¿Qué estrategias se necesitan para recuperar la actividad en una economía golpeada por la pandemia? ¿Por qué es central que la economía informal y los sectores populares se inserten en el sector productivo? ¿Qué políticas públicas podrían ayudar a mejorar la productividad industrial, las exportaciones y la generación de empleo? Un grupo de especialistas se encontró en la virtualidad para reflexionar sobre las medidas que podrían ayudar a la recuperación económica en la Argentina pospandemia.
Agencia TSS – Tras la aparición del primer caso de COVID-19 en la Argentina y frente a la amenaza de la pandemia sobre la vida de las personas, las medidas de aislamiento lograron, en un primer momento, saldar las diferencias ideológicas. Sin embargo, con el correr de los días y las reiteradas extensiones de la cuarentena, buena parte del sector productivo comenzó a reclamar por la necesidad de volver a la actividad. Así, en medio de este contexto, se instaló un debate público sobre la supuesta dicotomía entre economía y salud, sin tener en cuenta que el principal factor de riesgo es la pobreza.
Lo cierto es que el nuevo coronavirus complejizó una crisis de estancamiento económico que en la Argentina había comenzado al menos dos años antes, marcada, entre otros indicadores, por una retracción de la industria, que en abril de este año alcanzó el 30% en algunos sectores. «A fines de 2020 vamos a tener el PBI per cápita de 2005, perdimos 15 años de crecimiento con todo lo que eso implica en calidad de vida», lamentó Victoria Giarrizzo, investigadora del Instituto Interdisciplinario de Economía Política de Buenos Aires (IIEP-BAIRES), durante un conversatorio virtual organizado por la Fundación Friedrich Ebert Stiftung (FES). El encuentro, «Macroeconomía en tiempo de pandemia. Impacto sobre la estructura productiva», reunió a un grupo de especialistas que reflexionaron sobre posibles medidas y políticas públicas que permitan enfrentar la crisis pospandemia.
«Es urgente reducir el problema de la pobreza, pero también hacen falta políticas de largo plazo. Para salir adelante como país y poder exportar, necesitamos políticas productivas que mejoren nuestra competitividad, desarrollar la ciencia y la tecnología. También necesitamos políticas que tomen en cuenta a todos los sectores excluidos de la sociedad, para generar empleo de la mejor calidad posible para todos ellos», sostuvo Marta Bekerman, directora del Centro de Estudios de la Estructura Económica (CENES) de la Facultad de Economía de la Universidad de Buenos Aires (UBA), durante este encuentro en el que los participantes coincidieron en orientar la obra pública para mejorar la infraestructura en barrios vulnerables y abaratar costos logísticos. Otras medidas que se propusieron durante el encuentro fueron: pensar una estrategia para lograr que la economía popular sea rentable y no de subsistencia, implementar una reforma tributaria para favorecer la producción, reducir la burocracia estatal para promover las exportaciones, estimular el ahorro en moneda local, mantener salarios de calidad y apoyar el sistema de compre argentino.
«El poscovid nos instala en el dilema de siempre de la economía argentina: ¿Cómo reperfilamos la matriz productiva para poder gestionar el equilibrio interno en términos de empleo y el externo en términos de necesidades de divisas?», planteó el investigador Fernando Porta, director del doctorado en desarrollo económico en Universidad Nacional de Quilmes (UNQ), y reconoció que lo que él mismo propone como «utopía reformista» –entendida como una estrategia de desarrollo orientada a una economía de trabajo formal y salarios altos–, no es suficiente ante el escenario actual y futuro.
«Eso puede ser una solución para algunos sectores formales de la economía, y quizás progresiva y lentamente para algunos sectores que se puedan ir incorporando, pero un 40% de población argentina está al margen de esta dinámica. Hay que pensar en cómo el Estado genera activos complementarios decisivos para que las organizaciones de la economía popular puedan escalar y tener más que una estrategia de sobrevivencia», dijo Porta, que también es investigador del Centro Interdisciplinario de Estudios en Ciencia, Tecnología e Innovación (CIECTI), y propuso articular políticas públicas de acuerdo con objetivos prioritarios estratégicos, como el fortalecimiento del sistema de producción de tecnologías médicas y el acceso a la salud, la urbanización de villas y barrios populares, y el desarrollo de una estrategia de soluciones habitacionales.
«Una gran cantidad de pymes están cerrando y dejan a familias sin ingresos. Las que continúan trabajando lo hacen con menos productividad debido a que no venden los mismos volúmenes o por ajustarse a las medidas preventivas», advirtió Giarrizzo, y agregó que, mientras algunas industrias demandan insumos dolarizados a valor oficial, otras importan a un dólar más caro, con bastante incertidumbre y ajustes de precios anticipados. También se suma un problema de desabastecimiento provocado por mayores protocolos, dificultades en el transporte y falta de ingresos para importaciones, lo que genera situaciones disímiles en cada rubro.
