De buena madera

Investigadores del INTA en Montecarlo, Misiones, y una empresa agroforestal desarrollaron una especie híbrida de pino que permite obtener una madera de mayor calidad y resistencia a las heladas y vientos, además de ahorrar costos de importación.

Vanina Lombardi  
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Agencia TSS – Un equipo de investigadores del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) en Montecarlo, al norte de Misiones, desarrolló un pino híbrido al que denominaron Híbrido F1 INTA-Pindó, del cual se puede obtener una madera de calidad mejorada destinada a la industria de muebles.

“Hasta hace unos años, la Argentina importaba semillas de este tipo desde Australia, pero el elevado costo y la dificultad para conseguir semillas F2 de este híbrido hizo que el INTA generase un programa para obtenerlo de manera local, a partir de parentales mejorados para nuestra región”, dice a TSS el ingeniero Ector Belaber, a cargo del Módulo de Mejoramiento Genético del INTA, que lleva adelante junto con la ingeniera María Elena Gauchat.

El especialista explica que este híbrido combina cualidades deseables de las dos especies: la de la madre (Pinus elliottii var. Elliottii), por un lado, que aporta resistencia a las heladas, mayor rectitud de fuste (es decir, la rectitud del tronco desde la base hasta la parte superior), más resistencia a vientos y adaptación a sitios pocos drenados (zonas bajas en las que se acumula el agua); y la del padre (Pinus caribaea var. Hondurensis), por otro, que hace que este híbrido tenga un mejor crecimiento y una estructura de copa conformada por ramas delgadas y cortas.

“Estas características, sumadas a que la copa de este híbrido deja pasar más luz que la de sus parentales –explica Belaber-, hacen que esta entidad genética sea muy utilizada en los sistemas silvopastoriles”, que son aquellos que involucran la presencia de árboles que interactúan con forrajeras y animales bajo un sistema de manejo integral.

Para lograr este híbrido, los investigadores utilizaron la técnica de cruzamiento controlado, mediante la cual se transfiere polen de una flora a otra de manera artificial. Para ello, se aíslan las flores femeninas antes que éstas estén receptivas y posteriormente se las fecunda con polen de padres seleccionados (elegidos por el programa de mejora del INTA).

“Existen varias técnicas de aislación y polinización; en nuestro caso la aislación se realiza con bolsas armadas con tripas celulósicas y la polinización con jeringas y agujas hipodérmicas”, aclara Belaber y destaca que, además, están tratando de obtener un protocolo que les permita obtener clones (que serían patentados), mediante una técnica denominada embriogénesis somática de embriones inmaduros. “Se cultivan embriones inmaduros provenientes de las familias más productivas y se identifican los mejores materiales que después, por esta misma técnica y en conjunto con la macro propagación, podrían ser reproducidos en forma masiva”, explica el especialista.

El proyecto se inició en 2003 y un año después el INTA estableció un convenio de vinculación tecnológica con Pindó, una empresa agroforestal ubicada en la localidad de Puerto Esperanza, al norte de la provincia de Misiones, para que el proceso de desarrollo fuese más rápido y menos costoso. “En INTA teníamos muy pocos individuos selectos del parental Pinus caribaea var. Hondurensis y Pindó era la única empresa que contaba con una gran superficie forestada con este material y con selecciones de individuos con gran potencial para la hibridación”, dice Belaber. Cada año, la demanda es mayor y eso nos permitió aumentar nuestra producción”, destaca el ingeniero Luis Bóveda, encargado del vivero de Pindó, el único que actualmente está autorizado a producir plantas madre. Según el directivo, “la expectativa es aumentar las ventas en otras provincias, como Corrientes y Entre Ríos”.