Medicamento inhalable para la fibrosis quística

En la Universidad Nacional del Sur desarrollan un inhalador de polvo seco para tratamientos de personas con fibrosis quística. Se trata de una tecnología de fácil administración que los investigadores buscarán transferir a la Red de Producción Pública de Medicamentos para facilitar el acceso a los remedios para esta enfermedad, que suelen ser de alto costo.

Por Vanina Lombardi  
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Agencia TSS – La fibrosis quística es una de las enfermedades hereditarias y crónicas potencialmente letal más frecuente; provoca el deterioro progresivo del tejido de distintos órganos, como los pulmones, el páncreas y el hígado, y suele generar dificultades respiratorias e infecciones recurrentes. En la Argentina, según la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria (AAMR) se detecta en uno de cada 6700 nacidos y afecta a una de cada 40 personas, que son portadoras sanas.

Desde el año 2020, las personas afectadas por esta enfermedad están protegidas por la Ley 27.552, que busca garantizar el abordaje integral de los pacientes, ya sean niños o adultos, bajo el Programa de Enfermedad Poco Frecuente, que incluye el acceso a los servicios de salud, prevención, rehabilitación y tratamientos necesarios, que suelen ser de alto costo, lo que dificulta el acceso y la adherencia a las terapias.

Para promover la disponibilidad de medicamentos para atender a esta enfermedad, un grupo de científicos y técnicos de la Universidad Nacional del Sur (UNS) desarrolla una plataforma de medicamentos inhalables que pueda ser transferida a la red de Producción Pública de Medicamentos (PPM). “Vamos a producir un prototipo con una tecnología conocida como inhalador de polvo seco, que ya se utiliza en otras partes del mundo pero su uso es de los menos frecuentes en el país”, afirma la investigadora del CONICET Nazareth Ceschan, a cargo de la dirección técnica de este proyecto, y agrega que los métodos más utilizados en el país son los de nebulización o en aerosol, tipo puff.

En los dispositivos que están diseñando, “el polvo seco del antibiótico está contenido en una especie de cápsula de gelatina rígida que se inserta en el inhalador, que tiene un sistema de agujas que rompen la cápsula al ser inhalada. Al terminar su ciclo de uso, el inhalador puede ser descartado, sin riesgo de contaminación”, dice Ceschan.

Una de las ventajas de los inhaladores secos es que permiten que el medicamento, que en este caso es uno de los antibióticos más utilizados para el tratamiento de la fibrosis quística, ingrese más directamente hacia los pulmones, evitando que se distribuya por todo el cuerpo. Además, esta tecnología es más fácil de utilizar y promueve la adherencia a los tratamientos, ya que –a diferencia de los nebulizadores, que deben ser correctamente desinfectados e higienizados luego de cada uso–, los inhaladores de polvo seco no necesitan ser higienizados y cuando se termina su contenido, pueden ser descartados sin ningún tipo de tratamiento especial.

“Hay que tener en cuenta que los pacientes con fibrosis quística tienen los pulmones con mucha carga microbiana y se contaminan también los nebulizadores, por eso hay que limpiarlos muy bien”, advierte Ceschan, que es doctora en Ciencia y Tecnología de los Materiales y se especializó en este campo mientras cursaba su doctorado en la Universidad de Texas, en Austin, Estados Unidos.

El equipo de investigación está compuesto por alrededor de 20 especialistas ligados a la Planta Piloto de Ingeniería Química (PLAPLIQUI) de la UNS/CONICET.

En los dispositivos que están diseñando, “el polvo seco del antibiótico está contenido en una especie de cápsula de gelatina rígida que se inserta en el inhalador, que tiene un sistema de agujas que rompen la cápsula al ser inhalada. Al terminar su ciclo de uso, el inhalador puede ser descartado, sin riesgo de contaminación”, aclara la especialista y subraya que el foco está puesto en que los pacientes puedan acceder y sostener los tratamientos, ya que la expectativa de vida de una persona con fibrosis quística en la Argentina es 20 años menor a la de países con mayores niveles de acceso a medicamentos.

Para avanzar en el desarrollo de este medicamento genérico, el equipo de investigación –compuesto por alrededor de 20 especialistas ligados a la Planta Piloto de Ingeniería Química (PLAPLIQUI) de la UNS/CONICET (entre investigadores, técnicos, personal de apoyo, becarios e incluso alumnos de distintas disciplinas, como farmacia y medicina)- obtuvieron un financiamiento por 20 millones de pesos del FONARSEC, de la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación (Agencia I+D+i), a través de la convocatoria “Proyectos Estratégicos en Producción Pública de Medicamentos”.

Con esos fondos prevén trabajar durante tres años, no solo en la elaboración del prototipo, sino también en la capacitación a laboratorios públicos interesados a los cuales se espera transferir esta tecnología, tanto para la producción de los dispositivos como para los controles de calidad necesarios durante el proceso. “El diferencial tecnológico está en lograr los inhaladores, así como que la red de producción pública de medicamentos se fortalezca en tecnologías que hoy no se desarrollan en la Argentina”, destaca Ceschan, y agrega que ya hay dos laboratorios que cuentan con experiencia en la fabricación de antibióticos y están interesados en esta tecnología, que es “bastante nueva y representaría un diferencial tecnológico importante” para quienes tomen la iniciativa de producirlos.


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