Trabajadores de diversas dependencias de la CNEA decidieron iniciar medidas de fuerza en repudio a la falta de presupuesto en el organismo, en el marco de la degradación del Ministerio de Energía y la incertidumbre sobre el futuro del plan nuclear. El impacto en los proyectos y en las empresas del sector.
Agencia TSS – En dos asambleas realizadas en las sedes de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) en el Centro Atómico Constituyentes (CAC) y en la localidad de Zárate, adonde están emplazadas las centrales Atucha I y II, se resolvió el inicio de diversas medidas de protesta para advertir sobre el incierto futuro del sector nuclear ante los recortes que realiza el Gobierno en el área, que también resultó afectada por la reciente degradación de ministerios ordenada por el Poder Ejecutivo. La política nuclear era manejada por una Secretaría dentro del Ministerio de Energía y todavía no está claro qué jerarquía cobrará dentro de la estructura del Ministerio de Hacienda, que absorbió a la cartera energética. En las asambleas también se decidió adherir al paro de los días 24 y 25 de septiembre, convocado por la CGT.
El último eslabón de la crisis en el sector nuclear fue la suspensión del acuerdo con China para la construcción de las dos centrales de potencia planificadas, de gran impacto no solo en la CNEA, sino también en múltiples empresas del sector nuclear y en el futuro de los trabajadores que participarían en la construcción de las centrales y de empresa como la Planta Industrial de Agua Pesada (PIAP) y Dioxitek.
De la asamblea multisectorial en Zárate participaron los 30 gremios afectados por la suspensión de la construcción de Atucha III –para la que se estimaba una demanda de más de 5.000 puestos de trabajo– y del plenario participaron, entre otros, ATE, Luz y Fuerza Zárate, UOCRA, Ladrilleros, SMATA y Petroquímicos.
La asamblea del CAC –de la que participaron unos 70 trabajadores y a la que también adhirió otra realizada el pasado martes en el Centro Atómico Ezeiza– también rechazó el acuerdo salarial firmado por el gremio UPCN, en el que se pagaría por única vez una suma fija de 2000 pesos en octubre y 4000 en noviembre, con carácter remunerativo no bonificable, es decir, con descuentos pero que no cuentan para los cálculos de aguinaldo.
La CNEA atraviesa hoy una seria reducción presupuestaria, con un monto asignado para este año de 4.452 millones de pesos, por debajo de los 4.970 millones de pesos de 2017 y que a lo largo de los años sintió fuertemente el efecto de la devaluación. La baja en la inversión afectó a la mayoría de los proyectos en curso, salvo dos, que se mantienen aunque con retrasos: el prototipo de la central modular CAREM y el RA10, un reactor nuclear para el suministro de radioisótopos para uso médico, industrial y agropecuario. Al recorte en el funcionamiento del organismo se sumó el efecto devaluatorio (ver gráfico), escasamente compensado y que afectó seriamente a la cadena de pagos de la CNEA, ya que muchos de los insumos son en dólares. La baja en el presupuesto también impactó en la reducción en las becas que otorga el organismo para que los graduados especializados en la temática se incorporen a la CNEA.
“El CAREM viene retrasado. La idea era tenerlo operativo en 2020 y ya el año pasado, cuando el Gobierno presentó el Presupuesto 2018, en el CAREM hubo un recorte del 40% y algo similar pasó con el RA10. Ahí dimos una pelea grande y se logró un refuerzo de presupuesto pero extendieron el plazo para la finalización hasta el año 2022”, le dijo a TSS Javier Caccavelli, secretario general Adjunto de ATE-CNEA. Y agregó: “El CAREM puede servir para competir a nivel internacional y para exportar reactores en el futuro, pero no está pensando para las necesidades del país en cuanto a satisfacer la demanda energética, por eso no están desesperados por hacerlo”.
Daniel Sánchez, también delegado de ATE-CNEA, dijo en diálogo con TSS: “Las negociaciones con el Gobierno vienen siendo muy duras y lo que estamos tratando de instalar acá es una agenda de los trabajadores”. Y manifestó su preocupación por el futuro de Nucleoeléctrica Argentina (NA-SA), la operadora de las centrales Atucha I y II: “Hay rumores sobre que se está evaluando su privatización”, dijo. En julio pasado, alrededor de 250 trabajadores de esa empresa fueron despedidos.
Presupuesto de la Comisión Nacional de Energía Atómica 2009-2018 (en dólares)
Durante la asamblea en el CAC, los trabajadores, que se presentaban solo con su nombre de pila, discutieron sobre diferentes medidas de lucha y sus preocupaciones sobre la situación del sector. “Se está excluyendo algo que le da valor agregado al país y que nos lleva a una reprimarización de la economía”, afirmó un trabajador llamado Federico. “El primer presupuesto que elevaron para este año tenía inversión cero para todos los proyectos y en este contexto es difícil que ahora planteen algo diferente”, afirmó otra trabajadora llamada Luján.
El sector nuclear es considerado una “industria de industrias”, en el sentido de que fomenta la creación de proveedores de base tecnológica y la difusión de estándares de calidad. Durante la construcción de Atucha II hubo alrededor de 200 empresas que mejoraron procesos y calificaron para participar como proveedores.
“Las autoridades de la CNEA están desaparecidas desde hace un mes. Les venimos pidiendo reuniones pero ellos están corriendo detrás del Presupuesto 2019”, dijo Caccavelli. Y agregó: “Otro recorte sería devastador no solo por el impacto en los trabajadores y en la tarea que cumple la CNEA, sino también porque hay profesionales altamente calificados en el sector nuclear que podrían emigrar”.
13 sep 2018
Temas: Atucha III, Carem, CNEA; Plan Nuclear, Energía, Energía nuclear, NA-SA, Política científica y tecnológica, RA10, Reactores