Investigadores de la UBA y el CONICET trabajan en un sistema de remediación de aguas reutilizable y de bajo costo. Lo hacen a partir de nanopartículas y de la quitina, un desecho de la industria pesquera obtenido del caparazón de crustáceos. Los ensayos de laboratorio les permitieron remover contaminantes como arsénico, metales y antibióticos.