Funcionarios, especialistas en sistemas electorales y expertos en informática desfilaron por el Congreso para discutir la implementación del voto electrónico a nivel nacional a partir de 2017. Fuertes críticas al proyecto del Poder Ejecutivo.
AgenciaTSS – Los funcionarios lo defendieron, los diputados lo cuestionaron y los especialistas lo criticaron. Hubo excepciones que escaparon a esta generalización, pero el hilo conductor de la discusión que tuvo lugar en el edificio Anexo del Congreso Nacional pasó por los riesgos que implica el uso del voto electrónico. Incluso, varios de los que se manifestaron a favor de la iniciativa advirtieron sobre la inviabilidad de su implementación, frente a los plazos y requerimientos planteados en el proyecto de reforma electoral presentado por el Poder Ejecutivo.
La jornada del jueves 4 de agosto, a la que asistió TSS, tuvo dos instancias diferentes. En la primera, que comenzó al mediodía y a sala llena, los ministros de Interior y Modernización de la Nación, Rogelio Frigerio y Andrés Ibarra, junto con el secretario de Asuntos Políticos de la cartera de Interior, Adrián Pérez, presentaron el proyecto ante las comisiones de Asuntos Constitucionales, Justicia y Presupuesto de la Cámara de Diputados.
La segunda parte se desarrolló por la tarde y se extendió durante más de cuatro horas, en una audiencia en la que más de 20 especialistas invitados a propuesta de los distintos bloques expusieron sobre diversos aspectos del proyecto. Si bien la propuesta de reforma es amplia—incluye cambios en las PASO y en la elección del vicepresidente, que también fueron objeto de críticas—, la mayoría de las presentaciones y de los debates giraron alrededor del uso de voto electrónico en las próximas elecciones nacionales.
“La gente quiere un cambio”
“Gran parte del desafío es incorporar más tecnología en el proceso electoral”, dijo Frigerio al comienzo de su exposición. “Queremos que en 2017 se vote con más confianza y seguridad de que no se van a robar una boleta”, argumentó con respecto a la necesidad de pasar a un sistema de voto electrónico que justificó en “la percepción de que la gente quiere un cambio”.
El ministro del Interior dijo que cuentan con solo un año para implementar el cambio tecnológico y capacitar a la ciudadanía –en realidad, menos porque antes la ley debe ser discutida, aprobada y reglamentada– y mencionó los “antecedentes exitosos de Salta y de la Ciudad de Buenos Aires con el uso de la boleta única electrónica (BUE)”.
En una situación que se repitió varias veces, Frigerio advirtió: “Lo que estamos proponiendo no es un sistema de voto electrónico, sino un sistema de boleta electrónica”. Lo mismo sostuvo el Gobierno porteño para evitar aprobar una ley en la Legislatura, pese a que la mayoría de los especialistas —y hasta la misma folletería de la empresa MSA, proveedora de la tecnología usada en Salta y Buenos Aires—coinciden en que se trata de voto electrónico.
A Frigerio le siguieron Ibarra y Pérez. El titular del Ministerio de Modernización sostuvo que el objetivo del proyecto “es incorporar transparencia en el proceso electoral” y agregó: “Si Dios quiere, lo iremos implementando de cara al año que viene”. Y agregó que, actualmente, están “mirando distintas alternativas en todo el mundo, desde voto por Internet hasta sistemas mixtos, para elegir el mejor sistema posible”.
Con respecto a las características del sistema, Ibarra buscó tomar distancia de quienes señalan a MSA como el gran candidato a quedarse con el negocio— algunas especificaciones en el proyecto lo sugieren, así como los cortos plazos en que debería implementarse—y sostuvo que “es indispensable que no sea un sistema llave en mano, sino uno en el que podamos comprar el software y el hardware, en el que las pantallas sean amigables, que el equipamiento sea durable y que posteriormente se pueda usar en las escuelas o en organismos públicos”.
