En las elecciones porteñas se usará la boleta única electrónica ya utilizada en Salta. Una auditoría de la UBA considera que el sistema cumple con los requisitos, pero señala errores y pone énfasis en la capacitación de autoridades y fiscales.
Se presentó el segundo informe de auditoría del voto electrónico que hizo el Departamento de Computación de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires (FCEyN-UBA), en el que se pueden ver algunas debilidades que tiene el sistema de la empresa Magic Software (MSA). Este sistema –que se utilizó recientemente en las elecciones provinciales en Salta y que durante las PASO en esa misma provincia dieron lugar a denuncias por fraude- es el que se usará en las próximas elecciones de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, el próximo 5 de julio. La implementación, según el sitio oficial del GCBA, “no pretende reemplazar las ventajas del voto tradicional, sino complementarlas con tecnología de avanzada, buscando disminuir el fraude electoral, fortalecer integralmente el proceso electoral y agilizarlo, tanto al momento de efectuar el voto, como así también en su escrutinio”.
El documento de auditoría está firmado con fecha 1° de junio por Claudio Enrique Righetti, profesor del Departamento de Computación de la FCEyN-UBA, quien también es jefe de Seguridad de Redes en Cablevisión.
El sistema consta de una máquina sin memoria ni conexión a Internet a la que el votante debe dirigirse para efectuar su voto, que imprime boletas con la elección realizada y al mismo momento la graba en un chip de radiofrecuencia (RFID) dentro de la misma. Cuando el proceso electoral termina, la autoridades pasan estas boletas la máquina y para realizar el escrutinio leyendo los chips de las boletas y transmite la información al centro de cómputos vía Internet. Este sistema ha sido denominado como Boleta Única Electrónica (BUE) en su aplicación en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, pese a que en otros lugares, como Salta, la misma empresa lo ha ofrecido como voto electrónico. Esta diferencia de denominación cobra importancia y llevó a una demanda –que fue desestimada- por parte de la Unión Cívica Radical (UCR), ya que que para implementar un sistema de voto electrónico la Legislatura porteña debía aprobarlo como ley, mientras que este paso no fue considerado necesario para la incorporación de la BUE.
En el informe de la UBA se incluyen algunos errores en el sistema o situaciones que podrían llegar a plantear problemas a la hora de la elección, si bien aclaran que el mismo cumple con los requisitos para ser usado en el acto eleccionario. Uno de los aspectos resaltados es el escaso tiempo –de apenas unos segundos- que se brinda al votante para que verifique que el voto que se guardó en el chip coincide con el impreso en la boleta.
También se han encontrado errores que pueden generar problemas en la etapa de escrutinio: “Al finalizar el recuento de votos, la indicación en la pantalla dice: ´Presione imprimir para obtener el Acta de Cierre de Mesa´, sin embargo, no hay ningún botón de ‘imprimir’ en esa pantalla”. Se espera que estos errores sean corregidos en la versión final del software que se usará dentro de un mes.
“Los defectos en la documentación representan un punto débil a observar en el software que dificulta no sólo la auditabilidad del mismo, sino también el mantenimiento y la evolución”, señala el informe al aclarar que la documentación que MSA puso a disposición no es suficiente.
“Los principales auditores de los comicios siguen siendo tanto los fiscales de las agrupaciones políticas, como los mismos electores”, indican. Por lo tanto, la capacitación de autoridades de mesa y la intervención de los diversos partidos políticos será clave. Y se agrega: “El presidente de mesa debe también velar por la ausencia de elementos extraños al acto eleccionario en la mesa. Los fiscales no deberían tener elementos más allá de los indispensables para cumplir con su tarea y, si bien pueden tener un teléfono celular, no deberían estar usándolo todo el tiempo ni hacer actividades extrañas con el mismo”.
Asimismo, la auditoría hace mención a que “nadie que no sea el elector debe tocar la BUE una vez impresa”. Esto se debe a que el chip de RFID incorporado en la boleta puede ser leído si se le acercase un lector de radiofrecuencia, como un celular, y esto no podrá ser advertido por el votante que verá violado el secreto de su voto.
El informe sugiere que “cuando el elector se acerque a la mesa se le recomiende, si es que no lo ha hecho, que se dirija a la máquina de capacitación con la que debería contar el establecimiento con el fin de capacitarse”. Pero si se llevase a cabo esta metodología con todos los electores, podrían generarse retrasos en el acto eleccionario.
Al terminar el proceso electoral de cada mesa, la información se transmite por Internet y ante eventuales problemas de conectividad del edificio se puede “habilitar manualmente un centro para enviar la información mediante la lectura del código QR impreso en el Certificado de Transmisión, utilizando un teléfono celular con cámara y una aplicación desarrollada ad hoc por la empresa”, detalla el informe, que advierte sobre las necesidad de capacitación y control: “La única forma de asegurar la confiabilidad de los comicios con este sistema es, al igual que en el sistema tradicional de boletas preimpresas con sobres, que las autoridades de los comicios sepan los procedimientos que deben seguir y lo hagan”.
03 jun 2015
Temas: Auditoría, Ciudad de Buenos Aires, Elecciones, MSA, Voto electrónico