El vicepresidente de ADIMRA habló con TSS sobre la creación de un centro tecnológico en Florencio Varela y acerca de cómo ganar competitividad en el sector metalúrgico más allá del salario y el tipo de cambio.
Agencia TSS – ADIMRA, la Asociación de Industriales Metalúrgicos de la República Argentina, acaba de inaugurar un nuevo centro tecnológico en Florencio Varela, en asociación con la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM) y la Universidad Nacional Arturo Jauretche (UNAJ). Al igual que en otros centros tecnológicos que tienen en diferentes puntos del país, buscarán la integración de empresarios y universidades para poder implementar tecnologías que permitan mantener la competitividad de la industria nacional en los mercados internacionales. TSS habló con Juan Carlos Lascurain, vicepresidente de ADIMRA, sobre el rol de la innovación tecnológica en el área metalúrgica.
“Hemos cambiado el rol que históricamente había cumplido ADIMRA, que por mucho tiempo fue un sitio de reunión de empresarios de rubros específicos para el análisis de normas que dictaba el Gobierno y para la discusión salarial. El rol que cumplíamos era muy pequeño frente a las dificultades que hoy enfrenta el mundo y por eso decidimos modificarlo. Quisimos establecer un ámbito de acción ligado a la ciencia y la tecnología, en el que pudiésemos empezar a hablar de otras cuestiones, a instalar la parte de investigación, de análisis de nuevos productos y también de poderle resolver temas estratégicos a los socios metalúrgicos a través de nuestra participación”, dice Lascurain, expresidente de la Unión Industrial Argentina (UIA) y titular de M. Royo, empresa dedicada a la fabricación de tubos de acero con costura.
El vicepresidente de ADIMRA –que fue fundada en 1904 y agrupa a 59 cámaras metalúrgicas de la Argentina– resalta la creación de “centros tecnológicos que tienen un fuerte rol en la parte de formación en nuevas tecnologías que las empresas van incorporando. En Santa Fe está el Censabella, que es uno de los más conocidos, pero también hay uno en Gálvez y otro en Esperanza; y también hemos instalado centros en Córdoba y Entre Ríos”.
¿Qué formaciones dan en esos centros? ¿Buscan formar técnicos?
Las empresas de cada región son las que demandan las formaciones en función de sus necesidades tecnológicas y nosotros adecuamos una serie de capacitaciones que damos a través del IAEA (Instituto de Actualización Empresarial ADIMRA). Además, en nuestro Departamento de Ciencia y Tecnología tenemos un grupo de profesionales que asesoran en la preparación de proyectos que permitan conseguir financiamiento de los programas del Estado. Esa elaboración de proyectos no implica un costo para el empresario, sino que es un servicio que la Asociación les da a todos los que forman parte de esta familia metalúrgica.
¿Qué tipo de especialización ofrecen para los empleados de las empresas?
Tenemos cursos no solo para los empleados, sino también para los directivos. Están los GTEC (el programa de formación de gerenciadores tecnológicos), que los damos con algunas universidades. Es tan dinámico esto que siempre van surgiendo nuevas necesidades. Recientemente se inauguró el Parque Industrial de Florencio Varela y ahí vamos a tener un centro que va a estar relacionado con la fundición, la forja y la electrónica, a partir de un convenio con la UNSAM y la Universidad Jauretche. En los próximos días estaremos firmando un convenio para hacer nuevo centro de transferencia con fondos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y participación de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), el INTI-Rosario, la Municipalidad de Las Parejas y nuestro Centro Industrial de Las Parejas. Es una estrategia que hemos definido hacia el futuro, dado que entendemos que las ganancias de competitividad no están dadas solamente por las condiciones laborales, es decir, el valor del salario, ni tampoco exclusivamente por un tipo de cambio, sino que van más allá de esas dos variables. Entonces, entendemos que el aspecto tecnológico es fundamental.
¿Es común que asociaciones empresarias tengan este tipo de unidades de vinculación tecnológica?
No, no es muy común, me parece que en ese sentido nosotros estamos marcando un camino. En la Argentina hay un componente de pequeñas y medianas empresas muy grande. En nuestro caso, el 99 % somos pequeñas y medianas empresas y más del 85 % somos de capital nacional, con lo cual tenemos una mirada con una fuerte raíz en nuestro país.
¿Cómo puede hacer la industria nacional para competir con China?
