Investigadores del CONICET y de la Universidad Nacional de La Plata descubrieron que una droga que se usa para tratar enfermedades genéticas permitiría combatir insectos que se alimentan de sangre, como chinches, mosquitos y vinchucas, entre otros.
Agencia TSS – Los insectos que chupan sangre, llamados artrópodos hematófagos, pueden llegar a consumir su peso en lo que constituye su alimento. Pero, dado que la sangre tiene gran cantidad de proteínas, es muy importante que puedan descomponerlas para sobrevivir. Investigadores de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) y el CONICET descubrieron que cuando los insectos están en contacto con la nitisinona –un medicamento que se usa para tratar dos enfermedades genéticas poco comunes en humanos, tirosinemia tipo 1 y alcaptonuria– son incapaces de procesar las proteínas, con lo que terminan muriendo intoxicados por su propio alimento.
Si bien el caso más exitoso hasta el momento ha sido en chinches de cama, se presume que su uso tendría efectividad para combatir mosquitos, garrapatas, vinchucas y mosca tsé tsé. El compuesto puede ser ingerido por los insectos tanto si es consumido por los humanos como si es rociado en superficies adonde se posan los insectos luego de alimentarse, como camas o paredes.
El trabajo empezó en el año 2012 con el doctorado que realizó en la Universidad Nacional de Quilmes el biotecnólogo Marcos Sterkel. Durante una estadía de investigación en Brasil, donde investigó sobre la modificación genética en vinchucas, descubrieron que administrar nitisinona en insectos tenía el mismo efecto que “apagar” los genes que les permiten digerir las proteínas de la sangre con que se alimentan.

En diálogo con TSS, Sterkel dijo: “Cuando los insectos digieren la sangre se liberan grandes cantidades de aminoácidos, los bloques –de moléculas– que forman proteínas, entre ellas, la tirotina. Cuando se inhibe la desgradación de esta última, se genera la muerte de los bichos después de alimentarse. Como la nitisinona se usa para tratar enfermedades genéticas de degradación de tirotina en humanos, a partir de eso empezamos a usarla para el control de diferentes insectos que chupan sangre”. Actualmente, Sterkel es investigador adjunto del CONICET en la UNLP, como integrante del Centro Regional de Estudios Genómicos (CREG), que esta semana se fusionó con el Centro de Endocrinologia Experimental y Aplicada (CENEXA).
En la Argentina solo está permitido usar insecticidas piretroides que matan a los insectos de forma inmediata y por medio de una sobrecarga del sistema nervioso. Son muy efectivos pero también han generado el crecimiento de una población resistente, lo que demanda idear nuevas formas de combatirlos. “En este momento el estudio volvió a tomar impulso porque encontramos que tiene un muy buen efecto en la chinche de cama (también conocida como ácaro) y no tiene resistencia cruzada con otro tipo de insecticidas (el trabajo fue publicado recientemente en la revista Pest Management Science). Con vinchucas se está trabajando en laboratorio, y con mosquitos de dengue en campo”, contó Sterkel.
Organismos que tengan otro tipo de alimentación no se ven afectados por esta droga ya que ninguno consume cantidades tan grandes de proteínas, por lo que podría ser una solución muy específica que no genere cambios en el ambiente.

La nisitosina podría ser rociada sobre las superficies donde se posa el insecto luego de alimentarse o bien podría ser consumida por las personas. En el caso de los mosquitos, se podría rociar esta droga en las paredes de las casas porque estos insectos, luego de picar, suelen necesitar posarse un rato para descansar. Allí es donde podrían entrar en contacto con la droga, que puede aplicarse cuatro días antes de que el insecto coma o tres días después de que lo haga para que tenga efecto. La muerte depende de la digestión del mosquito y en la mayoría de los casos demanda algunos días, con lo que permitiría que algunas hembras puedan poner sus huevos, con lo que no se generaría resistencia como especie.
El hecho de que sea una droga de uso en humanos plantea algunos casos potenciales de uso. “Estamos pensando en que si una persona tuviera diagnosticado dengue se le podría inyectar nitisinona junto con los retrovirales para que si un mosquito la vuelve a picar ya no pueda transmitir la enfermedad. Hoy ya no se habla de matar al mosquito, sino de tratar de cortar la transmisión de enfermedades”, dijo Sterkel.
Actualmente, en la UNLP están trabajando mayormente con mosquitos y vinchucas. La investigación se financió con dos Proyectos de Investigación Científica y Tecnológica (PICT) de la Agencia I+D+i, uno para ensayos en campo con mosquitos y otro para trabajar en vinchucas. Sin embargo, el desfinanciamiento del sector científico-tecnológico por parte del Gobierno pone trabas para avanzar. “Ahora nos quedamos sin plata porque falta que nos paguen una parte del PICT 2021, todavía no se pagó nada del que ganamos en 2022 y la convocatoria del PICT 2023 todavía no está cerrada. Ya estamos en 2025 y no nos queda plata”, se lamentó Sterkel.
21 mar 2025
Temas: Biotecnología, Chinche, CONICET, Enfermedades, Hematófagos, Insectos, Mosquito, UNLP, Vinchuca