Profesionales y estudiantes de la Universidad de La Plata, junto a alumnos de escuelas técnicas, reacondicionan computadoras en desuso para establecimientos de educación especial. Ya entregaron más de 200 máquinas.
Agencia TSS – ¿Qué haría si su computadora deja de funcionar y lo único que anda es un desabrido procesador de texto? Para muchos, se tratará de chatarra que terminará sus días juntando polvo en un rincón de la casa o desechada en un basural común a pesar de sus componentes tóxicos. Para otros, en cambio, esa máquina podrá representar un importante escalón hacia el desarrollo cognitivo; la posibilidad de comunicarse con sus seres queridos; la satisfacción de un nuevo logro alcanzado.
En 2007, en la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), empezó a conformarse un grupo multidisciplinario de profesionales que creó el UNITEC LATE, Laboratorio de Asistencia Técnica a Establecimientos de Educación Especial (EEE). Desde entonces, junto a alumnos de la UNLP y de escuelas técnicas de la zona, se encargan de reacondicionar las computadoras en desuso donadas a los EEE y adaptarlas a las necesidades particulares de cada escuela a través de la incorporación de software libre desarrollado en otro laboratorio de la UNLP, el UNITEC LabTIC. Así, ya llevan más de 200 computadoras entregadas a establecimientos de La Plata y del resto del país.
En la Argentina, alrededor de un 60 por ciento de la basura electrónica es descartada en basurales o se acumula en hogares, y no llega al dos por ciento el material electrónico reutilizado por organizaciones con fines sociales. Además, el ciclo de vida de los aparatos electrónicos tiende a reducirse. Una computadora se vuelve obsoleta en menos de tres años, mientras que un celular queda “viejo” en apenas uno. Se estima que, en el mundo, se descartan 100 millones de celulares y 17 millones de computadoras por año.
La cantidad de basura electrónica podría reducirse considerablemente si se tiene en cuenta que el 25 por ciento de los componentes de una computadora son recuperables y el 67 por ciento son reciclables (como plástico, aluminio y cobre, entre otros materiales). En tanto, al restante ocho por ciento lo conforman aquellos que son potencialmente tóxicos (como plomo, mercurio y cadmio), por lo que deben ser desechados de forma segura. De esta manera, la iniciativa del UNITEC LATE apunta a colaborar con el manejo de la basura electrónica y a revalorizar esos aparatos desechados como herramientas para la inclusión de personas con discapacidad.
“En una escuela había una alumna que no prestaba atención y no quería ni agarrar un lápiz. Cuando vio la computadora que llevamos le encantó, aunque solamente tenía un procesador de texto con letras grandes. Entonces, la fonoaudióloga la llevó al gabinete y empezó a enseñarle. Cuatro horas después terminó escribiendo su nombre en la computadora”, cuenta entusiasmada a TSS la magíster en ingeniería biomédica María Cristina Cordero, coordinadora del UNITEC LATE, junto a los ingenieros Flavio Ferrari y Mónica González.
La donación de las máquinas se realiza a las escuelas, que posteriormente se contactan con UNITEC LATE para su reacondicionamiento. “Cuando llegan donaciones se cargan los datos en una base de datos, para que podamos hacer el seguimiento del estado de cada una. Si la máquina funciona, pasa a otro sector donde se limpia y se depuran los programas. Luego, los alumnos de la Facultad de Informática y de las escuelas técnicas cargan los programas elegidos especialmente por nuestros asesores”, describe Cordero. Entre los asesores se cuentan especialistas en ciencias de la educación, psicólogos, docentes de las escuelas especiales y diseñadores gráficos, quienes armaron una batería de programas específicos que se instalan en todas las máquinas.
Si bien la difusión de la iniciativa es principalmente de boca en boca, el UNITE LATE ha recibido pedidos de escuelas de zonas alejadas a La Plata, como Añatuya (Santiago del Estero), Puerto Piray (Misiones) y Clorinda (Formosa), y han respondido a todos ellos. Sin embargo, como cada vez son más, Cordero propone que toda institución interesada en replicar la iniciativa se comunique vía correo electrónico a [email protected] o a [email protected], de manera de “generar redes” para cubrir un mayor rango de demanda.
22 ene 2014
Temas: Basura electrónica, Discapacidad, Ingeniería, Universidades