Tierra del Fuego: ¿sustituir o diversificarse?

La industria fueguina no logra superar la fuerte dependencia del mercado interno y la necesidad de divisas para importar. ¿Cómo lograr un modelo productivo sustentable? Propuestas y reflexiones de diversos especialistas.

Vanina Lombardi  
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Agencia TSS – Tras diversos esfuerzos por poblar Tierra del Fuego, esta provincia hoy cuenta con más de 150.000 habitantes, un logro que fue alcanzado, entre otras medidas, gracias al modelo de producción fueguino basado en la Ley 19.640, que ofrece diversos beneficios fiscales a las empresas allí radicadas. Por eso, en la actualidad, además de contar con un importante centro turístico, Tierra del Fuego basa su actividad económica en la fabricación de productos eléctricos y electrónicos de consumo masivo. Tanto, que desde allí se abastece de prácticamente el 100 por ciento de los televisores y teléfonos celulares y del 50 por ciento de las notebooks, netbooks, PCs y tabletas de toda la Argentina.

“La producción electrónica es la principal actividad económica dentro de la provincia, los procesos se desarrollan bajo estándares internacionales de calidad y en muchos casos con supervisión de las marcas internacionales. La evolución de los últimos años nos muestra que hubo un desplazamiento importantísimo de las importaciones con productos fabricados en Tierra del Fuego”, afirma Juan Ignacio García, Secretario de Industria de dicha provincia, y destaca que esta industria “representa cerca del 80 por ciento del empleo industrial de Tierra del Fuego”.

Por eso, el empleo está tan ligado al comportamiento del consumo, algo que puede convertirse en un factor alarmante porque una pequeña caída en este índice puede verse reflejada rápidamente en los puestos de trabajo. Es lo que ocurrió durante el segundo trimestre de 2014: el empleo en la industria electrónica registró una caída del 16,7 por ciento en comparación con el mismo trimestre de 2013.

Esta situación resulta más vulnerable aún si se considera que, de los 5.700 millones de dólares que facturó el sector en 2013, 4.000 millones de dólares fueron destinados a la importación de insumos necesarios para que estas fábricas pudieran seguir activas. “La producción está básicamente enfocada al mercado interno. Hoy ha caído el consumo y han aumentado el costo de financiamiento y el de las divisas, por eso el producto se ha encarecido un poco más que el promedio”, explica Francisco Gatto, director del Instituto de Desarrollo Económico e Innovación de Tierra del Fuego. El especialista agrega que los productores están importando a un tipo de cambio diferente al de hace dos años, lo que “pone en una situación complicada a la industria”.

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“Necesitamos que el régimen no sea aislado y poder trabajar en la búsqueda de proveedores locales que desarrollen tecnología en otras jurisdicciones”, propuso la gobernadora de la provincia más austral, Fabiana Ríos, durante un seminario internacional organizado por la Universidad Nacional de Tierra del Fuego (UNTDF), en octubre pasado. Y agregó que “la fortaleza del régimen será su interrelación con otras jurisdicciones y el desarrollo del capital humano y social en el propio territorio, para que esa dependencia vaya disminuyendo con el tiempo y no haya que dictar normas de excepción, sino que hayamos creado la regularidad”.

En este sentido, Gatto también coincide en la necesidad de sustituir importaciones por insumos fabricados a nivel nacional, pero destaca que “no pueden ser productores exclusivos de la industria electrónica, que por su dinamismo, no puede cargar una mochila muy pesada en la espalda y desarrollar proveedores solo para ella, para hacer piezas que dentro de seis meses tal vez ya no sirvan. Creo que vale la pena sustituir en la medida en que un productor nacional se haga cargo en el marco de su estrategia”. Por el contrario, el especialista considera que desarrollar proveedores para hacer un reemplazo muy específico “es un riesgo de la política pública extremadamente alto”.

Al repecto, García agrega que “2014 mostró una pérdida en el posicionamiento que habíamos logrado en 2013, pero la industria electrónica todavía conserva este nuevo lugar que ha logrado después de 2009, y ahora la intención es buscar el modo de sostener esto que hemos conseguido y profundizar aspectos en una industria de volúmenes muy superiores a los históricos y que merece tener una reacción diferente a la que hubo en el pasado”.

