Repelente natural que protege

Ante la epidemia por dengue, investigadores de la Universidad Nacional del Litoral trabajan en el desarrollo de un repelente a base de aceite de citronela que, a partir un proceso de transformación química, permite obtener un alcohol que aumenta su efectividad y que también serviría como prevención para COVID-19. Además, buscan generar un producto que agregue valor a la cosecha de pequeños productores de Misiones.

Por Nadia Luna  
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Agencia TSS – Con el regreso del calor primaveral, empieza a escucharse de nuevo el familiar zumbido de los mosquitos, esos que quedaron un poco opacados por el protagonismo indiscutible de la pandemia por coronavirus. En realidad, siempre estuvieron ahí: según el último Boletín Epidemiológico Nacional (28/9), durante este año hubo 59.277 casos confirmados y probables de dengue. Es el número más alto registrado en la historia del país y se produjo con una mayor extensión geográfica y temporal que en años anteriores. Los casos por COVID-19 tampoco dan tregua: este 6 de octubre hubo un nuevo récord de positivos (14.740), con un total hasta el momento de 824.468 casos y 21.827 muertes en todo el territorio nacional.

Investigadores de la Facultad de Ingeniería Química de la Universidad Nacional del Litoral (FIQ-UNL) trabajan en el desarrollo de un repelente a base de aceite de citronela que podría ser usado para protegerse del Aedes aegypti, pero que también permitiría prevenir el contagio por COVID-19. A diferencia de otros repelentes, que contienen compuestos sintéticos y tóxicos, los científicos utilizan las propiedades naturales de este cultivo, típico de la provincia de Misiones, para agregar valor a la cosecha de pequeños productores y, a la vez, generar un producto inocuo para la salud y el ambiente.

“Motivados por las necesidades que plantea la pandemia, planteamos un producto con doble efecto: que tenga propiedades repelentes contra el mosquito que transmite el dengue pero que también sirva para prevenir el contagio del virus que generó esta pandemia. También buscamos agregar valor a los cultivos de tal manera de hacerlos sustentables para los pequeños y medianos productores, ya que un problema que tienen es que dependen mucho de los precios que les pone el mercado y esto hace que a veces tengan una buena cosecha y, al otro año, salgan perdiendo”, explicó a TSS el doctor en Ciencias Químicas Juan Carlos Yori, miembro del Grupo de Valorización de Descartes Agroindustriales (GVDA) y líder del proyecto.

El grupo trabaja desde hace años realizando desarrollos para poner en valor residuos agroindustriales y cultivos locales, como zanahoria, papa y batata. Este proyecto surgió en una conversación con el Ministerio de Industria de Misiones, con la idea de aprovechar los cultivos de citronela del polo esenciero situado en la localidad de El Soberbio.

El desarrollo de los investigadores consiste en un proceso de transformación química que, a través de una reacción de hidrólisis, genera citrodiol, un alcohol que aumenta la propiedad repelente que de por sí tiene el cultivo. Además, al tratarse de un alcohol, tiene efecto sobre el virus. “Lo que recomienda la OMS como cuidado básico es el lavado de manos y la utilización de una mezcla de alcohol y agua al 70%-30%. Por eso, al hacer un producto que tenga esa composición en alcoholes y agua, y que además una parte de esos alcoholes corresponda al citrodiol, logramos que el producto tenga ambas funciones. Se puede aplicar tanto sobre manos como sobre la ropa”, señaló el investigador.

Durante este año hubo 59.277 casos confirmados y probables de dengue. Es el número más alto registrado en la historia del país y se produjo con una mayor extensión geográfica y temporal que en años anteriores.

Actualmente, no hay en el mercado un producto con esta doble función. Según el investigador, por lo que pudieron relevar, hay un proyecto similar en Inglaterra, también en fase de pruebas. “En cuanto al uso de repelentes, la mayoría están hechos a base de componentes derivados del petróleo y el principal problema que tienen es que son tóxicos, por eso no son recomendados para chicos pequeños”, apunta Yori.

Para realizar la transferencia de la tecnología y comercialización del producto, los científicos se asociaron con la empresa misionera Me Fitocosmética, que trabaja con productos agroecológicos de la zona. El Gobierno de Misiones, en tanto, colabora con el suministro de la materia prima.

“El país tiene que dejar de ser un productor de materia prima para vender tecnología. Por eso, es fundamental que el Estado apoye a este tipo de iniciativas, no solo por medio de subsidios, sino también al fomentar esta vinculación de los pequeños productores con centros de I+D y con pymes que tienen experiencia en comercializar. De otra manera, al no tener capacidad de acumulación, terminan vendiendo los cultivos a un mayorista a muy bajo costo. Estos proyectos de revalorización les dan la posibilidad de proyectar a futuro y producir determinada cantidad sabiendo que va a tener un destino”, afirma Yori.

Actualmente, los investigadores están realizando las últimas pruebas para confirmar que el producto funciona de manera eficaz contra el mosquito y el virus, algo que luego deberá pasar también por la lupa de la ANMAT. Además, en los próximos días conocerán los resultados de una convocatoria a la que se presentaron y, de obtener el subsidio, estiman que el producto podría estar disponible en el mercado en unos seis meses.


08 oct 2020

Temas: COVID-19, Dengue, FIQ, Misiones, Mosquitos, Repelente, UNL


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