Ondas cerebrales al comando

El desarrollo multidiscipliario de una silla de ruedas inteligente es impulsado por una empresa y una institución médica de Rosario. Responde a las órdenes del cerebro y favorece la autonomía de personas con dificultades para desplazarse.

Federico Rey  
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Agencia TSS – La empresa Interactive Dynamics y la Fundación Rosarina de Neuro-Rehabilitación desarrollaron en conjunto una silla de ruedas que se desplaza con las órdenes que emite el cerebro. Un equipo interdisciplinario trabajó en el desarrollo en este dispositivo que promete mejorar la calidad de vida de las personas con dificultades para desplazarse y que están imposibilitadas de usar una silla de ruedas estándar.

La idea surgió en 2012, cuando la empresa rosarina comenzó a trabajar en conjunto con la institución médica en la puesta en marcha de una silla de ruedas capaz de ser controlada y manejada mediante el empleo de una computadora que procesa las señales cerebrales.

El proyecto requirió de un equipo multidisciplinario: un neurólogo, una kinesióloga, un especialista en software y dos ingenieros fueron los responsables de un desarrollo que no tenía antecedentes en la Argentina. El desafío fue adaptar y transformar una silla de ruedas eléctrica ejecutada manualmente a una silla de ruedas controlada por el cerebro.

Para esto fue necesario contar con un dispositivo capaz de leer las ondas cerebrales. La solución fue provista por un casco interactivo que tiene la capacidad de registrar las señales bioeléctricas provenientes de la actividad cerebral. A través de 16 sensores, el casco transmite parte de esta información por señales inalámbricas a una computadora equipada con un software que decodifica las señales y activa los controles.

La tecnología utilizada es conocida por sus siglas en inglés como BCI, (siglas de interfaz cerebro-computadora, en inglés). La misma se basa en la adquisición de ondas cerebrales para luego ser procesadas e interpretadas por una computadora. En este caso, para combinar todas las opciones de mando que ofrece el producto, la empresa desarrolló especialmente un software que analiza la información que recoge el casco y el resto de los dispositivos para trasladarla al desplazamiento deseado. De esta manera, el pensamiento, emociones o sutiles movimientos se traducen en comandos que permiten ejecutar una acción.

La silla permite varias opciones de uso: “Es multicomando y puede ser piloteada, de forma simultánea, por los pensamientos (a través de los comandos cognitivos), por movimientos musculares faciales (guiños de ojos, moviendo la boca o cejas), por giros y movimientos de la cabeza (gracias a sensores giroscópicos) y por medio de reconocimiento de voz, con idioma configurable”, cuenta Juan Pablo Manson, responsable de Interactive Dynamics.

Además, posee sensores de detección de obstáculos adelante y atrás, que permiten aumentar el nivel de seguridad en el traslado, ya que se detiene automáticamente ante escalones u objetos que puedan golpear al usuario. También está provista de cinco comandos: adelante, atrás, derecha, izquierda y parada. Ante cada comando, la silla se desplaza en la dirección deseada por el conductor hasta que este decida terminar con el movimiento.

Para Manson, el emprendimiento significa una innovación relevante “porque casi no hay desarrollos en el mundo que superen la etapa de prototipo. De los proyectos que existen, pocos han salido del laboratorio. Si una investigación no trasciende los límites de los centros de investigación nunca se convierte en tecnología aplicada ni en innovación. En nuestro caso, hemos obtenido un producto en menos de dos años, algo que consideramos muy veloz para los tiempos que se manejan en este tipo de desarrollos aplicados a la salud”.

Tanto el casco, Emotiv Epoc (de la empresa australiana Emotiv, que comenzó vendiendo estos cascos como interfaz para videojuegos) como la silla Heartway Escape LX utilizada, son importadas de Estados Unidos “ya que lamentablemente ninguna de sus partes se fabrican en la región. Salvo la computadora portátil, que se ensambla en nuestro país, el resto se produce en el exterior. Otro ejemplo es la electrónica, que proviene de Asia por una cuestión de costos y escala”, comenta Manson.

slider soft

Si bien la producción es a pedido, dada la baja demanda que existe, desde la empresa confían en la calidad del producto y en su capacidad para competir con las sillas desarrolladas actualmente: “El precio ronda los 10.000 dólares, que es un costo muy accesible comparado con soluciones que se comercializan en el exterior. Si bien la calidad lograda con la primera versión del producto es muy buena y robusta, seguiremos trabajando en una mejora continua, sobre todo porque se trata de un producto que debe ser sólido y seguro, ya que los usuarios son personas con dificultades severas. Esto debe aportar una mejora en la calidad de vida y no transformarse en un nuevo obstáculo a sobrellevar”.

Alguna de esas mejoras previstas tienen que ver con la incorporación de sensores de profundidad (en tres dimensiones) y un nuevo software de navegación para conocer mejor el entorno espacial donde se encuentra la silla, para así automatizar una serie de decisiones a la hora de movilizarse por pasillos, traspasar puertas y esquivar obstáculos.


28 oct 2013

Temas: Bioingeniería, Pymes, Rosario, Salud, Software