Daniela Andrés: “La informática es transversal a todos los campos de estudio”

Andrés estudia los mecanismos de la estimulación cerebral profunda y su relación con la enfermedad de Parkinson. En su formación conviven la medicina y la computación. Desarrolla sus propias herramientas informáticas y fue una de las oradoras del Congreso Argentino de Ciencias de la Informática y Desarrollos de Investigación.

Por Nadia Luna  
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Agencia TSS – La informática es una disciplina que atraviesa distintas áreas como la salud, la educación, la economía y la industria. La primera edición del Congreso Argentino de Ciencias de la Informática y Desarrollos de Investigación (CACIDI) responde a este campo de acción cada vez más vasto y busca favorecer el intercambio de investigadores y estudiantes del país y la región. Organizado por la Escuela de Ciencia y Tecnología de la UNSAM, la Universidad CAECE y la Universidad Central de Chile, se realizó en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires del 30 de noviembre al 2 de diciembre pasado.

Una de las expositoras del CACIDI fue Daniela Andrés, investigadora de la UNSAM y el Instituto Fleni y docente de la carrera Ingeniería Biomédica. Andres –que es médica y también doctora en Ciencias Exactas– estudia los mecanismos de la estimulación cerebral profunda (DBS) con foco en la enfermedad de Parkinson. “Creo en la importancia de generar diálogo entre disciplinas. Cuando una disciplina cuenta con un problema, otra aporta una herramienta. Hay una riqueza en el diálogo (de donde muchas veces salen ideas y soluciones creativas), pero es necesario hacer el esfuerzo por comprender la dinámica y el lenguaje del otro”, dice Andres.

¿La informática es cada vez más transversal?

La informática es transversal a todos los campos de estudio. En mi caso, por lo general desarrollo mis propias herramientas informáticas. Si bien casi siempre son aplicaciones muy sencillas, lo interesante de desarrollarlas es que brindan la independencia y flexibilidad para obtener exactamente lo que se necesita.

¿En qué consiste la estimulación cerebral profunda?

Es la descarga de un impulso eléctrico sobre alguna estructura cerebral de manera crónica. Se implanta un electrodo en el cerebro del paciente para que envíe estímulos de manera continua. Ese electrodo queda conectado a un dispositivo estimulador, de una forma muy parecida a lo que ocurre con un marcapasos cardíaco, que se implanta de manera subcutánea por lo general en la región torácica.

«Todavía sabemos poco sobre cuáles son los mecanismos de acción específicos de la estimulación cerebral», dice Andres.

¿Cómo se aplica en la enfermedad de Parkinson?

En párkinson, la terapia de estimulación cerebral profunda es un tratamiento alternativo a la terapia farmacológica. Si bien en algunos países está aceptada desde el inicio de la enfermedad, en la Argentina suele ofrecerse en estados más avanzados. Es una terapia que puede ser muy efectiva para el control de los síntomas motores, en particular para un grupo de síntomas que aparecen como efectos adversos de la medicación con dopamina, conocidos como disquinesias. De todos modos, es necesario aclarar que la estimulación cerebral no está indicada en todos los pacientes y sus resultados pueden ser variables, dependiendo del caso. En casos bien seleccionados, el resultado puede ser muy bueno.

¿Para qué otras enfermedades se utiliza y para cuáles podría servir en un futuro?

Esta terapia se aplica mayormente para el grupo de patologías que se conoce como “movimientos anormales” o “trastornos del movimiento”. Es un grupo de enfermedades que tienen relación con el circuito de los ganglios basales, una serie de estructuras cerebrales profundas que están “en el medio” del cerebro: les decimos “subcorticales” porque están por debajo de la corteza cerebral. Algunas de las patologías que tienen que ver con el mal funcionamiento de este circuito y que se pueden tratar con DBS son las distonías, el síndrome de Tourette, el temblor esencial y la enfermedad de Parkinson. Estas son patologías para las cuales la estimulación cerebral actualmente se encuentra aceptada. También se está ensayando, en distintos lugares del mundo, la estimulación para el tratamiento de la depresión mayor, el trastorno obsesivo compulsivo, trastornos adictivos y algunos otros síndromes neuropsiquiátricos.

En sus estudios también aborda la implicancia práctica del código neuronal en la neurología clínica. ¿De qué se trata esta área y cómo se aplica?

Todavía sabemos poco sobre cuáles son los mecanismos de acción específicos de la estimulación cerebral. La idea de código neuronal puede ser un aporte, ya que las neuronas se comunican entre sí utilizando impulsos eléctricos, que se conocen como potenciales de acción. Estos impulsos generan un código de transmisión de la información del que se sabe poco. Esa información abarca el mundo que nos rodea, nuestras acciones motoras, nuestro estado de conciencia, la memoria y la toma de decisiones. En resumen, todas las funciones del sistema nervioso central. Si por medio de la estimulación cerebral profunda activamos las neuronas con impulsos eléctricos, de alguna manera estamos interviniendo en ese código neuronal de los ganglios basales, modificándolo y probablemente restaurando su funcionamiento normal. Así, por medio de este dispositivo estimulador, nos estaríamos comunicando con las neuronas del paciente. El problema radica en que todavía conocemos muy poco de este código de comunicación y ese es mi tema de trabajo.

¿Qué tan avanzada está este tipo de investigación en la Argentina?

En el país, la terapia de DBS se aplica en varios centros. En mi caso, trabajo en colaboración con el Grupo de Movimientos Anormales del Instituto Fleni, dirigido por Marcelo Merello. Si bien se trata de un campo con larga historia, todavía sabemos poco. Actualmente es un área muy activa, tanto en lo que tiene que ver con nuevos desarrollos tecnológicos como en ciencia básica. El objetivo es lograr comprender mejor los mecanismos de acción de la estimulación cerebral.

¿En qué líneas de investigación trabaja actualmente?

Estoy involucrada en tres líneas de trabajo: investigación clínica, investigación experimental y modelos computacionales. Las tres apuntan a comprender mejor la fisiopatología de los ganglios basales (cómo funciona este circuito, cómo se enferma y cómo puede tratarse) y mi foco está en la enfermedad de Parkinson. Cada una de estas líneas permite abordar distintos aspectos del problema y tratar distintas hipótesis. A largo plazo, el objetivo es comprender mejor los mecanismos de acción de la estimulación cerebral para poder proponer nuevas intervenciones terapéuticas y evaluar desarrollos tecnológicos relacionados con esta terapia.

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