Cannabis CONICET: Innovación, industria y soberanía

La Universidad Nacional Arturo Jauretche, el Hospital El Cruce y el CONICET crearon una empresa de base tecnológica que impulsará la investigación y la producción en cannabis medicinal y cáñamo industrial. Es un emprendimiento federal que se dedicará al desarrollo de semillas, al control de calidad y a la capacitación de recursos humanos.

Por Nadia Luna  
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Agencia TSS – Gracias a la lucha de familiares, profesionales y organizaciones de la sociedad civil, en los últimos años se han logrado avances legislativos que facilitan un poco más, a paso lento pero firme, la investigación sobre usos medicinales del cannabis y el acceso al cultivo. Entre ellos, la sanción de la Ley 27.350 de Uso Medicinal de la Planta de Cannabis y sus derivados (2017); su nueva reglamentación (2020), que mejoró algunas falencias de la ley; y la sanción de la Ley 27.699 (2022), que establece un marco regulatorio para el desarrollo de la industria del cannabis medicinal y el cáñamo industrial.

En este marco, el CONICET, la Universidad Nacional Arturo Jauretche (UNAJ) y el Hospital El Cruce (HEC) Dr. Néstor Kirchner crearon Cannabis CONICET, una empresa de base tecnológica que tiene como misión consolidar la industria del cannabis medicinal y el cáñamo industrial en la región. El anuncio se realizó este martes en la UNAJ y contó con la presencia de autoridades de las tres instituciones, además de legisladores, investigadores y representantes de organizaciones de la sociedad civil.

“Venimos trabajando desde hace años en la temática y crear esta empresa es una forma de que las cosas que ya estábamos haciendo comiencen a institucionalizarse, de forma que los productos y servicios lleguen más fácilmente a la comunidad. Entre ellos, el servicio de control de calidad cultivos, poder brindar semillas con genética conocida y asesorar a profesionales de la salud que quieren hacer estudios observacionales de diferentes patologías”, le dijo a TSS Silvia Kochen, investigadora del centro de Estudios de Neurociencias y Sistemas Complejos (ENYS–CONICET/ HEC/UNAJ) y una de las coordinadoras científicas de la empresa.

“Tenemos un siglo de prohibición en torno a este cultivo, lo que generó un retraso en el conocimiento que venía acumulando la humanidad. Esa prohibición hizo que en las currículas universitarias no se enseñe sobre esto. Por eso realizamos estas diplomaturas. No es fácil revertir estas cosas pero estamos en ese camino”, dijo Kochen. Foto: CONICET.

También participaron del lanzamiento el ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación, Daniel Filmus; la presidenta del CONICET, Ana Franchi; el rector de la UNAJ, Arnaldo Medina; y el director del Hospital el Cruce, Ariel Sáez de Guinoa. Según explicaron en la presentación, la EBT funcionará bajo cuatro principios rectores: federalismo, calidad y excelencia, responsabilidad social y agilidad en la articulación.

“Esta empresa tiene como objetivos avanzar en el desarrollo tecnológico, la capacidad de transferencia, la evaluación de la calidad y la democratización del conocimiento. Por eso, desde el Ministerio, vamos a otorgar la semana que viene subsidios por 150 millones de pesos para una línea de investigación específica para cannabis, para que las leyes no queden solo en el texto”, anunció Filmus durante el acto. El ministro también destacó que la iniciativa no hubiera sido posible sin la pasión y la insistencia de Kochen: “Esta es una experiencia relativamente nueva para el CONICET y ojalá que sea exitosa porque nos va a permitir que vengan muchas más”.

La empresa tendrá una estructura federal, aprovechando la localización geográfica de grupos que ya vienen investigando en el tema. Por ejemplo, la UNAJ y el HEC, en Florencio Varela, donde trabajan Kochen y otros equipos de investigación. También serán sede el CINDECA (CONICET/UNLP), en La Plata; y el CONICET CENPAT, en Puerto Madryn, donde trabajan los otros coordinadores científicos: Gregorio Bigatti y Esteban Colman.

Entre los principales servicios que ya ofrece Cannabis CONICET, está el asesoramiento a profesionales de la salud para la realización de estudios observacionales del uso terapéutico del cannabis medicinal, para contar con más evidencia científica sobre eficacia, efectos adversos y otros aspectos vinculados a diversas patologías. También, el desarrollo de semillas y su correspondiente registro ante el Instituto Nacional de Semillas (INASE) para su utilización en proyectos productivos y de investigación.

