El desarrollo comercial de investigaciones científicas suele estar plagado de dificultades. Santiago Sanguineti, de Inis Biotech, dialogó con Agencia TSS sobre esta transición en el sector biotecnológico argentino.
Agencia TSS – La importancia de que los desarrollos científicos y tecnológicos logren convertirse en productos comerciales que ayuden al desarrollo industrial del país es un ideal que enfrenta un camino en el que abundan las dificultades.
“Hay varias cosas que influyen para que el ecosistema en la Argentina no sea tan dinámico como en otros lugares. Una es que no hay una demanda muy fuerte de cosas novedosas por parte de la industria; por lo menos en el área de biotecnología, hay grandes empresas argentinas en el sector farmacéutico que lideran en venta, pero no tienen una política de investigación fuerte. Y tampoco hay una gran masa crítica de científicos”, dice Santiago Sanguineti, doctor en bioquímica y gerente general de Inis Biotech, una organización que se ocupa de asesorar y acompañar a los investigadores de la Fundación Instituto Leloir en la inserción en el mercado de sus hallazgos e invenciones.
Inis Biotech es la empresa que gerencia el Centro de Desarrollos Biotecnológicos (CeDeBio), la incubadora de negocios de la Fundación Instituto Leloir. Además, funciona como Unidad de Vinculación Tecnológica (UVT) con el CONICET y coordina el financiamiento desde el sector público. “Buscamos que el investigador principal siga siendo investigador, que quede asociado al emprendimiento pero que haya gente que lo gestione, y que él siga generando innovaciones”, aclara Sanguineti y comenta que desde la creación de este organismo, en el año 2006, ha logrado impulsar la creación de emprendimientos y desarrollos biotecnológico, así como el licenciamiento de patentes. Por el contrario, reconoce que, salvo contadas excepciones (entre las que menciona al Grupo Insud), “las empresas locales tienen sus propios investigadores pero no son muy innovadoras. Más que inversión, falta una decisión de innovación. El Estado puede invertir y empujar mucho, pero si el sector productivo no acompaña es muy difícil”.
Del mismo modo, el especialista advierte que “el Estado también tiene que dar condiciones de confianza y estabilidad para que el sector productivo decida invertir en investigación” y se pregunta si en verdad existen incentivos reales para la innovación, “en el sentido de que en Estados Unidos o Europa, por ejemplo, una empresa que no innova desaparece; pero acá no, porque venden productos genéricos y a países de baja regulación, y les resulta un buen mercado”.
De todos modos, Sanguineti destaca el potencial que tienen los desarrollos biotecnológicos locales, en particular en algunas áreas como la agropecuaria (en 2011, la empresa constituyó un consorcio con el INTA en el marco de la convocatoria EMPRETECNO). El especialista compartió su experiencia en Inis Biotech durante ETIF 2014, un congreso y exposición para la ciencia y tecnología farmacéutica, biotecnológica y veterinaria, donde los referentes de estos sectores se reunieron para presentar sus productos, conocer novedades y reflexionar sobre las próximas tendencias.
21 oct 2014
Temas: Biotecnología, Instituto Leloir, Patentes, Transferencia tecnológica