Horizonte para el Riachuelo

La Autoridad de la Cuenca Matanza Riachuelo consiguió una ampliación de un crédito del Banco Mundial por 265 millones de dólares para completar grandes obras de saneamiento de la cuenca, que incluyen la finalización del Colector Margen Izquierdo, de plantas de tratamiento y la ampliación de redes cloacales. Esto permitiría que en el año 2023 no haya contaminación masiva de sus aguas.

 
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Agencia TSS – Actualmente, el principal problema de la cuenca Matanza Riachuelo son los vertidos cloacales que llegan directamente y sin tratamiento al río. Para solucionar esto, en 2010 se inició la construcción del Colector Margen Izquierdo, que es un río paralelo y subterráneo que intercepta todos los conductos cloacales y pluviales de la ciudad de Buenos Aires. Por los pluviales solo debería circular agua durante las lluvias, sin embargo, debido a los vertidos y conexiones clandestinas, todo el tiempo hay aguas cloacales sin tratamiento que terminan en el Riachuelo.

El Colector Margen Izquierdo ya tiene más de 80% de avance y debería desembocar en una planta de tratamiento, que debía ser financiada con fondos del Tesoro Nacional pero durante los cuatro años del Gobierno de Cambiemos su construcción estuvo virtualmente paralizada, por lo que hoy la planta tiene un 30% de avance de obra.

Una vez terminada la planta, las aguas ya tratadas fluirán por un emisario hasta 11 kilómetros de la costa del Río de la Plata para ir distribuyendo los efluentes a lo largo del río y favorecer la biodregradación natural. Esta obra también se encuentra en un 80% de avance, pero hasta que todo el sistema no esté terminado no puede empezar a funcionar.

Con la ampliación de un crédito del Banco Mundial por 265 millones de dólares se podrá terminar la planta de tratamiento y eliminar el agente que más está contaminando al Riachuelo. Con esta extensión, el crédito total asciende a 1227 millones de dólares y permitirá que en 2023 el Riachuelo deje de sumar contaminación masiva a sus aguas. Luego quedará un período nuevo en el que se podrá empezar a recuperar la calidad del agua.

El financiamiento, ejecutado por la Autoridad de Cuenca Matanza Riachuelo (ACUMAR), también se usará para la ampliación de la red cloacal de los barrios San Blas y Tres Rosas de la Villa 21-24, para la construcción de la planta de tratamiento del parque Curtidor de Lanús, otro gran contaminante, y para la construcción de la planta de tratamiento del Mercado de Hacienda en Cañuelas, tras su traslado desde Liniers. Así, se dejará de contaminar sistemáticamente el arroyo Cildañez, un afluente del Riachuelo.

Debido a los vertidos y conexiones clandestinas, todo el tiempo hay aguas cloacales sin tratamiento que terminan en el Riachuelo.

El aporte del Banco Mundial servirá también para la instalación del CIMCA, el sistema electrónico de monitoreo en tiempo real de las condiciones hidrológicas del río y el estado del volcado de efluentes de las grandes industrias de la cuenca Matanza Riachuelo.

Daniel Larrache, director Ejecutivo de Gestión de ACUMAR, le dijo a TSS: “Con esta obra, AYSA va a sumar capacidad de conexiones en el área. Esto mejora las condiciones de servicio de una población de 4.500.000 de habitantes y libera la capacidad de servicio de la planta Berazategui porque actualmente todas las cloacas de la ciudad terminan en esa planta, que ya está al límite de su capacidad. Nos va a permitir, a futuro, seguir avanzando en la extensión de redes y de servicio. Además, como el Colector Margen Izquierdo intercepta todos los pluviales de la ciudad de Buenos Aires, nos garantiza que todo lo que hoy llega al río por conexiones clandestinas, desechos industriales y cloacales, va a ser interceptado e irán a la planta de tratamiento”.

Con esta obra, cuando se produzcan las lluvias, el sistema pluvial se volverá a separa del cloacal para que el agua de lluvia pueda ir sin problemas al Riachuelo, pero durante los demás días el agua pasará por la planta de tratamiento.

«2023 es una fecha precisa y a partir de ahí cambiará la dinámica de la cuenca», dijo Larrache.

“Son tres grandes hitos que van a mejorar la capacidad de recuperación propia del río. Después habrá que trabajar en metodologías más precisas para ayudar al río a recomponer su calidad ambiental. Ese será el trabajo que vendrá a partir de 2023 o 2024”, afirmó Larrache. Y agregó: “Nuestra expectativa es poder llegar a una condición ambiental del agua por la cual uno pueda hacer actividades recreativas a la vera del río sin contacto directo. No va a estar indicado poder bañarse, pero sí va a poder ser un contacto indirecto con el río, que se tiene que acompañar con la limpieza de las márgenes, como se viene haciendo, de erradicar esta costumbre de tirar la basura al río o a los arroyos, para que no venga basura navegando por la cuenca. Hay que acompañarlo de una recuperación del entorno urbano. Las márgenes del río tienen que dejar de ser el fondo de la ciudad, tienen que volver a ser la cara”.

Consultado sobre la posibilidad de que se vuelva a permitir la navegación en el río, prohibida desde 2011, Larrache contestó: “En algún tramo como la desembocadura, la zona de Vuelta de Rocha, la zona de Barraca Peña y el Puente Pueyrredón, toda la zona que ha sido históricamente la parte portuaria del río, podría ponerse en valor y tener la expectativa de tener una navegabilidad con usos recreativos, turísticos y deportivos. No con actividades productivas porque eso ha sido en gran parte el foco de contaminación que nos llevó a esta situación”.

Casi 20 años después de iniciada la causa Mendoza, a partir de la cual la Corte Suprema de Justicia de la Nación determinó la obligación de la recomposición ambiental de la cuenca Matanza-Riachuelo e indicó quiénes serían los responsables de lleva a cabo esta obra, finalmente se está logrando el objetivo de evitar la contaminación masiva de este curso de agua, una problemática que lleva más de dos siglos.

“Estamos empezando a ver un horizonte porque estas obras, con los grados de avance que tienen, nos empiezan a dar una fecha cierta. 2023 es una fecha precisa y a partir de ahí cambiará la dinámica de la cuenca. Estas obras que están en marcha se terminan y hay que hacer otras para empezar a hilar más fino en la recuperación de la calidad del agua”, dijo Larrache.

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