Ecosistemas marinos: Los problemas que no se ven

Dos investigadores del CONICET participaron de un estudio internacional que relevó las 15 problemáticas emergentes que más afectarán a la biodiversidad marina y costera en la próxima década. Buscan crear conciencia, alentar a una mayor inversión para su estudio e impulsar un cambio antes de que tengan mayor impacto.

Por Nadia Luna  
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Agencia TSS – Cuando se habla de contaminación en ecosistemas marinos y costeros, hay algunos tópicos que surgen de inmediato: cambio climático, plásticos y otros residuos que flotan en cuerpos de agua, y sobreexplotación de recursos marinos, entre otros. Sin embargo, como lo urgente suele tapar lo importante, muchos otros problemas ambientales que necesitan ser tratados todavía no están recibiendo la atención y el financiamiento necesarios.

Con el objetivo de crear conciencia, incentivar una mayor inversión para su estudio e impulsar políticas que los atiendan antes de que tengan un impacto más grande, un estudio internacional, del que participaron dos investigadores del CONICET, relevó los 15 problemas emergentes que consideran que afectarán más a los ecosistemas marinos y costeros. El trabajo fue realizado por un equipo de casi 30 investigadoras e investigadores de diversos países, entre ellos, Reino Unido, Estados Unidos, Canadá, Australia, Portugal y Uruguay.

“Lo que relevamos son temas emergentes que consideramos que es importante estudiarlos en mayor profundidad para conocer qué impacto están teniendo sobre los ecosistemas y para prevenir daños mayores. También busca ser una llamada de atención en general”, dijo a TSS la doctora en Ciencias Biológicas Irene Schloss, investigadora del Centro Austral de Investigaciones Científicas (CADIC–CONICET) e integrante del estudio. El otro especialista argentino que participó fue Alberto Piola, investigador del Servicio de Hidrografía Naval (SHN).

Los problemas de contaminación en ecosistemas marinos y costeros van más allá de los plásticos y otros residuos que flotan en cuerpos de agua.

Para poder llegar a la selección de 15 problemas, lo primero que se pidió a las y los investigadores fue que cada uno presentara cuatro o cinco problemáticas que consideraran importantes y emergentes. Así, surgieron 75 temas a los que luego los investigadores les pusieron un puntaje de uno a mil, según el grado de importancia. Confeccionaron una lista con los 30 más votados e hicieron una reunión para discutir esos temas. De ahí, se seleccionaron los 15 que se consideraban más urgentes.

Uno de ellos tiene que ver con el impacto de los incendios forestales en ecosistemas marinos y costeros. “Es medio paradójico, porque lo primero que uno piensa es en el impacto que tienen para la tierra. Pero cuando la ceniza de los bosques incendiados entra al mar, esto puede actuar de fertilizante del fitoplancton, un conjunto de microplantas acuáticas que hacen fotosíntesis y que son responsables de la mitad del oxígeno que respiramos sobre la Tierra. Los incendios forestales aportan cenizas que tienen materiales diversos, entre ellos nutrientes. Esto puede aumentar la fertilización y la acumulación de fitoplancton, como se ha visto, por ejemplo, tras los incendios de Australia, y eso puede tener consecuencias en la red trófica del lugar. Consideramos que es importante estudiarlo para conocer mejor el impacto”, explica Schloss.

Otro de los problemas de la lista es el oscurecimiento costero producido a partir de diversas actividades humanas, entre ellas, los cambios en el uso de la tierra, el aumento de las precipitaciones y la inyección de material continental al océano. Una consecuencia de este oscurecimiento es que ingresa menos luz a las aguas costeras, afectando el proceso de fotosíntesis. Esto puede conducir, entre otras cosas, a cambios en la composición de los ecosistemas y en las especies dominantes del ambiente costero.

También se menciona como una problemática relevante el uso de dispositivos científicos para la investigación en ambientes marinos. “Hay muchas partes del océano que se desconocen por completo, por lo que hay cada vez más iniciativas para mandar sensores al fondo del mar para tomar datos. El problema es que la fauna puede confundirlos con una presa y comerlos, entre otros problemas que pueden llegar a producirles”, indica la investigadora.

«Los incendios forestales aportan cenizas que tienen materiales diversos, entre ellos nutrientes. Esto puede aumentar la fertilización y la acumulación de fitoplancton, como se ha visto, por ejemplo, tras los incendios de Australia», dice Schloss. Foto: Argentinas en la Ciencia, Laboratorios Bagó.

Otro de los temas emergentes es el empobrecimiento de la diversidad en las zonas ecuatoriales, donde se dan los mayores extremos de temperatura del planeta: los polos y el ecuador. En este punto, Schloss señala que el aumento de la temperatura global está generando cambios en esas zonas. “Están pasando cosas que no habían pasado en los últimos cientos de miles de años. Imaginemos un organismo que está adaptado a vivir a 25 grados. Si antes estaba a una altura determinada del planeta, ahora se tiene que desplazar hacia el sur o hacia el norte para encontrar la temperatura adecuada”, cuenta.

Pero el mayor problema lo tienen aquellas especies adaptadas a temperaturas muy frías, ya que, si estas temperaturas desaparecen, los organismos no tendrán donde ir. “Este tema puede parecer específico de algunas zonas pero que se pierda biodiversidad en los polos y en el ecuador es algo que afecta a todo el planeta”, remarca.

Por otra parte, un problema que también se encuentra en el listado elaborado por los científicos tiene que ver con elementos que fueron pensados como soluciones para otras cuestiones ambientales pero que afectan, de algún modo, a los ecosistemas marinos. Es el caso de las baterías de litio para autos eléctricos (que buscan reemplazar los vehículos con combustibles fósiles) y las bolsas biodegradables (para reducir el uso de plástico). “No hay sustancias inocuas. Si al final de su vida útil van a parar al agua, aún se desconoce por completo qué impacto tendrán sobre la fauna”, afirma Schloss.

La lista completa puede leerse en el trabajo publicado recientemente en la revista Nature, Ecology & Evolution. El objetivo final es que este inventario sirva para tomar acciones al respecto antes de que el impacto sea irreversible. “Por un lado, esperamos que sea un empujón para que la comunidad científica y los organismos que financian la ciencia pongan más el foco y la inversión ahí. Por otro lado, esperamos que en las agendas políticas también se tome esto como punto de referencia. Estamos en la Década de los Océanos y a fin de año hay un encuentro internacional sobre biodiversidad, así que ojalá ahí también pueda verse el impacto y aprovechar para discutir estos temas”, concluyó Schloss.

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