Confianza en las vacunas: Alta pero en baja

El Índice de Confianza y Acceso a las Vacunas 2021, elaborado por la Fundación Bunge y Born, arrojó que, si bien el nivel de confianza de la población argentina sigue siendo alto, hubo un descenso por segundo año consecutivo. Recomiendan mejorar no solo la confianza, sino también garantizar el acceso igualitario a la vacunación.

Por Nadia Luna  
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Agencia TSS – La confianza de la población argentina en las vacunas sigue siendo alta pero bajó con respecto a los últimos dos años. Así, mientras en 2019 el nivel de confianza era de 93,7 (en una escala del 0 al 100) y, en 2020, de 86,9, el año pasado el número disminuyó a un 85,5. Este es uno de los principales resultados del Índice de Confianza y Acceso a Vacunas (ICAV) 2021, que presentó este jueves la Fundación Bunge y Born. El ICAV fue creado con la idea de evaluar la confianza de la población en las vacunas, así como también relevar posibles barreras de acceso a la vacunación.

El estudio se llevó a cabo entre noviembre y diciembre de 202,1y se realizó sobre 7.054 casos representativos de todas las regiones del país y de los distintos grupos etarios. El objetivo del trabajo es aportar datos que posibiliten mejoras en el diseño de estrategias y programas de inmunización, que cobraron especial relevancia tras la llegada de la pandemia de COVID-19.

“El ICAV se inició mucho antes del devenir de esta pandemia. Empezamos con este índice en 2018 y lanzamos los primeros resultados en 2019 porque el plan nacional de vacunas siempre nos ha interesado dentro de la agenda de salud que tenemos en la Fundación”, dijo Gerardo della Paolera, director ejecutivo de Bunge y Born, durante la presentación del informe, realizada de forma virtual.

A continuación, Brenda Walter, coordinadora Senior de Proyectos, señaló que un punto de partida para la creación del índice fue que, en 2019, la Organización Mundial de la Salud (OMS)  declaró a la reticencia hacia las vacunas como una de las principales amenazas para la salud mundial. “Este proyecto trata de explicar las posibles causas que llevan, en algunos casos, a una cobertura subóptima de ciertas vacunas. Nuestro compromiso es realizar la medición todos los años”, aseguró.

La presentación de los resultados estuvo a cargo de Guadalupe Nogués, doctora en Ciencias Biológicas y una de las expertas que participó en el proyecto. El índice de confianza en las vacunas del año pasado es del 85,5. Esto representa una disminución del 1,6% con respecto a 2020 y del 8,8% en comparación con 2019. “La del último año no es una gran caída pero ya veníamos de una caída grande del 2019 al 2020. De todos modos, podemos concluir que, aunque viene disminuyendo, la confianza sigue siendo alta”, señaló Nogués.

Dentro del índice general, el estudio analizó también diversas variables. Las tres principales fueron: seguridad, efectividad e importancia. En este sentido, un 88,5% de las personas encuestadas piensa que las vacunas son efectivas; un 89,1% las define como importantes para los niños; y un 88% considera que son seguras. Por otra parte, los especialistas analizaron cómo fue variando la confianza según cada grupo etario.

“En 2019, la confianza en las vacunas, a grandes rasgos, aumentaba con la edad. En 2020, el primer año de pandemia, esto cambió drásticamente. La confianza bajó en todos los casos pero fue más pronunciada en los grupos de mayor edad. En tanto, en 2021, en los grupos de menor edad la tendencia a la baja en la confianza continúa pero, en los grupos de mayor edad, esa tendencia se revirtió”, explicó Nogués.

A su vez, los resultados fueron desagregados según región del país. La que mostró una mayor confianza en las vacunas fue la región Centro, con un índice del 87,2, y la que arrojó un menor porcentaje de confianza fue el NEA, con un 82,6. Al respecto, el magíster en Estadística matemática, Tomás Olego, otro de los expertos que participó en el estudio, explicó: “Hay cierta diferencia estadística entre las regiones del país pero no es claro que haya una región cuyo comportamiento continúa a la baja en el tiempo, a diferencia de las demás. Cuando uno pone en una balanza la evolución temporal y la variación regional, la que es más fuerte para explicar los cambios es la evolución temporal. Hay que ver qué pasa en los próximos años”.

Con respecto al índice de acceso, se analizaron cuatro dimensiones: el tipo de centro de salud al que asiste la persona, la distancia y costo de traslado, éxito o fracaso de la vacunación, y, si no hubo vacunación, cuáles fueron las causas. El índice de acceso 2021 es de 76,4, alcanzando valores similares a los de 2019 (76,6), y revirtiendo así la caída observada en 2020, cuando el índice de acceso fue de solo el 39,5. Algunas razones posibles de esa disminución drástica, según un informe del Ministerio de Salud mencionado durante la presentación, tuvieron que ver con el confinamiento estricto (sobre todo durante el ASPO), la readaptación de los servicios de vacunación al contexto de pandemia, una disminución de la demanda de la población por las vacunas y el temor de individuos sanos de contraer COVID-19 en los centros de vacunación.

En el estudio, también hubo preguntas específicas respecto a las vacunas contra COVID-19. En este punto, observaron que, mientras que en 2020 el 72% afirmó que estaría dispuesto a vacunarse cuando hubiera vacunas, en 2021 el porcentaje de personas que declaró haberse vacunado efectivamente con al menos una dosis fue del 92%. En tanto, entre quienes no lo hicieron, se distinguieron tres grupos. Un 4,6% dijo que planeaba vacunarse más adelante, un 1,6% expresó dudas sobre si hacerlo o no y un 1,9% declaró que no se quería vacunar.

“Las personas que se vacunaron son también las que manifestaron más confianza en las vacunas en general. Pero, entre los no vacunados, hay distintos perfiles. Los dos primeros grupos (los que se vacunarían más adelante y los que dudan) expresaron una confianza medianamente alta. Pero los que indicaron que no se quieren vacunar, tienen una confianza en las vacunas extremadamente baja, de solo un 20,3”, apuntó Nogués.

Finalmente, el documento termina con algunas recomendaciones. Entre ellas, los expertos sugieren que es importante realizar mejoras a nivel estructural para garantizar la equidad en el acceso a las vacunas. A su vez, mencionan que hay que poner especial atención en el 6% que aún no se vacunó pero que tampoco las rechaza, ya que con una comunicación adecuada pueden ser persuadidos para hacerlo. “En términos globales, hay una confianza alta en las vacunas. Por supuesto, podría ser mayor. Por eso, nos preocupa lograr mejorar la confianza pero también el acceso, porque son dos caras de la misma moneda”, finalizó Nogués.

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