Por una ciencia con perspectiva de género

Durante un conversatorio organizado por la Sociedad Argentina de Biofísica, investigadoras que trabajan en distintos cargos de gestión del sistema científico hablaron sobre las acciones que están llevando adelante para reducir las brechas de género en ciencia y para promover una perspectiva igualitaria en la construcción del conocimiento.

Por Nadia Luna  
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Agencia TSS – La desigualdad de género en el ámbito científico es una problemática que ha sido estudiada y documentada desde diversos aspectos en las últimas décadas. Sin embargo, muchas veces esos relevamientos quedan en el papel y no llegan a traducirse en acciones concretas que apunten a reducir efectivamente las brechas de género en ciencia y tecnología. Para conocer qué políticas se han venido implementando en la Argentina, el pasado viernes se realizó la mesa redonda “Políticas integrales para la equidad de géneros en CyT”, como parte de las Primeras Jornadas Virtuales de la Sociedad Argentina de Biofísica 2020.

De la mesa participaron cinco referentes del ámbito científico que trabajan en diversos ámbitos de la gestión y que expusieron sobre los diagnósticos que realizaron acerca de la participación de las mujeres y de la población LGTBI en ciencia, las políticas que han venido implementando y qué desafíos se plantean para los próximos años. Una de ellas fue la doctora en Ciencias Sociales Paula Lenguita, responsable del área de Política Transversal de Género y Diversidad Sexual de la Agencia I+D+i.

La investigadora explicó que la necesidad de crear un área que atienda esta problemática tiene que ver con que la ciencia “es uno de los enclaves más sexistas que hay, ya que se ha usado reiteradamente para justificar la discriminación de género”. Un ejemplo clásico de eso es que durante mucho tiempo se usó el peso del cerebro (más liviano en mujeres) para justificar una supuesta inferioridad. Lenguita remarcó que uno de los aspectos más difíciles de reconfigurar dentro del sistema científico para aplicar una perspectiva de género es el sistema de evaluación, que se basa en criterios meritocráticos.

De la mesa participaron referentes del ámbito científico que trabajan en diversos ámbitos de la gestión de ciencia y tecnología.

Para atender ese problema, se comenzó a implementar una estrategia de discriminación positiva en las convocatorias a los fondos que otorga la Agencia, como el Fondo Argentino Sectorial (FONARSEC), que está destinado especialmente a pequeñas y medianas empresas donde suele haber pocas mujeres. También avanzarán en el mismo sentido con el Fondo para la Investigación Científica y Tecnológica (FONCyT). “Estamos promoviendo equipos de investigación liderados por mujeres o cuya composición sea paritaria. Apuntamos a modificar la estructura jerárquica del sistema científico, a cuyos puestos más altos todavía llegan pocas mujeres”, explicó.

Como balance de la gestión realizada en el área, que fue creada este año, Lenguita contó que, hacia adentro, realizaron un diagnóstico de la situación de las trabajadoras de la Agencia, y hacia afuera trabajaron bastante en articulaciones interministeriales, como la aplicación de la Ley Micaela. “Se hizo mucho a nivel institucional pero falta mucho a nivel de diagnóstico. También tenemos que dar discusiones alrededor de la epistemología feminista en el campo de la ciencia argentina, para salir de los mandatos binarios en la producción de conocimiento científico”, señaló.

La doctora en Biología Molecular Victoria Prieto, investigadora del Instituto Pasteur de Montevideo e integrante de la Comisión de Género y del Comité de Calidad con Equidad de esa institución, explicó que en Uruguay la situación de desigualdad de género en ciencia es similar a la local. “Uno de los principales problemas es que las mujeres científicas son gran parte de la fuerza laboral de la investigación pero están subrepresentadas en los ámbitos de decisión”, afirmó.

Esto se ve por ejemplo en las brechas de género que hay en los comités de evaluación de proyectos de la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII) del Uruguay y, por ende, en los resultados de esas convocatorias: para proyectos que tienen montos por alrededor de 35.000 dólares, los equipos que ganan esos subsidios tienen un 45% de mujeres. Sin embargo, cuando se trata de proyectos de entre 120.000 y 150.000 dólares, solo hay entre un 17% y un 33% de mujeres en los equipos ganadores.

