Una organización social, junto con profesores, estudiantes y egresados universitarios, lograron conectar a Internet a un centro comunitario en el corazón de la Villa 20 porteña. El proyecto incluye una plataforma de video y cursos de robótica.
Agencia TSS – Ya no podemos recordar cómo era nuestra vida antes de Internet. Hoy hacemos muchos trámites online, compras y consultas, pero para eso es necesario contar con una conexión y algunos conocimientos que damos por sentado. Pero en las villas la precariedad llega a todos los servicios y es por eso que los miembros de la organización social Proyecto Comunidad se las ingeniaron para poder ofrecer un servicio de Internet en su centro comunitario en el corazón de la Villa 20, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Gracias a esto pueden dar cursos y ayudar a los habitantes de este territorio cuando, por ejemplo, deben hacer trámites en línea. Porque hoy la conectividad tiene que ver con hacer accesible este servicio que se relaciona con el derecho a la comunicación, la información, la educación, el trabajo y la cultura.
Proyecto Comunidad existe desde 2002 y siempre trabajaron en temáticas vinculadas a educación, trabajo y vivienda. Hace un año plantearon el proyecto Atalaya Sur para darle conectividad a la Villa 20. Para llevar a cabo el proyecto, la organización debió contratar a Telefónica, que es la empresa que corresponde al barrio de Villa Lugano, pero que solo llevó la fibra óptica hasta una zona urbanizada donde hay una cooperativa de vivienda que forma parte del proyecto. Por eso, para llevar Internet al centro comunitario fue necesario instalar, en lo alto de una torre de viviendas, una antena de radiofrecuencia que transmite la señal hasta la Villa 20. “Nos pusimos en contacto con gente del posgrado de telecomunicaciones de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN), que rápidamente nos convocó para conocer más sobre la idea. En octubre formalizamos un convenio de colaboración e ingenieros de UTN vinieron para hacer un estudio de prefactibilidad y dejar instalada una primera fase”, explica Laura Figueiredo, referente de Proyecto Comunidad.
Parte de la complejidad del proyecto también tenía que ver con la precariedad de las instalaciones eléctricas. En una primera etapa se habían instalado equipos que se quemaron, ya que la tensión eléctrica en la Villa 20 puede variar entre los 160 y los 250 voltios.
El primer paso fue instalar un dispositivo en una de las torres de viviendas del barrio Néstor Kirchner -el barrio de la cooperativa de vivienda-, que permite vincular la conexión de Internet que llega por fibra óptica al enlace de radiofrecuencia con otro punto que está en la villa y que debe estar en la línea de vista. Pero no se pudo realizar el enlace con el centro comunitario en forma directa, sino que hubo que poner una segunda antena en la terraza de una vecina. Con este punto intermedio se lograron cubrir los 600 metros que separaban a las dos antenas para poder dar conectividad al centro comunitario. Además, dentro del centro comunitario hay equipos que son distribuidores y permiten dar servicio de Internet inalámbrico con un alcance de unos 70 metros a la redonda del centro.
“Empezamos con cursos de formación de usuarios para que conozcan la plataforma”, explica Figueiredo. La organización tiene una red de más de 700 emprendedores vinculados con el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación y la Comisión Nacional de Microcréditos, que serán los primeros que van a usar la plataforma con un aplicativo específico de microcréditos. También se usará para apoyo escolar y para cursos de capacitación y formación para el trabajo, que se dictan en vinculación con el Ministerio de Trabajo de la Nación.
La plataforma también permite acceder a Atalaya TV, un canal de videos en el que hay una selección de materiales realizados por un equipo de la organización. En esa plataforma se busca que los grupos de jóvenes empiecen a generar contenidos, para promover las experiencias culturales de la zona sur de la Ciudad de Buenos Aires y para que se debata sobre el barrio. “Queremos que sea una voz legítima, de los propios vecinos, para que puedan expresarse y contar qué es lo que ocurre ahí todos los días”, explica Figueiredo.
Como parte de la iniciativa, docentes de robótica, egresados y estudiantes de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires (FCEN-UBA) están desarrollando un proyecto de robótica educativa y robótica aplicada para jóvenes. Figueiredo dice que “trabajar con robótica y programación es una forma de fomentar vocaciones tecnológicas en el marco de un proyecto de país que tiene que seguir desarrollándose y transformar su matriz productiva. Y puede ayudar a que los jóvenes puedan salir de su situación”.
18 jun 2015
Temas: Brecha digital, Conectividad, Internet, Telecomunicaciones, UBA, UTN