Investigadores del CONICET y de la Universidad Nacional de La Plata trabajan en la elaboración de una sustancia antimicrobiana a partir de la obtención de nanopartículas de plata producidas con residuos de la yerba mate. Podría aplicarse en telas y pinturas para hospitales y jardines de infantes.
Agencia TSS – El mate es un compañero incondicional de millones de argentinos. Está presente a toda hora, en situaciones diversas y en todas las estaciones del año. Es símbolo de la tradición gauchesca de fines del siglo XIX pero nunca pasó de moda. El Instituto Nacional de Yerba Mate estima que en el país se producen unas 250.000 toneladas por año, por lo que grandes cantidades de residuos de yerba mate se desechan cada día.
Investigadores del Centro de Investigación y Desarrollo en Ciencias Aplicadas “Dr. Jorge J. Ronco” (CINDECA), perteneciente al CONICET y a la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), buscan aprovechar este residuo abundante para elaborar una sustancia antimicrobiana.
A partir de la yerba mate es posible producir nanopartículas de plata, que tienen una acción antimicrobiana. El objetivo final es incorporar la sustancia en telas y pinturas para su aplicación en lugares donde es fundamental prevenir el contagio por microorganismos, como hospitales, centros de salud y jardines de infantes.
“La novedad del trabajo es que se está usando un residuo de origen vegetal. Si bien hay investigaciones sobre la obtención de nanopartículas de plata a partir de hojas de té o granos de café, en este caso se reutiliza un residuo del cual se producen toneladas por año, por lo que no es necesario usar un producto alimenticio”, explicó a TSS Romina Arreche, becaria posdoctoral del CONICET que trabajó en el proyecto bajo la dirección de la investigadora Patricia Vázquez.
Otra ventaja de esta sustancia es que permitiría disminuir o reemplazar el uso de pesticidas elaborados con compuestos organoclorados, perjudiciales para el medioambiente y la salud. “La plata es un metal que tiene menor toxicidad que otros compuestos, una gran capacidad de inhibición a partir del uso de pequeñas cantidades y un amplio espectro de acción sobre bacterias, hongos y virus”, indicó Arreche.
La investigadora pertenece a un grupo de investigación que trabaja en el área de química verde. La premisa es no generar residuos a partir de la elaboración de productos y tratar de reutilizar los desechos existentes. El trabajo surgió mientras Arreche realizaba una estadía posdoctoral en el Laboratorio Nacional de Nanotecnología del Centro Nacional de Alta Tecnología (LANOTEC, CENAT) de Costa Rica. Allí, el equipo con el que trabajaba estaba estudiando la obtención de nanopartículas de plata a partir de hojas de menta.
La yerba mate tiene compuestos activos antioxidantes, antimicrobianos y diuréticos, que en el área de química se conocen como polifenoles o xantinas. Esos compuestos permanecen en la yerba aún después de ser utilizada para la infusión del mate. Más allá de las propiedades antimicrobianas de la yerba, Arreche aclara que, en el caso de la sustancia elaborada por ellos, la acción antimicrobiana proviene de la plata, mientras que la yerba mate se utiliza como extracto para sintetizar partículas de plata que miden apenas entre 5 y 50 nanómetros. “La yerba mate aporta grupos funcionales antioxidantes capaces de reducir el tamaño de la plata. Cuanto más pequeñas son las partículas, mayor es la capacidad antimicrobiana”, explicó la investigadora.
En los ensayos de laboratorio, los científicos simularon una ronda de cebada de mate y extrajeron una sustancia líquida que pusieron en contacto con sal de plata. El resultado de esa interacción es la formación de nanopartículas de plata, que quedan dispersas en un extracto líquido que puede usarse para impregnar una tela o una pintura. Tras un proceso de evaporación, el agua se evapora y las nanopartículas quedan adheridas a la tela o disueltas en la pintura.
Hasta el momento, los investigadores comprobaron su actividad antimicrobiana en ensayos con dos bacterias muy conocidas por su mala reputación: Escherichia coli, que posee cepas nocivas para la salud, y Staphylococcus aureus, productora de diversas infecciones en la piel. “Los resultados fueron alentadores porque se trabajó a temperatura ambiente y en solo 24 horas obtuvimos una concentración de nanopartículas estables”, afirmó Arreche. “El próximo objetivo sería aplicar la sustancia en telas para uso sanitario o pinturas para instituciones hospitalarias, para posteriormente volver a probar la actividad antimicrobiana, ya que al introducirla en una matriz distinta los resultados pueden variar”, indicó.
09 ago 2018
Temas: Alimentos, CINDECA, Microbios, Nanotecnología, Química, Residuos, UNLP, Yerba mate