Pasar el invierno nuclear

La suspensión de la construcción de la central Atucha III pone en riesgo el empleo de 2400 trabajadores y el futuro de la planta de agua pesada en Neuquén. Profesionales del Instituto Balseiro iban a formar técnicos, pero los cursos no se iniciaron.

Matías Alonso  
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Agencia TSS Desde el Ministerio de Energía y Minería de la Nación se anunció que la construcción de la central nuclear Atucha III se suspenderá por este año y podría comenzar recién a principios de 2017. La obra cuenta con financiamiento acordado con el gobierno chino, pero la Argentina quiere renegociar las condiciones del contrato.

La decisión dejaría sin empleo a 2400 trabajadores de la construcción y afectaría a los programas de formación de recursos humanos del Instituto Balseiro. Además, provocó la renuncia de los directores de Nucleoeléctrica Argentina Sociedad Anónima, la empresa estatal encargada de construir la central, debido a los recortes presupuestarios que se aplicaron desde el Ministerio de Energía para obras complementarias. Sin embargo, la renuncia de Norma Boero, presidenta de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), no fue aceptada y deberá seguir en el directorio de Nucleoeléctrica mientras mantenga su cargo en la CNEA.

Hoy, 31 de marzo, se darán de baja todos los contratos de trabajadores dedicados a la construcción de Atucha III. Julio González, secretario general de la Unión Obrera de la Construcción (UOCRA) Seccional Zárate, le dijo a TSS que “cuando finalizó Atucha II (en 2014) se inició un plan de mitigación para contener a los trabajadores que se capacitaron en el proyecto, teniendo presente que era firme el proyecto de la construcción de la tercera y cuarta planta nuclear”.

Algunos trabajadores ya recibieron telegramas de despido, mientras que el sindicato está pidiendo que el Ministerio de Trabajo dicte la conciliación obligatoria que suspendería estos telegramas, así como la finalización de los contratos que terminan en marzo, hasta que se llegue a un acuerdo. Según González, “todos dicen querer revertir la situación, porque nadie quiere la pérdida del empleo de 2400 trabajadores. Entonces, estamos pidiendo que se llegue a una negociación, a un acuerdo para que los trabajadores puedan ver que hay voluntad política, por el impacto social que van a tener las decisiones tomadas hasta el momento. No queremos que los trabajadores sean las variables de ajuste o que carguen con los problemas de los demás”.

La paralización de Atucha III dejaría sin empleo a 2400 trabajadores de la construcción.

Hay siete empresas dedicadas a diferentes obras dentro del proyecto: Vialco, Posiva, Desacor, Interacero, Basoero, DHN e Indigo Argentina. El intendente de Zárate, Osvaldo Caffaro (del Frente para la Victoria), propuso que una gran parte de la coparticipación que debía recibir el municipio sea usada para comprar materiales para Nucleoeléctrica y así seguir las obras del plan de mitigación y evitar la alta tasa de desempleo que sufriría el municipio durante este año, hasta que se inicien las obras.

La suspensión de Atucha III también repercute en la Planta Industrial de Agua Pesada (PIAP) de Neuquén, que trabajaba en la elaboración de 600 toneladas de agua pesada para ese reactor. Los más de 500 trabajadores que tiene la planta comenzaron medidas de fuerza durante marzo por las demoras en los pagos de los salarios y el temor a perder las fuentes laborales.

La formación de recursos, sin comienzo

Oscar Fernández, director del Instituto Balseiro (IB), le dijo a TSS que “en agosto del año pasado, en la celebración por los 60 años del IB, vino José Luis Antúnez (presidente de Nucleoeléctrica) y su plana mayor de ingenieros. Nos habló de la necesidad imperiosa de contar con cuadros técnicos altamente capacitados y nos pedían reorientar un poco la formación de la gente hacia las necesidades de la cuarta y la quinta central nuclear”.

Desde el IB se había acordado con Nucleoeléctrica la creación de una especialización para técnicos en instalaciones nucleares. Debería haber empezado a principios de marzo en las localidades de Zárate o Campana y estaba previsto que fuese una especialización intensiva de un año en colegios secundarios, con docentes formados en el Balseiro. “Los procesos de formación de recursos humanos llevan años. Si la construcción de la planta tiene un retraso, igual podríamos seguir con la planificación que teníamos, pero no recibí notificación alguna de las nuevas autoridades en ese sentido”, dice Fernández, que por estos días decidió dejar su cargo de director en el IB.

“Dentro de un plan uno puede ver si hay avances, retrocesos o cómo va la cosa. Cuando hay que andar pidiendo por favor que se cumplan los compromisos y explicar por qué algo es necesario para el país, estamos en problemas”, dice Fernández. “Cuando uno ve despidos masivos de gente y un día te dicen que van a hacer algo y al otro día lo posponen por un año, se hace muy difícil trabajar y tengo mis serias dudas de que efectivamente comiencen las obras de Atucha III”, concluye.