Hidrógeno en movimiento

Un encuentro virtual sobre los desafíos y el potencial de la producción de energía a partir del hidrógeno reunió a especialistas y a los ministros de Ciencia, Ambiente y Economía de la Argentina. Qué posibilidades tiene el país de insertarse en esta cadena de valor, cuáles son las tecnologías de producción y su rol en la descarbonización de la matriz energética.

Por Matías Alonso  
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Agencia TSS – En el camino hacia la descarbonización para evitar la profundización del cambio climático, el hidrógeno aparece como una de las fuentes potenciales para transitar este camino. Dos alternativas avanzan de manera sostenida tanto desde lo tecnológico como desde el impulso de las políticas públicas. Una está relacionada con la electromovilidad, mediante el uso de baterías y motores eléctricos que se pueden usar en automóviles y transporte público de cercanía. La otra alternativa es la utilización de hidrógeno en medios de transporte que necesitan llevar cargas pesadas y largas distancias, como camiones, barcos y trenes.

El hidrógeno se puede usar mediante la conversión de motores diesel o para la generación de electricidad en pilas de combustible. Para generarlo hay dos técnicas principales: el hidrógeno llamado azul, que se obtiene a partir del gas natural. Aunque libera dióxido de carbono, éste puede ser capturado en origen y utilizado para otros procesos industriales. A la vez, su uso en reemplazo de combustibles fósiles evita la generación de óxidos de nitrógeno y de azufre que usualmente se emiten. La otra técnica se basa en lo que se conoce como hidrógeno verde, que se obtiene por medio de electrólisis a partir de energía eléctrica proveniente de energías renovables.

La Argentina está avanzando en iniciativas que permitan ingresar de forma temprana en el proceso de industrialización de esta cadena de valor. En el marco de estas actividades, el pasado miércoles 30 de junio el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación (MINCYT) realizó el encuentro virtual “El potencial y los desafíos científico-tecnológicos para el desarrollo de la cadena de valor del H2 en la Argentina”. Allí expusieron diversos especialistas y los ministros de Ciencia, Ambiente y Economía, en lo que también fue una demostración del compromiso de las autoridades con la apuesta por el hidrógeno como fuente de energía.

El hidrógeno se puede usar mediante la conversión de motores diesel o para la generación de electricidad en pilas de combustible.

La directora de Cooperación Internacional del Instituto Fraunhofer de Alemania, Ulrike Fuchs, expuso sobre la posibilidad de utilizar hidrógeno como fuente de almacenamiento para las redes de energía, lo que permitiría aumentar la proporción de energías de fuentes renovables y la optimización del uso de la red, ya que las líneas de alta tensión deben diseñarse para transmitir toda la energía potencial, aunque pocas veces se llegue al máximo.

Con este sistema, se podría regular la cantidad de energía transmitida y así ahorrar mucho en la construcción de líneas de alta tensión. En nuestro país están trabajando con el Gobierno de la provincia de Río Negro para analizar la potencialidad de generar hidrógeno allí. También interviene en estas iniciaticas la empresa estatal Y-TEC, a través del consorcio H2ar, para impulsar colaboraciones científico-tecnológicas en caso de que sea necesario. Santiago Sacerdote, gerente general de Y-TEC, mencionó que el consorcio H2ar está formado por 43 empresas que tienen interés en producir hidrógeno para su descarbonización o para la venta.

Durante el encuentro se señaló que se busca crear un marco normativo y generar indicadores tecnológicos para identificar las oportunidades para el país. También se mostraron estudios que demuestran que se puede inyectar hidrógeno en las redes de gas natural, adonde se recomienda llegar hasta un 9%, para utilizar especialmente en los meses de mayor consumo.

El uso de hidrógeno permitiría descarbonizar la matriz energética de la Argentina, ya que se espera que haya barreras ambientales para acceder a mercados internacionales.

Daniel Schteingart, director del Centro de Estudios para la Producción, explicó durante su exposición que, desde el Ministerio de Desarrollo Productivo, van a promover el desarrollo de proveedores para la cadena de valor del hidrógeno con el objetivo de dar sostenibilidad macroeconómica que permita crear puestos de trabajo de calidad, actividades de alto valor agregado e incentivar exportaciones.

Consultado por TSS sobre las posibilidades de la Argentina en este sector, Schteingart dijo: “La Argentina cuenta con capital humano para los servicios de ingeniería que involucran a todas las fases de la cadena: producción, transformación y compresión, transporte y exportación o abastecimiento local, y tradición industrial en sectores vinculados al gas y GNC, equiparable en muchos aspectos al hidrógeno, y equipos para el sector de energías renovables. Al ser una industria capital intensiva, la competitividad de nuestros proveedores va a depender del capital humano».

También dijo que, para el año 2050, la Argentina podría exportar hidrógeno por 15.000 millones de dólares, cifra equivalente a lo que exportó en 2020 en el complejo sojero. En simultáneo, esto permitiría descarbonizar la matriz energética de la Argentina, ya que se espera que haya barreras ambientales para acceder a mercados internacionales. Claro que, para alcanzar estos objetivos, el país necesitaría un flujo de inversiones de 100.000 millones de dólares para desarrollar la industria de aquí al 2050.

Schteingart le dijo a TSS: “Sin duda, el acceso al financiamiento puede ser un escollo, pero no por el sector del hidrógeno en sí, sino por las restricciones generales que enfrentamos. En este sentido, si proyectamos a futuro a partir de lo que ocurrió con el sector energías renovables, podemos pensar que el acompañamiento de entidades crediticias o fondos multilaterales y soberanos pueden apuntalar la necesidad de financiamiento para desarrollar proyectos. Por otro lado, como ocurre en muchos sectores, una vez que comienza a crecer el mercado y se verifica que hay condiciones propicias para el desarrollo de la actividad, y aquí las tenemos, se empieza a marcar un camino por el cual mejora la percepción, mejora y aumenta la voluntad de invertir en el país”.

Desde el INTI, Paula Prados habló sobre los desarrollos tecnológicos que están llevando a cabo en  electrolización y en el desarrollo de la normativa sobre el almacenamiento y transporte de hidrógeno, ya que es uno de los puntos más dificiles de tratar, ya que su baja densidad energética obliga a almacenarlo con presiones muy altas, el triple que el GNC de los automóviles.

Roberto Salvarezza, titular del MINCYT, se refirió al trabajo que realiza esa cartera en la identificación de las demandas y las oportunidades para agregar ciencia y tecnología a la cadena de valor del hidrógeno, así como en la búsqueda de algún proyecto insignia que permita demostrarle a las empresas las posibilidades que ofrece esta fuente de energía.

“La sostenibilidad ambiental va a determinar la estabilidad macroeconómica en la Argentina y es algo sobre lo que se va a tener que trabajar muy fuerte en las próximas décadas”, sostuvo Martín Guzmán, titular del Ministerio de Economía. “¿Quién va a financiar la transformación productiva en los años que se vienen en un mundo que va a penalizar a aquellos que dañen el ambiente?”, se preguntó el ministro de Economía.

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