La empresa tendrá una estructura federal, aprovechando la localización geográfica de grupos que ya vienen investigando en el tema. Por ejemplo, la UNAJ y el HEC, en Florencio Varela, donde trabajan Kochen y otros equipos de investigación. También serán sede el CINDECA (CONICET/UNLP), en La Plata; y el CONICET CENPAT, en Puerto Madryn. Foto: CONICET.

Otro aspecto central será continuar con la capacitación destinada tanto a la comunidad en general (Diplomatura de Cannabis y sus usos medicinales) como a profesionales de la salud (Diplomatura Superior de Cannabis). “Tenemos un siglo de prohibición en torno a este cultivo, lo que generó un retraso en el conocimiento que venía acumulando la humanidad. Esa prohibición hizo que en las currículas universitarias no se enseñe sobre esto. Por eso realizamos estas diplomaturas. No es fácil revertir estas cosas pero estamos en ese camino”, señaló Kochen.

Para la investigadora, gracias a los avances legislativos, hoy es más sencillo investigar en la temática aunque considera que todavía hay varias tareas pendientes, como la puesta en funcionamiento de la Agencia Regulatoria de la Industria del Cáñamo y del Cannabis Medicinal (ARICCAME). “Hay una legitimidad que se fue logrando a partir del trabajo de madres y familiares de pacientes. En mi caso, y en el de muchos colegas, fueron ellas las que nos convocaron a trabajar en esto. Por eso, en nuestras diplomaturas no solo hay integrantes de la academia, sino también docentes que vienen de las organizaciones y que saben muchísimo de cannabis”, contó a TSS la investigadora, que también forma parte de la Red del Cannabis y Usos Medicinales (RACME) del CONICET.

Durante el acto, se hizo hincapié en dos cuestiones vinculadas con la investigación y producción industrial del cannabis. Por un lado, en el hecho de que, a diferencia de otras drogas (algunas de venta libre, como el alcohol y la nicotina), actualmente existe vasta evidencia científica sobre los beneficios del uso de cannabis en diferentes patologías, su contribución en la mejora de la calidad de vida de los pacientes y la baja posibilidad de efectos adversos.

También participaron del lanzamiento el ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación, Daniel Filmus; la presidenta del CONICET, Ana Franchi; el rector de la UNAJ, Arnaldo Medina; y el director del Hospital el Cruce, Ariel Sáez de Guinoa. Foto: CONICET.

Por otro lado, se remarcó que la producción industrial representa una oportunidad para la Argentina dentro de un mercado global emergente que va en crecimiento. En el año 2000, la producción global de cannabis medicinal era tan sólo de 1,4 toneladas, mientras que en el 2019 alcanzó las 468 toneladas. En tanto, las proyecciones para el 2024 indican que el valor de la producción global alcanzaría los 42.700 millones de dólares, multiplicando por 14 veces el valor de hace diez años atrás.

“Es una enorme alegría acompañar este emprendimiento del CONICET. Somos una universidad joven, tenemos solo once años pero estamos creciendo mucho en investigación y vinculación tecnológica, y esto es gracias al compromiso de nuestros docentes investigadores y a las políticas nacionales”, señaló Medina, rector de la UNAJ. “Venimos de la educación pública y trabajamos en el sistema de salud público. Es la sociedad la que sostiene nuestras carreras y salarios. Por eso, tenemos que devolver esa inversión en políticas públicas que permitan mejorar la vida de nuestros vecinos”, agregó Sáez de Guinoa, director del HEC.

Finalmente, la presidenta del CONICET remarcó que esta iniciativa permitirá, entre otras cosas, tener semillas propias, aportar a la soberanía del país y generar fuentes de trabajo. “Esta es una etapa más en un camino que no inició el CONICET, la universidad ni el hospital, sino que lo iniciaron aquellas personas, principalmente mujeres, que querían usar el cannabis medicinal para sus familiares pero se toparon con un Estado que las persiguió. Ellas siguieron adelante, por algo son mujeres, y fue con ellas que nos juntamos para crear la RACME, aprender de su experiencia y continuar ese camino”, concluyó Franchi.

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