Con ese fin, Ibarra señaló que decidieron “conformar una comisión específica, en la que participarán los ministerios del Interior, de Modernización y la Oficina Anticorrupción para iniciar un proceso de prepliego con un órgano consultivo de expertos abierto para recibir una devolución de las especificaciones técnicas que se vayan definiendo”. “Después de este proceso, pondremos a disposición el pliego”, agregó el ministro de Modernización.
Pérez, por su parte, apuntó a los beneficios de la boleta única electrónica. “Da exactitud, mientras que la carga manual tiene errores. También nos da agilidad porque tenemos que quitar la incertidumbre de tener que esperar tantas horas. Y da equidad porque pone en pie de igualdad a los partidos que no tienen un gran aparato político”. Frente a las críticas a los sistemas de voto electrónico, el secretario de Asuntos Políticos sostuvo que, “en caso de mal funcionamiento, se abren todas las urnas y se cuenta manualmente. Lo que vale es el voto en papel”.
Las preguntas de los legisladores presentes hicieron foco en la ausencia de debate sobre otras alternativas a la boleta partidaria, como la boleta única impresa, que es el sistema más utilizado en el mundo y que en la Argentina se usa, con diversos matices, en las provincias de Santa Fe y Córdoba. Eso fue mencionado por la diputada Myriam Bregman (PTS), quien criticó el hecho de que ya se esté hablando de un pliego de licitación sin una ley aprobada.
“Parece que el negocio millonario se hace primero y el sistema democrático viene después”, dijo Bregman con respecto a que Frigerio sostuvo que, para impulsar este proyecto, decidieron postergar otras iniciativas de reforma política, como el financiamiento de los partidos y la separación del Ejecutivo del control del proceso electoral.
Néstor Pitrola (PO) se refirió al proyecto como “un golpe a la democracia, en el que se busca colocar en manos privadas el acto electoral”, mientras que Héctor Recalde y Juan Cabandié (FPV) criticaron el proyecto por considerarlo “inoportuno, cuando hay otras prioridades que demanda la población”. Cabandié sostuvo que “hay que desmitificar que incorporar tecnología es igual a transparencia” y citó el caso de Joaquín Sorianello —presente en la audiencia—, recientemente sobreseído en una causa que se le inició por haber detectado y denunciado fallas en el sistema de MSA.
La diputada y presidenta del partido GEN, Margarita Stolbizer, también se mostró crítica: “Uno cree en las buenas intenciones, pero tienen que venir acompañadas de garantías y sabemos que es un sistema que tiene fallas”.
Si bien fueron menos, hubo legisladores que se manifestaron a favor de usar voto electrónico. Uno de ellos fue Pablo Kosiner (FPV), uno de los impulsores del sistema en Salta, quien elogió la experiencia en esa provincia y definió al sistema utilizado como “algo excepcional en el mundo”. Además, resaltó que “no hubo muchas impugnaciones ni tuvimos fraude”. Sin embargo, advirtió sobre los plazos: “El apuro puede minar la confianza. No recomendamos llegar al 100 % de implementación si las condiciones no están dadas”.
De BUE a Corea
El panel de especialistas de la segunda parte —en la que dos tercios de las sillas de la sala quedaron vacías— consistió en una seguidilla de breves exposiciones casi sin pausa. Aquí se dio la particularidad de que la mayoría de las exposiciones favorables al proyecto se dieron al principio, como las de Teresa Ovejero (secretaria del Tribunal Electoral de Salta), Luis Lozano (Tribunal Superior de Justicia porteño), Ana María Mustapic (Universidad Torcuato Di Tella) y Julia Pomares (CIPPEC), entre otras.
En esta parte, sorprendió la mención de Ovejero al hecho de que “la Universidad Nacional de Salta hace una auditoría previa del software en lugar cerrado para evitar que algún CD caiga en manos inescrupulosas”, como si las amenazas a un sistema informático se restringieran a un soporte físico.
