La facturación de energía de balance neto, vigente en algunos países, permite al consumidor producir electricidad a partir de fuentes renovables de su propiedad y volcar los excedentes que no usa a la red de distribución.
Con esta modalidad, también conocida como net metering, una persona puede tener un sistema de generación de energía por fuentes renovables en su casa. Éste genera una cantidad determinada de kilowatts (kW) que el usuario consume, pero además puede volcar los kW excedentes a la red de distribución de energía. Por otro lado, mientras sus sistemas no generen energía, por ejemplo durante la noche en los casos de los paneles solares, puede recibir energía de la red como cualquier otro usuario. A fin de mes se le cobrará la diferencia entre los kW producidos por su propio sistema y los consumidos de la red. La regulación simplemente obliga a las compañías eléctricas a comprar este exceso de energía y descontarlo de la energía que los usuarios toman de la red. En la mayoría de los casos funciona como un préstamo de los kW excedentes a la distribuidora, que luego esta devuelve cuando el consumidor los necesita, sin que ninguno de los dos gane dinero.
Hay otra modalidad, por la cual se fija una tarifa por kW y se le permite al consumidor vender aquello que produce y no consume, obteniendo así una ganancia. En todos los casos se trata de instalaciones de producción de energía proveniente de fuentes renovables, generalmente con un límite a la potencia de generación de alrededor de 100 kW.
Es una ventaja para los consumidores que quieran instalar sus propios sistemas de producción de energía renovable, ya que en éstos la energía se produce cuando el recurso está presente, como ocurre, por ejemplo, con los paneles solares, que solo cargan durante el día. Por esta razón es necesario contar con un sistema de baterías para poder usar esa energía durante la noche. El costo de una instalación casera de generación de energía renovable se divide casi en partes iguales entre los costos de generación y los de acumulación. Con el esquema de balance neto no es necesario acumular la energía en baterías, por lo que se reduce casi a la mitad el costo de la instalación. El costo económico de las instalaciones de este sistema lo absorben los consumidores, pero con el convencimiento de que pueden tener un esquema de producción de energía amigable con el medioambiente. Además genera independencia de los cortes de luz durante los momentos en que se produce la energía.
Este esquema de facturación potenciaría las capacidades de pequeñas empresas que producen generadores eólicos de baja potencia o de empresas que arman paneles fotovoltaicos, así como también fomentaría una proliferación de instalaciones de generación de energías renovables. Dado que parte de la energía se produciría en el mismo lugar donde se la consume y en las franjas horarias de mayor consumo, también se produciría una redistribución de generadores que redundaría en una solución para los problemas de distribución.
Otras consecuencias adicionales: sería una contribución para reducir la cantidad de combustible importado y ayudaría a cumplir la meta de porcentaje de energía renovable impuesta por ley. Hoy el porcentaje de energía de fuentes no renovables es del 1,1%, mientras que según la ley 26.190, para el 2016 debería ser del 8%.
Una vez expuestos los beneficios de este esquema de tarifas es necesario dar a conocer los problemas que enfrentaría nuestro país si se propusiera aplicar esta modalidad. Julio Durán, responsable del Departamento de Energía Solar de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), expresó que “con tarifas subsidiadas y mucho más bajas que las del mercado internacional, el net metering no va a ayudar en mucho para que tecnologías de generación de energías renovables sean conectadas a la red Argentina. No hay forma de que compitan. Por una cuestión financiera no conviene hacer la instalación”.
Con referencia a los países que decidieron impulsar el desarrollo de las energías renovables, agrega Durán, allí “hubo una decisión política de hacerlo a través de una tarifa diferencial, donde el pequeño productor de energía recibe una tarifa más alta por lo que produce que por lo que consume». Según el especialista, “estos países han ido reduciendo dichas tarifas diferenciales, tendiendo al sistema de medición neta una vez alcanzada la paridad con el costo de la generación convencional. Esta meta se espera alcanzar en muchos países durante esta década».
Sin embargo, para que este sistema sea justo con los usuarios que no generan energía debe hacerse una diferencia entre el costo de la energía y el costo de mantenimiento de la red, ya que si los consumidores que generan su energía recibieran una factura sin costo alguno, el resto de los consumidores deberían hacerse cargo del mantenimiento de la red, lo que afectaría la economía de las personas con menos recursos.
17 feb 2014
Temas: Electricidad, Energías renovables, Net metering, Sistema de balance neto