Con el calor del sol

Investigadores de la Universidad Nacional de La Plata desarrollaron un secadero solar de fabricación local para deshidratar frutas y verduras, que brinda una solución eficiente para productores rurales y pequeñas industrias.

Nadia Luna  
__

Agencia TSS – El proceso de secado o deshidratación de frutas y verduras influye de manera decisiva en la calidad del producto final. Si se secan de manera natural, a través de la exposición directa a los rayos solares, su sabor, color y valor nutritivo pueden verse perjudicados e incluso pueden llegar a pudrirse. Algunos productores recurren, entonces, a secaderos solares, que son dispositivos que funcionan de manera similar a un invernadero, ya que concentran el calor proveniente del sol y disecan los alimentos más rápido y más eficientemente que de manera natural.

Con la idea de brindar mejores tecnologías a los productores y pequeñas industrias o cooperativas que deseen apostar a su fabricación, investigadores del Laboratorio de Óptica, Calibraciones y Ensayos (LOCE), de la Facultad de Ciencias Astronómicas y Geofísicas de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), desarrollaron un secadero solar que conserva en gran medida las propiedades nutritivas y organolépticas –las que pueden ser percibidas por los sentidos– de frutas y verduras. El primer equipo fue destinado al Centro de Educación Agrícola de la provincia de Catamarca, donde se utiliza para secar diversos productos, evaluar su funcionamiento y capacitar a nuevos usuarios.

“Hay una necesidad muy grande de estos equipos en lugares aislados, como la zona de valles de Catamarca, donde algunas cooperativas tenían problemas para lograr el secado de estos alimentos en tiempo y forma para luego entregarlos a los mercados regionales. Pero sucede lo mismo en otros lugares muy diversos, como en el cinturón hortícola de la ciudad de La Plata, en Buenos Aires, y en los valles de Río Negro y Neuquén”, explica a TSS Luis Martorelli, director del LOCE, y destaca: “Es un orgullo que sea un desarrollo propio. Todos los materiales que usamos, como vidrio, chapa, hierro y acero inoxidable, se consiguen en el mercado local”.

El equipo, de unos tres metros de alto, está compuesto por dos partes: un colector y una cámara de secado. El colector se encarga de concentrar la radiación solar y calentar el aire que luego circula por la cámara de secado para extraer la humedad del alimento. De esa manera, los rayos solares no impactan directamente en la fruta o verdura, sino que el proceso de secado es indirecto. Posee una estructura de chapa protegida con vidrio que tiene una forma convexa, es decir, con inclinación hacia el suelo. Cuando el aire se calienta, hasta 60 o 70 grados, se eleva y llega hasta el recipiente dispuesto en la parte superior del equipo, donde se encuentran los productos para secar.

El proceso de secado o deshidratación de frutas y verduras influye de manera decisiva en la calidad del producto final.

Actualmente, los investigadores están trabajando en dos prototipos más: uno que busca mejorar el actual, a partir de las observaciones realizadas en el que se encuentra en funcionamiento; y otro que será de alta concentración solar. “A diferencia del prototipo que hicimos, con vidrio plano, el de alta concentración va a tener un vidrio curvo, con lo que se obtienen varias ventajas. La temperatura lograda es mayor, el calentamiento del aire es mucho más rápido y el flujo de aire caliente es más violento hacia la zona superior, donde se colocan las hortalizas y frutas”, explica Martorelli.

El científico llama la atención sobre la necesidad de contar con buenas mediciones de la radiación solar en cada zona del país como factor clave para desarrollar cualquier emprendimiento en el rubro, desde un secadero hasta la instalación de una planta de energía solar. “La Argentina tiene muy malas mediciones de radiación solar. La información satelital provee datos de radiación global, pero no de la radiación directa. El Grupo de Estudios de la Radiación Solar (GERSolar), de la Universidad Nacional de Luján, ha elaborado el mapa solar de la Argentina con datos de diversas partes del país, pero ellos plantean que hace falta contar con estaciones de medición directa en todo el territorio para lograr un panorama completo”, indica.

Martorelli también remarca la conveniencia de apostar al desarrollo de equipos de generación de energía solar térmica, antes que de energía solar fotovoltaica. “La nanotecnología necesaria para fabricar paneles solares es muy costosa, por eso no se fabrican acá y se terminan comprando a China. Además, algo que no suele decirse es que la construcción de un panel solar requiere más energía eléctrica que la que entrega después. De la radiación que llega, se transforma en energía eléctrica alrededor de un 15 % con paneles solares, mientras que con la tecnología de concentración térmica se obtiene hasta un 30 %”, asegura.