Eran territorios poco poblados. Su desarrollo fue impulsado por planes de promoción industrial aún vigentes. Hoy, comparten dudas e incertidumbres. En esta nota, similitudes y diferencias de dos modelos que buscan sustentabilidad.
Agencia TSS – En una predomina el verde y la tupida selva del amazonas, con temperaturas anuales promedio que rondan los 27 grados centígrados; en la otra, más de 5.600 kilómetros al sur, los días más cálidos pueden ser frescos para quien no esté acostumbrado al frío austral, donde en enero se alcanzan los 11 grados centígrados. Se trata de Manaos, en Brasil, y Tierra del Fuego, en Argentina, lugares que hoy viven un mismo clima de expectativas e incertidumbres.
Distanciadas de los grandes centros urbanos, no solo se han vuelto dos interesantes destinos turísticos, sino que también han logrado convertirse en polos productivos de referencia en América del Sur, gracias a la implementación de programas de apoyo que los gobiernos de estos países han desarrollado específicamente con el fin de poblar e industrializar ambas regiones.
La zona franca de Manaos (ZFM) surgió a partir de la ley 3.173 del año 1957, aunque recién comenzó a desarrollarse diez años después, en 1967, luego de su reglamentación a través del decreto 288. Un poco después en 1972, el gobierno argentino estableció la ley 19.640, mediante la cual se creó el Área Aduanera Especial y Zona Franca de la Isla Grande de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur y a la Isla de los Estados. En ambos casos, eran regulaciones que establecían incentivos para el desarrollo industrial, en busca de incrementar la población en esas regiones.
Desde ese punto de vista, ambos programas fueron exitosos: Manaos tenía alrededor de 300 mil habitantes en 1960 y hoy supera los dos millones, mientras que Tierra del Fuego contaba con poco más de 13 mil pobladores en 1970 y hoy alcanza los 150 mil.
Del mismo modo, las dos ciudades se han convertido en referentes industriales de sus países: según datos del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE), para el año 2010, Manaos se encuentra entre los diez municipios brasileños con mayor cantidad de locales industriales. Allí se fabrican principalmente productos eléctricos y electrónicos, seguidos por la industria llamada “de dos ruedas” (motos y bicicletas) y las del caucho y plástico, bebidas y alimentos, metalúrgicos y otras, como equipos de transporte y maquinarias, textiles y químicos.
Por su parte, Tierra del Fuego es, en palabras de su secretario de industria, Juan Ignacio García, “la provincia más industrial del país, donde el 40% del empleo privado se encuentra en este sector, gracias a este régimen, y principalmente en la industria electrónica, que ocupa al 80 por ciento de los empleados [provinciales]”. Fabrican, por ejemplo, televisores, teléfonos celulares y equipos de aire acondicionado. Otras industrias de Tierra del Fuego son las de hidrocarburos (petróleo y gas), plásticos, textiles-confeccionistas y pesqueros.
El conocimiento como valor agregado
El sector principal en ambos polos industriales es el de productos eléctricos y electrónicos, aunque su representación en el conjunto total de industrias resulta mucho más significativa en el caso de Tierra del Fuego, donde la mayoría de las empresas son de origen nacional y producen equipos multimarca. Entre ellas se destacan Brightstar fueguina (Hitachi, RCA y otras), Newsan (Sanyo, Noblex, Nintendo y otras), BGH (Motorola, Sony, Huawei, ZTE y otras) y Noblex Argentina.
Al respecto, Francisco Gatto, Director del Instituto de Desarrollo Económico e Innovación de Tierra del Fuego considera que este grupo fuerte de empresarios, “si bien tienen contratos con las marcas y OEM, en algunos casos de exclusividad y en otros casos no, también tienen cierto grado de flexibilidad, que les permitiría entrar en vínculos y producir para otras industrias, como la salud, no para hacer equipos como tomógrafos pero sí para e-salud o telemedicina, por ejemplo”.
Por el contrario, en el Polo Industrial de Manaos (PIM), las principales fábricas corresponden a empresas transnacionales como Nokia, P&G, Minolta, Sony, Samsung, LG, Philips, Semp Toshiba, Siemens, Panasonic, Yamaha, Honda, Essilor, Kodak, Harley-Davidson, BiC, Coca-Cola y Pepsi, cuya facturación alcanza casi el 50% de la facturación total del sector, que en 2013 alcanzó los 38 mil millones de dólares.
