«Las Pymes innovan más de lo que se cree”

Un relevamiento sobre las necesidades tecnológicas de las pequeñas y medianas empresas del noroeste del conurbano bonaerense reveló que más de la mitad de las observadas realiza actividades de innovación.

Vanina Lombardi  
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Agencia TSS – “Las Pymes innovan más de lo que se cree”, sintetiza Alberto Briozzo, director Provincial de Innovación del Ministerio de la Producción, Ciencia y Tecnología de la provincia de Buenos Aires, en base a los datos recolectados en un relevamiento de necesidades tecnológicas en 150 Pymes del norte y el noroeste del conurbano bonaerense, de donde se desprende que la mayoría de las empresas consultadas hace algún tipo de innovación, ya sea sobre productos, procesos o comercialización.

Para medir el nivel de innovación, los evaluadores tuvieron en cuenta un concepto schumpeteriano del término, tal como lo definió Peter Drucker: “La innovación no depende de las fuerzas misteriosas de la creatividad o de la genialidad, sino de una búsqueda sistemática de oportunidades que subyacen a la actividad económica”.

Para el relevamiento, según explica Briozzo -que fue coordinador de la Secretaría de Industria de la Nación entre 2003 y 2007-, decidieron hacer entrevistas personales con los dueños y directores de las empresas, así como visitar las plantas de producción. “Los empresarios no se ven a sí mismos como innovadores, sino que tienen un problema y lo resuelven; para ellos es algo natural”, comenta el especialista y recuerda el caso de una empresa metalmecánica entrevistada, cuyo dueño diseñó personalmente una remachadora que le facilita el trabajo diario: “Eso también es innovación, pero no lo ve nadie. Es lo que algunos denominan innovación invisible, que es aquella que sólo se ve cuando uno va a la empresa”.

“La innovación no depende de las fuerzas misteriosas de la creatividad o de la genialidad, sino de una búsqueda sistemática
de oportunidades que subyacen a la actividad económica” definió Peter Drucker.

La mayoría de las empresas consultadas son Pymes, ya que un tercio de ellas tiene hasta 50 empleados y factura hasta 50 millones de pesos. Más del 60 por ciento demostró innovación sobre productos, es decir, que realizan distintos tipos de modificaciones o creaciones sobre ellos. La innovación en procesos de comercialización resultó menor, con apenas de un 20 por ciento. En este último caso, Briozzo destacó a una Pyme que ofrece servicios de colocación de mallas antigranizo en todo el país. En cuanto a la innovación en maquinarias, se produce de dos maneras: por un lado, a través de la adaptación de equipamientos importados y, por otro, en el diseño de los equipos.

Con respecto al origen de las innovaciones, en general surgen de los departamentos técnicos de las Pymes ya que, tal como se desprende del relevamiento, la mayoría de las Pymes no tiene departamento de I+D (menos del 20 por ciento los posee), ni interactúan con instituciones del públicas (es decir, que no acceden a créditos ni a otros programas de facilidades existentes). Por el contrario, dos tercios de las Pymes entrevistadas afirmaron tener oficinas técnicas, a cargo de ingenieros o diseñadores industriales.

La mayoría de las Pymes no tiene departamento de I+D ni interactúa con instituciones públicas.

Además, el estudio reveló la aplicación de lo que se denomina “ingeniería inversa”, como otro modo de innovación. “La mitad de las empresas anda por el mundo mirando y copiando ideas. Dos tercios hace vigilancia tecnológica y están mirando el estado del arte en su sector”, comenta Briozzo y considera que este proceso también está impulsado por un cambio generacional que se está produciendo en las Pymes. “Hay empresas que están en proceso de profesionalización, por lo que están saliendo de la etapa del dueño con una única persona que gerencia la firma”, dice.

Del mismo modo, el especialista -que fue diputado nacional entre 1999 y 2003-, menciona la importancia de la aparición de nuevos emprendedores que están modificando el rumbo de las pequeñas empresas nacionales. “Hay muchas personas que trabajaban en grandes compañías, que en estos últimos 10 años se fueron para fundar sus propias empresas. Suelen tener alrededor de 40 años y manejan otro concepto productivo. Saben que el mundo cambió, que hoy primero se vende y después se produce lo que se vendió. Tienen otra cabeza, están mirando el mercado, los países limítrofes y algunos miran al mundo; miran qué es necesario, qué hace falta y después producen eso”, concluye.