Computadora en órbita

VENG, la empresa estatal de desarrollos tecnológicos para la industria espacial, trabaja en el desarrollo de una computadora de misión para satélites medianos. Esperan que esté lista para fin de año y en el proyecto trabajan diversas empresas e instituciones del sector espacial. También podría adaptarse para la industria aeronáutica.

Por Matías Alonso  
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Agencia TSS – Alrededor de 8.000 satélites orbitan la Tierra hoy en día y se estima que en los próximos años esta cifra podría crecer hasta cerca de 100.000, dada la fuerte caída en los costos de fabricación, operación y lanzamiento. Uno de los principales componentes de un satélite es la computadora de misión: se trata del “cerebro” de un satélite y puede procesar desde la aviónica hasta los diferentes instrumentos de carga útil, como diferentes cámaras o equipos de radar. VENG, la empresa estatal de desarrollos tecnológicos para la industria espacial, trabaja en el desarrollo de la una computadora de misión para satélites medianos.

La construcción de satélites es un nicho muy especializado, en el que la Argentina ha desarrollado un sector de empresas a partir del trabajo de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE), de empresas como INVAP y de los lanzamientos de los satélites de ARSAT, que hicieron surgir un ecosistema de pymes proveedoras. La tecnología espacial es un sector de muy alto valor agregado: se estima que un componente electrónico que en la tierra cuesta un dólar, cuando se adapta para su uso en el espacio puede costar mil dólares.

La computadora desarrollada por VENG está pensada para la gestión de las cargas útiles (gestiona los datos de los diversos instrumentos montados en el satélite) y está integrada por ocho placas independientes que incluyen un microprocesador LEON 3, y está pensada para satélites que vuelen en la órbita LEO, entre los 200 y 2000 kilómetros de altura, aunque también podría adaptarse a satélites en órbita GEO, a 36.000 kilómetros de altura. Su mercado es el de diferentes tipos de misiones satelitales, tanto para proyectos de la CONAE como también para privados, tanto nacionales como extranjeros.

La computadora desarrollada por VENG está pensada para la gestión de las cargas útiles (gestiona los datos de los diversos instrumentos montados en el satélite) y está integrada por ocho placas independientes.

Recientemente, en el Laboratorio de Integración y Ensayos (LIE) de la CONAE, los profesionales de VENG llevaron a cabo los ensayos funcionales de la computadora, que está en la fase de pruebas y se espera que para fin de año ya puedan ser ofrecida al mercado. Pedro Riva, gerente de Gestión Integrada de VENG y responsable del proyecto, le dijo a TSS: “Estamos buscando ofrecer un producto competitivo a nivel OBC (por computadora de a bordo, en inglés) satelital y también lograr la capacidad para desarrollar una computadora para la aeronáutica. Con una plataforma OBC satelital desarrollada, saltar a algo aeronáutico es posible”. En casos como el del avión Pampa III se utiliza una computadora de misión de origen israelí, que se podría reemplazar por una de fabricación nacional.

El proyecto está liderado por VENG pero también participan otras empresas de tecnologías nacionales. Entre ellas, Emtech (Bariloche), STI (Bariloche), Ascentio (Córdoba) y Seltron (Córdoba), y el grupo de software del Instituto Argentino de Radioastronomía (UNLP).

“A mí me gusta comparar lo que pasa en el proyecto con una reacción química en cadena. En este caso, la reacción primaria es tener un producto como una OBC, que hay otros en el mercado, pero tenerlo desde VENG, como empresa nacional, posibilita que se disparen las reacciones secundarias y terciarias. En el camino, las empresas que trabajan con VENG, como empresa tractora, también van ganando conocimientos y pueden activar algunos spin off. Hasta VENG podría hacerlo con una computadora para el sector aeronáutico. Y la tercera reacción es lo que se genera en el capital humano, por ejemplo, con los egresados del Instituto de Altos Estudios Espaciales Mario Gulich (CONAE/UNC) que trabajan en este proyecto, que se quedan en el país para seguir aplicando el conocimiento. Entonces, se genera un círculo virtuoso que es posible cuando se encaran iniciativas de este tipo”, explicó Riva.

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