El herbicida dicamba, uno de los más utilizados en el país, es mucho más tóxico que otros como el glifosato y el 2,4D. En anfibios puede generar cambios hormonales, lesiones celulares y de los tejidos hepáticos. Así lo demuestra una investigación reciente realizada por investigadores de la Universidad Nacional del Litoral y el CONICET.