Asistencia técnica para Venezuela

El Instituto Nacional de Tecnología Industrial asesoró en la puesta en marcha de plantas procesadoras de frutas y hortalizas en Venezuela. Además, se generaron dos consorcios exportadores de equipos para ese país.

Nadia Luna  
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Agencia TSS – Con la idea de establecer una mayor integración y cooperación entre los países de la región, un equipo de especialistas del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) en Mendoza realizó un proceso de transferencia tecnológica a Venezuela para la puesta en marcha de tres plantas procesadoras de frutas y hortalizas. El vínculo con la Argentina comenzó a gestarse en 2007, a partir de un proyecto impulsado por la gestión del entonces presidente Hugo Chávez, que contemplaba la creación de 21 Plantas Agroindustriales Socialistas, un conjunto de fábricas de gestión pública destinadas a contribuir a la soberanía industrial y alimentaria venezolana.

“Venezuela es un país fundamentalmente petrolero y tiene muy poco desarrollo en el valor agregado de productos agropecuarios. Durante muchos años se limitaron a exportar petróleo y sus productos derivados. A su vez, tienen que importar más del 80 por ciento de los alimentos necesarios para la población”, cuenta a TSS el ingeniero agrónomo Edgar Cerchiai, responsable técnico del equipo de INTI Mendoza que asistió en el desarrollo de las tres plantas frutihortícolas. También formaron parte de la comitiva asesora la ingeniera Sonia Claros, el bromatólogo Cristian Ciurletti y el enólogo Carlos Martínez. Por su parte, técnicos de otros centros del INTI, de Buenos Aires y Rafaela, se ocuparon de la transferencia tecnológica a plantas dedicadas al procesamiento de carnes y lácteos.

El convenio entre el INTI Mendoza y CORPIVENSA contemplaba transferencia tecnológica para tres plantas
agroindustriales en Venezuela.

La asistencia técnica del INTI a la Corporación de Industrias Intermedias de la República Bolivariana de Venezuela (CORPIVENSA) abarcó todas las etapas de producción industrial, desde el aprovisionamiento de la materia prima hasta la elaboración y distribución de productos alimenticios congelados (línea de tubérculos y raíces); y de jugos, néctares y mermeladas (línea de frutas tropicales). “Era un proyecto integral, del tipo llave en mano”, indica Cerchiai. De esta manera, la transferencia consistió en recomendaciones técnicas sobre equipos e instrumental de laboratorio, la formulación y dosis de los ingredientes y aditivos a utilizar, y el entrenamiento operativo del personal, entre otras cuestiones técnicas. Todo el conocimiento quedó plasmado en manuales que hoy forman parte del capital de cada una de las fábricas.

“La idea de Chávez era ubicar las plantas en poblados que estuvieran fuera de la zona del Gran Caracas, con poco nivel industrial y grandes problemas de mano de obra, para que la instalación de una fábrica impulsara el desarrollo económico de la zona y generara valor agregado al trabajo de los pequeños productores, que se asociaron en cooperativas para aprovisionar a las plantas”, destaca el ingeniero.

Pero la vinculación no fue solamente beneficiosa para el desarrollo industrial venezolano, sino que también promovió la actividad fabril argentina. “A través del accionar del INTI y de la Cancillería argentina, logramos generar dos consorcios exportadores de equipos y máquinas que reunieron a unas ocho empresas metalmecánicas. Cinco son de Mendoza y las restantes son de Santa Fe y Buenos Aires. Desde el INTI, como organismo de referencia, nos encargamos de supervisar la fabricación de estos equipos”, señala Cerchiai.

La asistencia del INTI consistió en recomendaciones técnicas y el entrenamiento operativo del personal.

El apoyo técnico del INTI continuó hasta la inauguración de las plantas, a finales de 2012. “Esporádicamente, recibimos algunos e-mails de los técnicos venezolanos con los que interactuamos pero, desde la asunción del presidente Maduro, el proyecto ha quedado un poco paralizado. Es una pena no tener mayor contacto, ya que fue muy provechoso para el INTI porque participaron cientos de profesionales y se aprendió muchísimo”, lamenta el ingeniero.

De todos modos, están evaluando iniciar un trabajo de transferencia tecnológica similar con Ecuador, donde una técnica del Centro INTI Migueletes ya se encuentra realizando un primer relevamiento de las necesidades productivas de la zona. “Es fundamental que un país que tiene un alto grado de desarrollo en el tema alimenticio, como es el caso de la Argentina, pueda volcar esos conocimientos a un país con menor grado de desarrollo en el ámbito”, concluye Cerchiai.