Tanto Ovejero como Pomares, así como el extitular de la Dirección Nacional Electoral, Alejandro Tullio, coincidieron en que los plazos planteados en el proyecto son muy cortos.
Lozano ponderó la experiencia en la Ciudad de Buenos Aires y dijo: “Pese a las críticas y denuncias que se dieron a conocer, nadie nos trajo una sola que pudiéramos comprobar”. Posteriormente, recordó que “se contrató a un equipo de la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad de Buenos Aires para relevar las debilidades del sistema (de MSA) y resultaron menos que las de la boleta en papel”. Sin embargo, esa auditoría fue muy criticada por especialistas en seguridad informática.
La abogada y especialista en sistemas electorales Delia Ferreira criticó a Lozano porque “señaló en una sentencia que el sistema usado en Buenos Aires no era voto electrónico y ahora ha dicho que lo es”. Y se preguntó: “¿Qué hay detrás de la decisión de adoptar este sistema? El argumento es que es rápido y moderno. El problema con esto último es que la mayoría de los países considerados desarrollados y modernos no utilizan estos sistemas. Algo deben estar haciendo bien los países que tienen mucho más tecnología y usan boleta en papel”. Sobre la rapidez, Ferreira sostuvo que en Córdoba (donde se usó boleta única en papel) los plazos para el escrutinio fueron similares a los de las últimas elecciones porteñas.
“También se usa boleta en papel en Corea del Sur”, alertó Ferreira y les preguntó a los legisladores presentes si habían pedido informes sobre el convenio que estableció el Ministerio de Modernización con ese país para el desarrollo de software y la provisión de máquinas de votación.“Lo que hay que definir es si acá tenemos un problema de extranjerización del proceso electoral y confío en que el Congreso será quien determine el sistema a utilizar”.
Entre los especialistas informáticos que expusieron las debilidades del sistema utilizado en Salta y Buenos Aires, y del voto electrónico en general, el doctor en informática y auditor de software Alfredo Ortega sostuvo que “las tres condiciones que exige un sistema de voto electrónico son auditabilidad, resistencia al fraude y secreto, y no se garantizan en este sistema, lo cual lo hace muy vulnerable”. Y agregó: “A partir de mi experiencia como auditor, puedo asegurar que es imposible encontrar todas las vulnerabilidades. Y un sistema de voto no tolera fallas, porque una falla permite un error en la elección; se elige a otra persona y no se puede volver atrás”.
Ortega mencionó una de las fallas que encontró en el sistema de MSA —que permitía asignarle más de un voto a una persona en una misma boleta— y advirtió que los ataques más efectivos son los que no se pueden detectar. Para ejemplificar estos riesgos mostró un pen drive con bases de datos que contenían información sobre legisladores y personal del Congreso, a las que había podido ingresar a través de la invitación a la audiencia que se le había enviado por correo electrónico. Tras descubrir la falla de seguridad, el especialista alertó a los responsables para que solucionasen el problema.
“Sabía que esas cosas generan un efecto. Varios legisladores vinieron a hablarme y al otro día tuvimos otra reunión con algunos diputados en particular”, le dijo a TSS días después. Y agregó: “Algunos me preguntaban por qué íbamos a hablar al Congreso, qué interés teníamos. Pero es como un médico que sale a hablar cuando alguien dice que hay que prohibir las vacunas. ¿Cómo no voy a dar la cara cuando se propone algo que no conviene hacer? A mucha gente le encanta todo lo que sea rápido, pero tiende a olvidarse de los riesgos”.
Ortega no es optimista con respecto al futuro si se implementa un sistema de este tipo: “Esto puede funcionar en el corto plazo, pero hasta que alguien se dé cuenta de que hay formas de vulnerar el programa, de amenazar a gente para que vote lo que ellos quieren o de poder saber a quién votan. Hay gente que vive de esto y le van a encontrar la vuelta a la boleta electrónica”.
09 ago 2016
Temas: Computación, Elecciones, Seguridad informática, Sistema electoral, Software, Voto electrónico