Cada cual atiende su juego

“Los científicos tienen que describir su trabajo a los tomadores de decisiones, de manera que puedan entender cuál es su valor”, sugiere el especialista norteamericano en biotecnología farmacéutica Robert Sindelar.

Vanina Lombardi  
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Agencia TSS – “Los gobiernos están haciendo grandes inversiones en investigación universitaria en todo el mundo, incluso aquí en la Argentina”, comenta Robert Sindelar para TSS durante un seminario de biotecnología farmacéutica organizado por el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), el Instituto Nacional de Tecnología Agraria (INTA) y la empresa INIS-Biotech, creada por los investigadores de la Fundación Instituto Leloir.

Durante el encuentro, que se desarrolló en el Museo Argentino de Ciencias Naturales Bernardino Rivadavia de Buenos Aires entre el 7 y el 15 de junio, y en teleconferencia con Uruguay, alrededor de 150 estudiantes, docentes, investigadores y profesionales vinculados al sector pudieron profundizar en temas como la medicina personalizada, el aporte de la investigación a los hospitales y las tendencias en el desarrollo de biofármacos y farmacogenómica, así como en las posibilidades de las aplicaciones genéticas en otro tipo de industrias como la agrícola-ganadera.

Todas estas temáticas han despertado gran interés en la audiencia, teniendo en cuenta que –según detalla la investigadora Sandra Pitta, coordinadora del seminario– solo la industria farmacéutica hoy alcanza un valor mundial estimado en 100 mil millones de dólares, mientras que una de cada cuatro drogas introducidas en el mercado es un biofármaco.

Uno de los conceptos principales que circuló durante las ponencias fue el de transferencia tecnología. “La clave es crear un modelo que sea útil para que alguien invierta y acepte el riesgo de desarrollar lo que un investigador ha descubierto en el laboratorio”, afirma Sindelar y aclara que, si bien en el pasado se creía que las compañías debían tomar ese riesgo, hoy se considera que este puede ser asumido por una multiplicidad de instituciones, ya sean públicas o privadas.

En este sentido, el especialista destaca que en la Argentina hay “muchas posibilidades”, ya que el gobierno considera que hay áreas científicas importantes en las cuáles está dispuesto a invertir, así como también hay empresarios que siempre están buscando buenas ideas: “Pueden hacer dinero copiando cosas que ya se han descubierto o ganar más aún si hacen algo novedoso e innovador”.

Con seis patentes en Estados Unidos, Sindelar es fundador del Centro para la Investigación y el Desarrollo de Drogas, un organismo modelo de vinculación y transferencia tecnológica de Canadá. Además, es miembro de la Academia Canadiense de Ciencias de la Salud y decano asociado de la Facultad de Medicina de la Universidad de British Columbia, entre otros cargos.

Durante el seminario, se refirió a distintos modelos de transferencia tecnológica en el mundo y resumió que el que promueve la Universidad de British Columbia se basa en tres pilares: desarrollar y proteger la propiedad intelectual, encontrar un mecanismo en el cual el inversor trabaje cerca del científico y buscar el modo de que los emprendimientos sean win-win (es decir, en el que todas las partes intervinientes ganen).

“Aquí me han dicho que el gobierno no hace que este tipo de cosas funcione de esa manera. Pero no estoy de acuerdo… los científicos tienen que describir su trabajo a los tomadores de decisiones, de manera que puedan entender cuál es su valor”, sugiere Sindelar y concluye: “Todos juegan un rol en esto, no puedes sentarte y esperar que el gobierno lo haga todo, pues ¿por qué debería hacerlo o por qué incluso debería entender de qué se trata?”.