Sustituir a corto, mediano y largo plazo

“Para varios de los insumos y los bienes de capital que han importado las compañías radicadas en Tierra del Fuego fue posible detectar evidencias de la existencia de producción en el territorio continental nacional”, argumenta una investigación elaborada por Martín Schorr y Lucas Porcelli, del Instituto de Altos Estudios Sociales de la Universidad Nacional de San Martín, que analiza las posibilidades de sustituir importaciones por insumos elaborados a nivel nacional y cuestiona los argumentos que sostienen la imposibilidad o complejidad de hacerlo en la electrónica de consumo, ya sea por cuestiones técnicas o por convenios establecidos con las grandes marcas internacionales.

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“En términos generales, se observa que el 75 por ciento de las empresas del subrégimen industrial han adquirido componentes en el TCN -Territorio Continental Nacional- o en el exterior. Por su parte, cerca de un tercio de las empresas ha desarrollado componentes en el TCN y poco más del 20 por ciento lo ha hecho en Tierra del Fuego”, detalla otro estudio, en este caso el «Relevamiento del circuito de la innovación, las capacidades y las actividades de innovación de las empresa del subrégimen industrial de Tierra del Fuego», donde también puede leerse que, “entre 2012 y 2013, las grandes empresas han adquirido componentes en el TCN y en el exterior en mayor proporción que las PyMEs aunque también, en términos relativos, han desarrollado más componentes en Tierra del Fuego y en el TCN”.

Por ejemplo, entre los insumos que ya se están adquiriendo a nivel nacional se encuentran: cables, piezas plásticas, tornillos, módulos de memoria, baterías para notebooks, terminales de cables, piezas de caucho y cajas y afines. Este dato surge de otro relevamiento de proveedores para el cual fueron evaluadas 192 empresas de Tierra del Fuego, presentado por los investigadores Lucas Altube y Sebastián Gatti, del Ministerio de Industria de Tierra del Fuego.

En el mediano plazo, también de acuerdo a esa misma presentación, se podrían desarrollar motores eléctricos, cajas acústicas para equipos de audio, circuitos impresos, cargadores, fuentes, baterías y controles remotos. A largo plazo, también podrían producirse en el país cables de alimentación y  piezas plásticas para televisores y notebooks.

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Con respecto a los circuitos impresos, Liliana Fraigi, directora del CNMEB (Centro de Centro de Investigación y Desarrollo en Micro y Nano Electrónica del Bicentenario) del INTI (Instituto Nacional de Tecnología Industrial), destacó que “la microelectrónica es un factor de industrialización que permite sustituir importaciones de bienes electrónicos y exportar componentes, pero en un paso superador al armado y la sustitución de partes y piezas; es conocer, agregar valor, utilizar intensamente el conocimiento de nuestros recursos humanos, inducir fuertemente el déficit de la balanza de pagos en electrónica y potenciar las múltiples iniciativas del estado y las empresas privadas, impulsando, por ejemplo, trazabilidad electrónica, seguridad bancaria y componentes para aplicaciones satelitales”.

Software y diversificación

“Una discusión interesante es si la industria tiene que trabajar dentro del encadenamiento y sustituir algunos de sus componentes, para aumentar la productividad, o si tiene que buscar otras líneas de productos”, reflexiona Gatto y subraya que se trata de “un debate más estratégico, para lo cual la Argentina tiene una chance y es que cuenta con un grupo de empresas locales que, si bien tienen contratos de exclusividad en algunos casos, también tienen ciertos grados de flexibilidad, que les permitirían entrar en vínculos con empresas que producen para otras industrias y así entrar a formar parte de cadenas de valor pequeñas como la salud, no para hacer equipos como tomógrafos, pero si para e-salud o telemedicina, por ejemplo”.

En este sentido, otro aporte importante en la diversificación puede venir de la mano del desarrollo del software, que gracias a la Ley del Software, del año 2004, ha logrado posicionar a la Argentina como un exportador de estos desarrollos a nivel mundial. Sin embargo, “el software y la electrónica no han ido de la mano”, reclama José María Louzao, presidente de la Cámara de Empresas de Software y Servicios Informáticos (CESSI), y advierte que entre las posibilidades que ofrece este sector para la industria electrónica se encuentran el desarrollo de programas para sistemas embebidos, de administración y aplicaciones en general. Por eso, concluyó, “el desafío es complementar hardware y software”.