo de la universidad para la realización del proyecto, Jacoby marca la distancia con respecto a los recursos que contaban otros grupos participantes, desde programas informáticos hasta laboratorios para ensayos: “La Universidad de Ciencia y Tecnología de Noruega, que quedó en el tercer puesto, tiene unos laboratorios de mecánica de fluidos que son gigantes. Y, de hecho, mucha de la bibliografía que usamos nosotros viene de allá”.
El proyecto todavía atraviesa una etapa conceptual y no se llegó al diseño final, ya que para eso se necesitaría un equipo de ingenieros abocados por completo al proyecto. El diseño prevé que su construcción pueda realizarse en la Argentina, donde el sector de astilleros tiene una vasta trayectoria en fabricación pero enfrenta problemas de rentabilidad y de baja demanda estatal, lo que que amenaza su continuidad. Actualmente, un proyecto de Ley de la Industria Naval y la Marina Mercante ya tiene media sanción y espera su tratamiento en la Cámara de Diputados, donde las comisiones no logran reunir quorum por la negativa del oficialismo a discutir la norma.
08 feb 2018
Temas: Astilleros, Comunes, Desarrollo industrial, Industria Naval, Industria petrolera, Ingeniería naval, Petróleo, Universidades, UTN Buenos Aires