Hay algunas cuestiones que nosotros no podemos resolver. Si a pesar de trabajar con diferente escala y con diferencias de costo, por una estructura laboral distinta que existe en China, nosotros queremos tener industria, tanto los industriales como el Estado tenemos cosas para hacer. El Estado, a través de incentivos muy fuertes a la inversión para mejorar las tecnologías de las fábricas, mejorar los procesos y que el empresario deba asumir esos compromisos. Es una cuestión en donde todos estamos involucrados, incluso los trabajadores. Porque, en el caso de nuevas tecnologías, también tiene que haber una decisión del trabajador de querer capacitarse.
¿Qué opinión tiene sobre los programas de financiamiento del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva (MINCYT) que buscan articular lo público y lo privado? Y ¿cómo ve a ADIMRA en relación a ellos?
A mí siempre me gusta compararlo con lo histórico y para nosotros era impensado este escenario. El hecho de que se haya creado el MINCYT es un factor fundamental que a nosotros, los industriales, nos indica el camino por el que se va a ir. Después está la vocación de cada uno de tomar ese camino o no. Hay una fuerte decisión de un sector industrial que dice “esta es una herramienta hacia donde me tengo que encaminar para tener una competencia industrial a futuro”. No siempre vamos a tener una administración del comercio, aunque es necesaria en los países como los nuestros, por el tema de escala que mencioné, pero evidentemente también hay que hacer un esfuerzo desde el sector privado.
¿ADIMRA tiene una estrategia definida para acercar a las empresas y las universidades?
Este centro tecnológico del que estamos hablando en Florencio Varela involucra a las universidades, a nosotros y al MINCYT. Si hablamos del centro tecnológico de Las Parejas, en Santa Fe, que vamos a hacer con el BID, también está relacionado con la universidad, con el Estado a través del INTI, con nosotros y la Municipalidad. Es una cuestión en la que hemos avanzado y debemos profundizarla.
¿Cómo ve el desempeño de las empresas del sector en cuanto a la sustitución de importaciones?
En casi todos los rubros hemos tenido resultados buenos. En algunos estamos un poco más flacos, a veces por falta de inversión de las grandes compañías. En el caso minero hubo un programa muy importante de sustitución de importaciones donde ha participado mucho nuestro sector. En el caso de petróleo y gas pasó lo mismo. YPF ha hecho esfuerzos en cuanto al desarrollo de proveedores. Lo mismo ha pasado en el área nuclear. Hubo muchas empresas que han trabajado en la finalización de Atucha II. Hoy estamos trabajando estrechamente con la gente de la CNEA para el proyecto CAREM 25, que va a tener una participación de la industria nacional cercana al 100 %. Nosotros hemos elaborado una serie de documentos donde tenemos alrededor de 120 empresas con las capacidades y las calificaciones en el área. Son esfuerzos muy costosos, que llevan su tiempo, especialmente cuando hablamos de tecnologías tan importantes.
El sector automotriz parece tener más problemas para avanzar en integración nacional…
Efectivamente. Muchas veces las casas matrices definen compras en determinados mercados en función de que las empresas que les están vendiendo pertenecen a su mismo grupo. Entonces se vuelven cuestiones difíciles de solucionar. Hay compañías que tienen como parámetro la incorporación de partes nacionales y así lo demuestran con integraciones que están en el orden del 40 por ciento. Otras son un poquito más desaprensivas en ese sentido y están con una participación de autopartes muy baja.
¿Cómo se encuentra hoy el sector metalúrgico?
Si hacemos un análisis de largo plazo, allá por principios de los años setenta era famosa la industria metalúrgica porque se la denominaba la «Patria metalúrgica». Después del proceso de desarrollo industrial del peronismo, cuando se fabricaron aviones, vagones de tren y demás fabricaciones importantes, comenzó un ciclo distinto en la Argentina en el que pasamos de 500.000 a 50.000 trabajadores metalúrgicos en 2001. En 2003, cuando comenzó el gobierno de Néstor Kirchner y el de Cristina Fernández después, empezó una nueva etapa para los sectores industriales. En nuestro caso específico llegamos a tener 300.000 trabajadores. En esto influyen una serie de medidas que se tomaron, como la limitación del comercio, la sustitución de importaciones, los créditos del Bicentenario para ayudar a tecnificarse, la política en materia de ciencia y tecnología y muchas cosas más.
06 ago 2015
Temas: ADIMRA, Capacitación, Industria metalúrgica, Metalmecánica, Sustitución de importaciones, UNAJ, UNSAM