En este caso, las firmas transnacionales han tenido un rol fundamental en la formación de recursos humanos, ya que muchas de ellas han instalado laboratorios de investigación y desarrollo, como Nokia, Samsung y Microsoft. Esto ha sido potenciado debido a una de las obligaciones que tienen las empresas instaladas en el PIM, para percibir los beneficios de este régimen promocional: “la ley establece que la inversión en I+D debe ser del 5% de la facturación bruta de la empresa, y que la compañía puede aplicar un máximo del 2,7% en la propia compañía, los 2,3% restantes tienen que tener una regla de aplicación” en otras instituciones y organismos de enseñanza, explica Flavio de Barros e Acevedo Ramos, Gerente de Negocios y Cooperación de la FUCAPI (una institución privada que se ocupa el desarrollo regional, en educación y tecnología), y puntualiza que el monto de inversión en I+D estimado para este año rondará los 200 millones de dólares.
Por el contrario, en Tierra del Fuego “no hay exigencias en el régimen promocional de ese tipo, en general éstas están vinculadas a inversiones físicas que se definieron en los proyectos o ampliaciones de proyectos”, reconoce García, y Gatto agrega que “las empresas cooperan con la universidad en varios niveles, es una relación que está creciendo… las prácticas profesionales se van a hacer en la industria electrónica local… y las empresas también nos ofrecen becas, pasantías y distintos apoyos para los estudiantes”.
Según un relevamiento del circuito de la innovación, las capacidades y las actividades de innovación de las empresas del subrégimen industrial de Tierra del Fuego, elaborado por el Ministerio de Industria e Innovación Productiva, la Secretaría de Innovación y el Consejo Federal de Inversiones, en la provincia austral, las principales actividades de innovación entre 2012 y 2013 “estuvieron orientadas fundamentalmente a la adquisición de maquinaria y equipos y, en última instancia, a la investigación y desarrollo interna o externa”.
En este mismo estudio se advierte que, entre las industrias de Manaos, el 45% de los locales productivos manufacturan bienes de contenido tecnológico Medio-Alto y Alto, mientras que en Tierra del Fuego estos alcanzan el 55% (y una proporción similar de locales que producen bienes de contenido tecnológico Bajo), siguiendo la clasificación de niveles de intensidad tecnológica sugerida por la OECD (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos).
Más allá del consumo y las exportaciones
Los productos fabricados en estos polos industriales están destinados principalmente al consumo interno de Brasil y Argentina, respectivamente. Se estima que la facturación del Polo Industrial de Manaos superó los 38 mil millones de dólares, en 2013, con exportaciones que alcanzaron, en 2012, los 1.700 millones de dólares.
Todos los televisores y aparatos de audio fabricados en Brasil y el 35% de los teléfonos celulares que utiliza la población brasileña en la actualidad se producen en Manaos, mientras que el denominado polo de “Dos ruedas” que está instalado en el PIM es el único de este país y el mayor de América Latina: comprende a 70 empresas, entre fabricantes de bienes finales y de componentes, partes y repuestos.
Por su parte, según los últimos datos disponibles por el Ministerio de Economía, las exportaciones de Tierra del Fuego en 2012 alcanzaron los 277 millones de dólares, provenientes principalmente de los sectores petrolero, pesquero y automotriz. La producción electrónica, en cambio, “está básicamente enfocada al mercado interno y fue agotando cada uno de los espacios de mercado”, según explica Gatto, que agrega que “si bien hay mucha rotación y un gran dinamismo tecnológico, depende mucho de las condiciones del mercado interno y de los ingresos de los trabajadores que dinamicen el sector”.
Durante los últimos años, el consumo nacional de estos productos estuvo impulsado por programas del gobierno, como Conectar Igualdad, así como por los diversos planes de financiamiento que se multiplicaron en las cadenas de consumo de todo el país. Por eso, hoy, prácticamente el 100 por ciento de los televisores y teléfonos celulares que se venden en Argentina son de origen fueguino, mientras que el 50 por ciento del mercado de notebooks, netbooks, PCs y tablets está dominado por estos fabricantes.
Sin embargo, las condiciones del mercado están estrechando el consumo, algo que se vio reflejado en una disminución de la producción electrónica, que cayó de casi 3 millones de bienes en octubre de 2013 a 1,5 millones de bienes en abril de este año. Por eso, en base a las tendencias y proyecciones, los diversos actores del sector ya están pensando en nuevas alternativas para que el modelo siga siendo redituable y sustentable.
“Hoy ha caído el consumo, ha aumentado el costo del financiamiento y el costo de las divisas, por lo tanto el producto se ha encarecido un poco más que el promedio… una discusión interesante es si la industria tiene que trabajar dentro del encadenamiento, para aumentar la productividad, y sustituir algunos de sus componentes, o si tiene que trabajar en horizontal y avanzar en algún vínculo, por ejemplo, con el sector automotriz, sanidad o construcción”, sintetiza Gatto y deja el debate abierto…
09 dic 2014
Temas: Francisco Gatto, Manaos, Polo Industrial, Tierra del Fuego