«Todo esto repercute principalmente en una reducción del ingreso familiar, ya que muchas empresas están bajando los salarios hasta en un 50% y aumentó el desempleo, lo que generó un cambio en los hábitos de consumo. La gente se acostumbró a consumir menos y, cuando se levante un poco la economía, no va a volver a comprar rápidamente cómo antes», opinó la economista.
«Es un problema de oferta y demanda que requiere mucha de originalidad y audacia para salir más rápido. Es necesario cuidar la oferta, a las empresas que generan empleo y también tener políticas de demanda para sostener los ingresos de aquellos sectores informales que, en particular en América Latina, no pueden sostener su poder adquisitivo ante el estancamiento que genera la pandemia», sostuvo Diego Coatz, director ejecutivo y economista jefe de la Unión Industrial Argentina (UIA).
Coatz comparó el escenario actual con la crisis mundial del año 2009: «Según la OMC, el comercio internacional puede caer hasta casi un 25%, cuando en 2009 había caído un 10%; el crecimiento en China, que entonces fue del 9%, este año se proyecta en un 3%; y en Brasil se prevé una caída de la economía del 7%, frente a la caída de poco más de medio punto que sufrió ese país hace diez años».
Competitividad y empleo
En el marco de la pandemia, el Gobierno está tomando diversas medidas para tratar de contener los distintos problemas que emergen en el escenario actual. «Hemos trabajado con el sector privado en lo que llamamos compromiso social de abastecimiento, que busca generar referencias de precios, en particular para frutas y hortalizas. También estamos trabajando con el Mercado Central, municipios, comercios barriales y supermercados», explicó Natalia García, directora nacional de la Secretaría de Comercio Interior del Ministerio de Desarrollo Productivo, y afirmó que uno de los objetivos principales de esta gestión es mejorar la competitividad del sector productivo, pero cuidando el salario real de los trabajadores. Desde que comenzó la pandemia se focalizaron en garantizar el acceso a bienes esenciales y productos de higiene personal y limpieza, a través de medidas como la Resolución 100, que retrotrae precios máximos al 6 de marzo, y la ampliación del programa «Ahora 12» .
«El Estado hoy está brindando asistiencia y eso le pone un piso a la caída de ingresos, pero será insostenible si no se reactiva el sector productivo», destacó Giarrizzo, quien también propuso direccionar la obra pública hacia objetivos estratégicos, como el desarrollo de infraestructura para reducir costos de logística, mediante la construcción o habilitación de nuevas vías de ferrocarril, la adaptación de rutas para el traslado de bitrenes y la habilitación de puertos en el interior del país, que en muchas casos ya existen pero no son utilizados.
«Si se piensa en esta nueva realidad argentina de bajo consumo, el ajuste de costos no puede pasar por el salario. La productividad en la Argentina debe contar con salarios dignos y los mejores que se puedan pagar», dijo Giarrizzo y agregó que otro objetivo al que debería orientarse la obra pública es a invertir para que lo barrios populares tengan condiciones de saneamiento adecuadas, lo que también permitiría reducir costos en salud y mejorar la calidad de la educación.
«Hay problemas estructurales del sector productivo argentino y otros asociados a la cadena de comercialización que requieren ser atendidos», agregó García, que coincidió con su colega en cuanto a la importancia de direccionar la obra pública para reducir costos logísticos y mejorar la “competitividad genuina” de las empresas.
Giarrizzo consideró que el actual es un momento propicio para realizar una reforma tributaria que no se limite a una simple disminución impositiva. «Los impuestos en la Argentina son altísimos y eso genera inequidades, muchas empresas están en la informalidad porque no pueden pagarlos. Si la Argentina quiere salir al mundo y tener empresas que puedan competir con productos importados el componente fiscal es fundamental, no podemos seguir dependiendo del tipo de cambio para tratar de ser competitivos», dijo la investigadora.
«Las empresas tendrán que ser rentables en una economía de bajo consumo, el Estado tendrá que ver cómo asistir al sector productivo y los sectores sociales tienen que encontrar su lugar en ese sector. En la economía popular tenemos un potencial de emprendedores que hay que aprovechar, pero para eso hay que darles cabida en las compras del Estado y resolver la burocracia estatal», afirmó Giarrizzo, y concluyó: «Podemos tener un tipo de cambio competitivo y resolver el problema de la deuda o la inflación, pero si no miramos hacia adentro de la economía argentina podemos seguir siendo pobres».
11 jun 2020
Temas: COVID-19, Desarrollo, Economía, Empleo, Exportaciones, Industria, Matriz productiva, Producción
1 comentarios en “La economía después de la pandemia”-
Sergio Gomez
(01/10/2020 - 13:48)La globalización ha transformado la relación entre las personas y su entorno: ahora lo local es global y lo global es local. Lo mismo sucede con la pandemia del coronavirus SARS-CoV-2, un tipo de virus que provoca resfriados comunes pero también puede desarrollar enfermedades más graves.