Prieto señaló que las causas de esa subrepresentación son múltiples pero algunas de ellas son la falta de políticas institucionales con perspectiva de género, una educación de las ciencias que reproduce los privilegios de género en vez de combatir los sesgos, una división sexual del trabajo científico y una falta de corresponsabilidad en las tareas de cuidados. “Las políticas tienen que apuntar a toda la comunidad científica, no solo a las mujeres. Tampoco alcanza con motivar vocaciones científicas en las niñas, sino que eso tiene que ir en conjunto con acciones firmes para resolver la desigualdad en ámbitos laborales, encarar el acoso sexual y laboral, y cuestionar la meritocracia del sistema científico”, planteó.

Congreso Internacional de Género en Ciencia, Tecnologia e Innovación, realizado en Santa Fe en junio de 2019.

Otra de las exponentes fue Érica Hynes, diputada provincial de Santa Fe (Frente Progresista Cívico y Social) y ex ministra de Ciencia de esa provincia. La legisladora puso énfasis en una de las principales causas de las brechas de género: la distribución inequitativa de las tareas de cuidado y el trabajo doméstico. En una encuesta que realizaron sobre usos del tiempo y brechas de género en el sistema científico-tecnológico de Santa Fe comprobaron que las mujeres dedican más tiempo que los varones al trabajo no remunerado y eso disminuye su productividad.

Esto, además, se profundizó durante las medidas de aislamiento implementadas por la pandemia. “Mientras los investigadores aprovecharon el confinamiento para escribir más, hacer más proyectos y pedir más financiamiento, las mujeres tuvieron que dedicar más tiempo a las tareas de cuidado. Por eso, uno de los aspectos principales para reducir las brechas de género en ciencia tiene que apuntar a promover políticas de corresponsabilidad de cuidado y tareas domésticas. Otra política necesaria es brindar capacitaciones para que no haya sesgos en el diseño de protocolos de investigación”, indicó.

Durante su gestión en el Ministerio de Ciencia de la provincia de Santa Fe, Hynes implementó el Programa de Género en Ciencia, Tecnología e Innovación, como marco para realizar diversas acciones. Entre ellas, organizaron el Congreso Internacional de Género en CTI, otorgaron becas doctorales destinadas especialmente a mujeres científicas, brindaron financiamiento para asistencia a congresos con un plus destinado a atender tareas de cuidado y realizaron proyectos con enfoque de género anclado al territorio junto a organizaciones de mujeres.

En el conversatorio también se habló de la experiencia del Programa Nacional para la Igualdad de Géneros en Ciencia y Tecnología, creado este año dentro del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación (MINCYT). Victoria Tignino, secretaria ejecutiva del Programa, explicó que algunos objetivos que se plantearon fueron hacer de las instituciones de CTI ámbitos propicios para el desempeño de la ciencia con equidad, promover la incorporación de la perspectiva de género en los procesos de I+D y acompañar en todo el proceso de generación de políticas públicas del Ministerio, asistiendo en la elaboración y diseño de las mismas.

Entre las acciones desarrolladas hasta el momento, Tignino dijo que retomaron el Banco de Acciones en Género y Ciencia, un repositorio que recopila instrumentos de políticas con perspectiva de género implementados en universidades y organismos de investigación, para que sirvan como modelo de consulta. También comenzaron con un ciclo de mesas de debate sobre género y ciencia, y realizaron una revisión de instrumentos, como sucedió con el Premio Distinción Investigador/a de la Nación Argentina.

“En 2019, solo hubo una mujer premiada. Una de las causas que encontramos es que las mujeres se postulaban menos o no eran postuladas por las instituciones. Por eso, parte del trabajo fue hacer una campaña que convocara especialmente a las mujeres y a la población LGTBI, y armar una comisión evaluadora paritaria. También queremos implementar el año que viene un nuevo instrumento: el Premio Cecilia Grierson a la I+D en temática de géneros”, adelantó Tignino.

Por último, Azul Hermida, que además de formar parte del Programa, integra el Observatorio de Violencia Laboral y de Género (OVLG) y la Comisión de Igualdad de Oportunidades y Trato (CIOT) del CONICET, se refirió a la implementación del “Protocolo de actuación para la prevención, difusión y capacitación en situaciones de violencia en ambientes de trabajo”, que lleva adelante el organismo desde 2017. En ese marco, impulsaron diversas acciones, como la elaboración de un manual de procedimiento para la creación de espacios de atención de violencia laboral y de género en dependencias del CONICET, al que los institutos pueden recurrir para saber cómo actuar ante esos casos.

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