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Investigadores del CONICET y la Universidad Nacional de La Plata desarrollaron una planta de tratamiento para agua con arsénico sencilla de operar y de bajo costo. Ahora buscan ajustar detalles para instalarla en la localidad de Pipinas y buscan transferir la tecnología a quienes deseen replicar el modelo.

Por Nadia Luna  
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Agencia TSS – El arsénico es un metaloide que puede encontrarse como un contaminante natural en cursos de agua y napas de agua subterránea. Gran parte proviene de la disolución de minerales vinculados con erupciones volcánicas y actividad hidrotermal. En la Argentina, una región con alto contenido de arsénico es la llanura Chaco-Pampeana, que abarca 10 millones de kilómetros cuadrados y a unos cuatro millones de habitantes.

En la provincia de Buenos Aires, se estima que el 87 % del territorio tiene presencia de este elemento. La ingesta prolongada de agua con elevado contenido de arsénico puede causar hidroarsenicismo crónico regional endémico (HACRE), una enfermedad de larga evolución que en su etapa más avanzada puede producir cáncer de piel u otros órganos.

Para aportar una solución a esta problemática, investigadores de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) y el CONICET desarrollaron una planta para tratamiento de agua con arsénico sencilla de operar y de bajo costo que podría descontaminar 20.000 litros por día. Planean instalarla en la localidad bonaerense de Pipinas y apuntan a realizar la transferencia tecnológica a quienes deseen replicar el modelo en otros lugares.

“Una ventaja de esta técnica es que los componentes son de bajo costo. Está basada en el uso de hierro cero-valente, cuyo principal insumo es la virulana –lana de hierro-, algo muy barato y fácil de conseguir. Además, permite alcanzar valores más bajos de concentración de arsénico que otra técnica que hoy se utiliza, la de remoción por sales de hierro”, explicó a TSS la doctora en Ingeniería Eliana Berardozzi, integrante del equipo de investigación.

Mediciones en la planta de tratamiento de agua en Verónica. Foto: UNLP.

Aparte de la técnica de sales de hierro, otra tecnología que se usa actualmente para purificacióndel agua, aunque no es específica para arsénico, es la ósmosis inversa, que remueve casi todos los compuestos del agua. “Esta técnica es muy usada en todo el mundo pero tiene algunas desventajas, como el alto porcentaje de rechazo del agua, es decir, que se desperdicia una fracción muy grande. También, que si es operada por gente no capacitada, no resulta sustentable a largo plazo porque comienza a tener problemas técnicos que no son fáciles de resolver”, señala Berardozzi.

El desarrollo de los investigadores platenses comenzó en el año 2006 con proyectos a escala de laboratorio. En 2013, tras optimizar la técnica, comenzaron con las pruebas a escala piloto. Primero, dentro de la facultad y, posteriormente, fueron llevando los prototipos a diversas ciudades que tenían agua contaminada con arsénico. El dispositivo está compuesto principalmente por columnas y cañerías de PVC, tanques domiciliarios de agua y filtros comerciales de arena.

Tatiana Arturi y Eliana Berardozzi, ingenieras de la UNLP y el CONICET involucradas en el proyecto de la planta de tratamiento de arsénico. Foto: UNLP.

El proceso de remoción de arsénico es continuo y se puede dividir en tres etapas. En primer lugar, el agua que está en un tanque elevado baja hacia un sistema de cuatro columnas rellenas con hierro cero-valente. El oxígeno del agua reacciona al hierro y genera distintas especies de hierro, solubles e insolubles. En la segunda etapa, el agua sale con partículas de hierro soluble, que al oxidarse forman distintos hidróxidos de hierro, que son los que absorberán el arsénico. Por último, se remueve el hierro insoluble y el agua tratada queda apta para consumo.

El financiamiento de la investigación, en sus diversas etapas, provino de la UNLP, el CONICET, la Secretaría de Políticas Universitarias del Ministerio de Educación de la Nación, y de la Cooperativa Eléctrica de Pipinas.El prototipo actual se encuentra en la localidad de Verónica, donde los investigadores están optimizando detalles para su posterior instalación en una cooperativa de Pipinas, perteneciente a la Federación de Cooperativas de Agua Potable y Saneamiento de la Provincia de Buenos Aires (FEDECAP).

“Estamos realizando pruebas de campo con una planta que fue diseñada para tratar hasta 20.000 litros de agua por día pero que por ahora está funcionando con 10.000. Esperamos que la instalación en Pipinas pueda concretarse en la segunda mitad del año. Al mismo tiempo, queremos ver qué otros contaminantes se podrían remover con esta planta. Una vez que tengamos el diseño final, quedaremos a disposición para transferir la tecnología a quienes la quieran replicar”, finaliza Berardozzi.

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